Jugando con terpenos
En algunos círculos ya no se habla de si esta marihuana me gusta más cómo huele que esta otra; ahora se suele decir que esta huele a pino porque tiene mucho pineno o a limón porque tiene mucho limoneno. Y es que hablar de terpenos del cannabis está de moda.
En algunos círculos ya no se habla de si esta marihuana me gusta más cómo huele que esta otra; ahora se suele decir que esta huele a pino porque tiene mucho pineno o a limón porque tiene mucho limoneno. Y es que hablar de terpenos del cannabis está de moda.
Que estas sustancias son las responsables principales del aroma, no solo del cannabis, sino de muchas otras plantas, ya lo sabe todo el mundo. Pero una de las cosas que más está llamando la atención de los consumidores es cómo la combinación de los terpenos y cannabinoides puede producir un efecto que por sí solo los cannabinoides no son capaces de lograr. Es lo que se llama el efecto entourage o, dicho en español, el efecto séquito (aunque lo de efecto entourage queda mucho más chic).
Dado que tengo acceso a terpenos prácticamente puros, más de una vez los he olido con detenimiento (¡quién se podría resistir a hacerlo!), e incluso me ha dado por pegar unas caladas a un porro y volver a fumar al cabo de un rato pero esta vez habiendo “inhalado” previamente una buena cantidad de algún terpeno... Y os puedo asegurar que algo se nota. Pero al margen de esta prueba que carece de cualquier rigor científico pero que sirvió para saciar mi curiosidad, es innegable que parte del efecto que notamos cuando fumamos es debido a la combinación de todas las sustancias presentes en ese porro y no solo al THC o CBD.
Y además, ahora que se está atribuyendo a los cannabinoides un sinfín de propiedades, con los terpenos no podía ser menos. Desde hace mucho tiempo se conocen algunas propiedades de los aromas y, por lo tanto, el uso de ciertos aceites esenciales para tratar alguna dolencia o enfermedad (al fin y al cabo es en lo que siempre se ha basado la aromaterapia).
Pero para los frikis que además de fumar nos gusta conocer más de esta planta, podemos obtener mucha información sabiendo su contenido en terpenos. Por ejemplo, es muy fácil acertar con mucha probabilidad si una planta es sativa o índica sabiendo qué monoterpenos son los que predominan en ella. Y si asumimos que parte del efecto que diferencia a índicas y sativas es debido a los terpenos que contienen, ya nos podemos hacer una idea de cómo nos va a pegar.
Cuando empecé a analizar terpenos solía oler primero la muestra y después de analizarla relacionar ese olor con los terpenos que contiene. Ahora que en muchas ocasiones no soy yo el que prepara la muestra, pero sí el que procesa el cromatograma, suelo hacerlo al revés; es decir, mirando el perfil de terpenos del cromatograma intento imaginarme el olor que tiene... Y la verdad es que de vez en cuando yo mismo me sorprendo de cómo acierto, sobre todo con las tipo Haze de olor inciensado; a esas ya las tengo fichadas.
A medida que hablar de terpenos sea algo más habitual y se conozca mucho más de ellos, podremos hacernos una imagen mental muy aproximada de cómo es una variedad simplemente sabiendo qué terpenos son los que predominan en ella; es más o menos como en la famosa película en la que los protagonistas, mirando pasar una cadena de unos y ceros en una sencilla pantalla de ordenador, podían saber qué es lo que estaba pasando en Matrix... Pero esto es algo ya muy friki, incluso para mí.
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