Máquinas manicuradoras
La cosecha más rápida
La manicura a máquina ha llegado para quedarse. Cada vez más cultivadores deciden emplear algún tipo de peladora de cogollos o manicuradora para ahorrar tiempo en la cosecha de las plantas. Desde tijeras eléctricas de cincuenta euros hasta grandes máquinas que cuestan varios miles de euros, las manicuradoras cada vez son más frecuentes en los cultivos de interior y exterior.
La manicura a máquina ha llegado para quedarse. Cada vez más cultivadores deciden emplear algún tipo de peladora de cogollos o manicuradora para ahorrar tiempo en la cosecha de las plantas. Desde tijeras eléctricas de cincuenta euros hasta grandes máquinas que cuestan varios miles de euros, las manicuradoras cada vez son más frecuentes en los cultivos de interior y exterior.
De todas las tareas asociadas al cultivo de marihuana, la manicura es, sin duda, la que más horas de trabajo requiere. Para obtener un producto final de calidad, cada kilo de cogollos requiere una media de diez horas de trabajo de manicura. Este es el tiempo medio; lógicamente, hay variedades y cosechas más rápidas que otras. Por ejemplo, los cogollos grandes, gruesos y densos pesan mucho más que los pequeños, delgados o poco compactos, por lo que se necesita mucho menos tiempo para manicurar un kilo. Por otro lado, según la variedad, por José T. Gállego La manicura a máquina ha llegado para quedarse. Cada vez más cultivadores deciden emplear algún tipo de peladora de cogollos o manicuradora para ahorrar tiempo en la cosecha de las plantas. Desde tijeras eléctricas de cincuenta euros hasta grandes máquinas que cuestan varios miles de euros, las manicuradoras cada vez son más frecuentes en los cultivos de interior y exterior. el tiempo de manicura también varía mucho. Las índicas tienen muchas más hojas que sobresalen de los cogollos y deben ser recortadas, mientras que las sativas se caracterizan por cogollos compuestos casi exclusivamente por cálices florales.
El cultivador que tiene que cosechar una plantación se enfrenta a un dilema: hacerlo solo o buscar gente que le ayude con la manicura. Si lo hace solo y la cosecha es grande tendrá que dedicarse muchos días en exclusiva a esa labor, algo que no todo el mundo puede hacer, o bien alargar la cosecha durante varias semanas, lo que en muchas ocasiones tampoco es posible. Por ejemplo, si las plantas se están empezando a infectar de oídio o de botritis, hay que cosecharlas enseguida, antes de que la plaga se extienda.
Los cultivadores comerciales que siembran grandes plantaciones no pueden manicurar ellos solos la cosecha y normalmente no tenían más remedio que contratar gente. El problema con los manicuradores es que hay que llevarlos hasta donde está el cultivo, lo que resulta un gran riesgo. Nunca se sabe si alguno de ellos puede robar el cultivo más adelante.
Muchos cultivadores comerciales escogen las variedades que cultivan buscando que sean fáciles de manicurar. Los hay incluso que preparan las plantas para facilitar el proceso, eliminando todas las ramas pequeñas de las plantas al empezar la floración, dejando solo cuatro o cinco ramas principales para que hagan cogollos. Al llegar la cosecha cada planta solo tiene grandes cogollos, que son los más rápidos de manicurar. Con este sistema se cosecha algo menos de peso, pero se eliminan casi completamente los cogollos pequeños y lentos de manicurar, por lo que se puede llegar a reducir el tiempo de manicura hasta en un treinta por ciento por kilo.
Algunas manicuradoras
Hay varios tipos de máquinas manicuradoras o peladoras de cogollos, según el sistema que usan o si hacen el trabajo solas o con ayuda del cultivador.
Con las tijeras eléctricas o automáticas se manicura igual que en la manicura manual pero sin tener que mover los dedos para mover las cuchillas de las tijeras. No son muy caras y evitan que acabemos con el brazo o la mano doloridos tras varias horas de manicura. Se manicura más rápido que con una tijera manual, pero no mucho. Hay otros modelos en los que el sistema de corte va conectado a un aspirador que recoge las hojas que se van cortando.
Las manicuradoras de rejilla tienen una o más cuchillas, que giran a gran velocidad. Las cuchillas están protegidas por una rejilla, sobre la que se deslizan las plantas. Las hojas atraviesan la rejilla aspiradas por la succión generada por la cuchilla, que las corta limpiamente. El trabajo del cultivador consiste en ir pasando las ramas por la rejilla con movimientos circulares para ir eliminando todas las hojas grandes y todas las pequeñas posibles. Funcionan muy bien con plantas de ramas rectas y cogolladas de arriba abajo. Cuando las ramas no son tan rectas o bien los cogollos no las recubren completamente, es mejor ir separando los cogollos y pasándolos por la rejilla de uno en uno, lo que también permite hacer un trabajo más fino. Son las máquinas de manicurar que más se están popularizando entre los cultivadores, con producciones considerables, ya que, aunque son caras, reducen mucho la carga de trabajo, funcionan bastante bien y no alcanzan los precios de las manicuradoras automáticas.
Cada kilo de cogollos requiere una media de diez horas de trabajo de manicura
Las manicuradoras de tambor son las más automatizadas de todas. El cultivador corta los cogollos de las plantas y, sin arrancar ninguna hoja, los introduce en un tambor circular, donde la máquina que se encarga de recortarles las hojas a la vez los hace girar en su interior. Hay varios sistemas con resultados similares. Las más sencillas utilizan unos “dedos” de goma o cuero que hacen rodar los cogollos sobre la rejilla, mientras que los últimos modelos usan una corriente de aire para moverlos sobre la rejilla. Los modelos capaces de manicurar mayores cantidades funcionan con un tambor que gira: los cogollos entran por un extremo y salen por el otro extremo ya manicurados. Generalmente, se puede regular la velocidad del motor para adecuarla a cogollos más ligeros o más pesados y graduar la distancia entre las cuchillas y la rejilla para lograr el corte óptimo para cada variedad. Según los modelos, se alcanzan producciones de hasta dos o tres kilos por hora. El precio de esta última gama de máquinas es muy elevado, a menudo se acercan a 10.000 euros.
Existen varios modelos de máquinas para manicurar accionadas a mano, normalmente son del tipo que hacen rodar los cogollos sobre una rejilla y funcionan moviendo una manivela. Sirven para pequeñas cosechas y no tengo muy claro que sean mucho más rápidas que la manicura manual. Algunos cultivadores las utilizan solo para los cogollos más pequeños, que suponen pocos gramos y requieren mucho tiempo de manicura.
La manicura manual o artesanal es, sin ninguna duda, la que consigue cogollos de mayor calidad. Bastan unas tijeras y tiempo para convertir una planta en un montón de preciosos cogollos libres de hojas y completamente recubiertos de resina.
Las máquinas no cortan las hojas completas como haría un buen manicurador humano; cortan las puntas que sobresalen del cogollo, que son las que penetran por las rejillas. El resultado es un cogollo con una mayor proporción de hojas que si se hubiera manicurado a mano. Además, el proceso automático de manicura golpea repetidamente los cogollos, por lo que muchas glándulas de resina se desprenden. Los cogollos manicurados a máquina suelen perder mucha resina en su cara externa, lo que afecta negativamente a su aspecto final. Además, por la forma en que están diseñadas estas máquinas, los jugos que salen de los cortes producidos por las cuchillas acaban repartiéndose por encima del cogollo. Como consecuencia, el color del cogollo se oscurece y adopta un aspecto “golpeado” poco atractivo.
Tal vez no sea correcto comparar el aspecto de un cogollo bien manicurado a mano con el de un cogollo hecho a máquina. En realidad, para muchos cultivadores comerciales el dilema está entre cogollos mal manicurados o no manicurados en absoluto por falta de tiempo, y cogollos de máquina. Desde este punto de vista los cogollos hechos a máquina seguro que ya no se ven tan mal. Aunque las máquinas recogen los restos de las hojas cortadas, cuando se hace hachís con ellos el resultado no es muy bueno. Por lo que me han contado, ni siquiera el BHO sale bueno a partir de restos de manicura a máquina. En favor de las manicuradoras automáticas hay que decir que evitan muchos problemas al cultivador. Normalmente, un cultivador puede ocuparse de un cultivo bastante grande sin ayuda, salvo para la manicura. La necesidad de depender de manicuradores externos supone un enorme riesgo, ya que cuanta más gente conoce la localización de un cultivo más fácil es que alguien se vaya de la lengua. Por otro lado, especialmente en exterior puede resultar difícil encontrar suficiente gente con experiencia en septiembre y octubre, precisamente cuando más falta hace pero cuando todo el mundo está cosechando. Una buena manicuradora puede resolver el problema en pocos días de trabajo, incluso en las plantaciones más grandes.