Las medidas preventivas y de gestión integral de plagas no siempre logran un éxito total. Si finalmente hay una plaga en las plantas y vamos a combatirla, necesitamos conocer cuáles son nuestras armas. La siguiente lista recorre los pesticidas más frecuentemente utilizados en el cultivo ecológico del cannabis.
La trilogía ecológica
El aceite de nim, las piretrinas y el jabón potásico son, en mi opinión, el arsenal básico del cultivador ecológico. Son tres productos muy poco tóxicos, que combaten la mayoría de las plagas y que resultan bastante efectivos, sobre todo como tratamientos preventivos para evitar la aparición de problemas graves.
Nim. El aceite de nim se obtiene de las semillas del árbol de nim (Azadirachta indica), una especie originaria de India y Birmania. Es un aceite que contiene una alta proporción de azadiractina, un compuesto insecticida muy potente. Una de las particularidades más interesantes del nim es que es un insecticida sistémico, es decir, si se aplica en el riego penetra en el interior de las plantas por las raíces y se reparte por todos sus tejidos, lo que consigue una gran protección frente a cualquier plaga que muerda las hojas o chupe la savia. Aún siendo uno de los pocos insecticidas ecológicos sistémicos, la verdad es que su efectividad no es igual en todas las especies y sobre todo tipo de plagas. En general, el efecto sistémico es más efectivo contra los insectos mordedores que contra los chupadores, mientras que fumigándolo sobre la parte aérea (hojas y ramas) se logra mayor efectividad contra chupadores.
No es un insecticida de contacto que mata a las plagas cuando las toca, sus efectos son más sutiles y afectan al sistema hormonal de los insectos. Una vez consumen el nim pierden el apetito y dejan de comer y de reproducirse en pocas horas, pero es normal que no se mueran hasta pasados unos días. Además del efecto tóxico sobre las plagas, el nim también actúa como repelente: como a los bichos no les gusta su olor, se mantienen alejados de las plantas fumigadas. En mi opinión, la mejor aplicación del aceite de nim es como preventivo; fumigándolo una vez por semana desde el nacimiento de las plantas les aportamos una protección extra que mantiene a las plagas alejadas. El nim es bastante efectivo contra trips, minadores, pulgones y moscas blancas, pero también tiene algunas propiedades fungicidas de protección frente a los hongos. Es verdad que cuando los cogollos son gruesos y densos la protección es limitada, ya que, aunque se fumigue, el principio activo no penetra hasta el interior de los cogollos.
Es un aceite sin toxicidad para los humanos, de hecho, en India se usa a menudo para tratar los parásitos intestinales en personas. La dosis recomendada es de 1 a 2 ml por litro de agua, tanto para aplicación en el riego como en fumigación.
Otra ventaja añadida del nim es que no afecta a los insectos beneficiosos, ya que, como estos no se alimentan de la planta, no se intoxican. En cualquier caso, siempre es recomendable fumigarlo al atardecer, cuando ya no hay tantos insectos beneficiosos activos para evitar mojarlos con nim por error.
La mejor aplicación del aceite de nim es como preventivo, fumigándolo una vez por semana.
Piretrinas. Es un compuesto insecticida que se encuentra naturalmente en ciertas plantas con flores como el pelitre o piretro. Esta especie, de nombre científico Tanacetum cinerariifolium y parecida a una margarita, lleva usándose como insecticida desde la antigüedad, los chinos ya la empleaban hace treinta siglos. La piretrina paraliza al insecto, que muere en poco tiempo. Si disponemos de un jardín o una gran terraza es buena idea sembrar pelitre entre las plantas para proteger naturalmente el espacio y disponer siempre de flores frescas. Las flores secas se pueden espolvorear por la superficie del sustrato. El sistema más fácil de usar piretrinas es comprando un extracto en el grow shop y fumigándolo disuelto en agua. La mayoría de los productos comerciales de piretrinas las combinan con butóxido de piperonilo, un inhibidor enzimático que potencia el efecto del insecticida y su letalidad sobre los insectos. Las piretrinas son muy poco tóxicas para los mamíferos pero no se puede decir lo mismo de los piretroides, una familia de insecticidas sintéticos derivados de la piretrina y con efectos mucho más intensos. Los piretroides persisten mucho más tiempo en el ecosistema y dañan mucho más a los organismos acuáticos y los insectos beneficiosos, razón por la que no están permitidos en agricultura ecológica.
El nim y las piretrinas combinan bien, y el efecto de ambos se potencia. La dosis habitual de extracto de piretrinas es de 1 a 2 ml por litro de agua. Las piretrinas se degradan muy rápidamente en presencia de luz solar, por eso es especialmente importante fumigar siempre al atardecer.
Jabón potásico o jabón insecticida. Este producto es un tipo de jabón que no daña a las plantas y que resulta extremadamente útil para el cultivador ecológico como insecticida y fungicida. Actúa por contacto, los ácidos grasos que contiene actúan sobre las paredes celulares de los insectos disolviéndolas, lo que provoca que mueran rápidamente. Moscas blancas, cochinillas arañas rojas, pulgones y trips son bastante sensibles al jabón potásico. Es esencial mojar muy bien las plantas al fumigar, asegurándose de empapar tanto la cara superior de las hojas como la inferior.
El jabón actúa como fungicida gracias a su alto pH, que mata a los hongos cuando los toca y dificulta que las esporas germinen. Su efecto se pierde rápidamente cuando llueve, pues el agua arrastra el jabón y lava las hojas. Por eso es recomendable aplicarlo con frecuencia. No es fitotóxico, es decir, no quema las hojas, pero sí puede marchitar los estigmas de las flores. Si se aplica sobre un cogollo en plena floración con todos los estigmas blancos es posible que muchos de ellos se pongan marrones, especialmente en las puntas. Esto no afecta a la calidad del producto final ni reduce la producción de la planta o la cantidad de THC, pero es conveniente saberlo porque a un cultivador con poca experiencia le puede confundir y llevar a pensar que los cogollos están más maduros de lo que en realidad están. La dosis habitual es de 10 a 20 ml por litro de agua, aunque conviene seguir las recomendaciones de la etiqueta, puesto que la concentración de cada producto puede variar.