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El secado es una de las fases más importantes del proceso de cultivo y elaboración de cannabis psicoactivo. Muchos cultivadores no son conscientes de que la marihuana fresca no es psicoactiva. Los cannabinoides presentes en la planta viva están en forma de ácido y deben descarboxilarse (es decir, perder el agua que contienen) para desarrollar todos sus efectos. Si usáramos un cogollo fresco para liar un porro, nos encontraríamos con un doble problema: la hierba húmeda no quema bien y el humo no coloca. Por eso es esencial someter el cannabis a un proceso de secado que elimine el agua de los tejidos con una cierta rapidez antes de que se descompongan. Durante el secado. las plantas pierden aproximadamente el 75% de su peso. Por tanto, una planta que pese un kilo recién cortada pesará solo 250 g una vez seca y habrá perdido 750 ml de agua.
El secado no es un proceso difícil, pero deben tomarse ciertas precauciones para evitar que se degrade la resina o aparezcan hongos u otras plagas que puedan destruir o dañar la cosecha. El principal enemigo del cannabis durante el secado son los hongos, que pueden atacar especialmente en los primeros días, cuando el contenido de humedad es mayor. Los hongos son muy peligrosos, pues se reproducen a una gran velocidad y se contagian de unos cogollos a otros por medio de esporas microscópicas que vuelan con facilidad a la más mínima brisa.
La mejor forma de asegurar un secado seguro, rápido y sin problemas es colgar las ramas de cuerdas o tendederos, manteniendo la suficiente separación entre ellas para que no se toquen, y colocar un ventilador oscilante en el secadero que produzca una brisa constante. La ventilación acelera el proceso de secado y evita que las esporas de los hongos puedan asentarse y germinar.
Yo prefiero colgar las ramas de cuerdas y no trocear los cogollos hasta que ya se han secado, pero muchos cultivadores escogen hacerlo antes del secado, inmediatamente después de la manicura, y poner luego los cogollos a secar en repisas de malla. Hay muchos tipos de secaderos de malla específicos para este tipo de secado a la venta en los grow shop. Es un sistema muy rápido y práctico, ya que al eliminar todas las ramas se acelera bastante el proceso.
En zonas donde la humedad ambiental es muy alta (por encima de 60-70%), el secado puede ser muy lento o no llegar a completarse nunca y se corre el riesgo de que se acaben enmoheciendo los cogollos. Para reducir la humedad ambiental lo ideal es colocar un deshumidificador en el secadero para mantenerla por debajo del 50%. Si no disponemos de un deshumidificador, otra buena solución es elevar la temperatura del secadero por medio de un radiador o calefactor. En ese caso deberemos mantener la puerta cerrada para que no entre humedad del exterior y no subir la temperatura por encima de 30 ºC, pues los cannabinoides se degradan con mayor rapidez y los cogollos pierden olor.
Los deshumidificadores no son electrodomésticos muy baratos, especialmente los más grandes y potentes, aunque se pueden encontrar modelos sencillos y pequeños por unos 40-50 € que son suficientes para cosechas pequeñas, especialmente si se secan en espacios no muy amplios como un armario. La capacidad de deshumidificación varía en función de la humedad y la temperatura ambientales. Cuanto más calor y humedad hay en el aire, más agua captura el deshumidificador. Por lo general, los deshumidificadores indican su potencia en litros de agua por día y los calculan en un ambiente con un 80% de humedad y a 30 ºC. Cuanto más potencia tienen los deshumidificadores, mayor es su consumo eléctrico; los pequeños de menos de 1 l/día suelen gastar menos de 50 W/h, mientras que los modelos más potentes de 20-30 l/días pueden alcanzar un consumo eléctrico de 400-500 W/h.
Los cogollos se secan de fuera a dentro, por lo que normalmente cuando están secos en la superficie aún mantienen humedad en el interior. Es muy importante no guardar los cogollos hasta que se hayan secado hasta el centro. A veces, el cultivador está impaciente porque el secado acabe para poder empezar a probar la cosecha. Si ese es nuestro caso, no intentaremos acelerar el proceso de todas las plantas, pues la calidad se resentirá. Cogeremos unos pocos cogollos y secaremos solo esos rápidamente. Así tendremos algo que fumar inmediatamente, pero dejaremos que el resto se seque despacio. Con un horno se puede hacer un secado rápido, aunque la calidad de los cogollos disminuye bastante. Hay que poner el termostato a unos cincuenta grados centígrados y dejar la puerta un poco entreabierta para que la temperatura no suba demasiado; los cogollos se secarán en unas horas. Quizás el mejor sistema de secar hierba rápidamente sea usar gel de sílice, aunque solo es práctico para cantidades pequeñas de unos pocos cogollos. El gel de sílice son unos pequeños cristales que tienen la propiedad de absorber la humedad. Si se introducen en un bote hermético una capa de gel de sílice y unos cogollos, el gel de sílice absorberá la humedad de la hierba y la secará muy rápidamente. Cuando el sílice ya no absorbe más agua, se puede reutilizar tras meterlo en el horno para secarlo. Dependiendo de la cantidad de hierba y de gel de sílice, el cannabis podría estar completamente seco entre seis y veinticuatro horas después.
No hay muchas plagas que afecten al cannabis en el secado, ya que los bichos suelen necesitar que las plantas estén frescas y llenas de jugos para poder alimentarse de ellas. Los hongos, sin embargo, sí pueden suponer un problema, ya que se extienden rápidamente, son muy destructivos y pueden resultar muy peligrosos para la salud. Ya hemos explicado cómo evitarlos, solo hay que revisar bien los cogollos antes de ponerlos a secar, cortar y eliminar todo el material infectado y colgar las ramas sin que se toquen manteniendo el secadero bien ventilado. Si una vez seco vemos hongos en algún cogollo, hay que tirarlo (solo ese cogollo, no toda la cosecha). Nunca hay que fumar cogollos con hongos, puede ser muy peligroso.