Tayone: el arte como retranca
Tayone es un terrorista visual. Su obra es un incisivo trabajo de crítica y subversión a través de múltiples registros plásticos.
Tayone es un terrorista visual. Su obra es un incisivo trabajo de crítica y subversión a través de múltiples registros plásticos, planteando cuestiones políticas, religiosas y sociales por medio de ingeniosos juegos de palabras y guiños a obras de arte consagradas.
La retranca es el sarcasmo típico de Galicia. Sin duda un signo de inteligencia que tiñe de humor, tan velado como certero, asuntos muy serios. Como buen vigués, Tayone hace gala de esta acidez en su trabajo como artista. Su obra es un continuo bombardeo de juegos mentales que lanzan un mensaje divertido de trasfondo serio. Y, tal vez, ese sea uno de los logros más grandes del arte. Comunicar mediante el humor es el mejor truco mnemotécnico que existe. Que los planteamientos de Tayone te acompañen más allá de encontrarte frente a su obra, forma parte del aprendizaje.
La mirada del presente
Las redes sociales han dado un punto de vista nuevo del que también se alimenta el arte. Tayone realiza intervenciones urbanas en las que los planteamientos de Facebook y otras redes sociales se sacan de un contexto digital y se vuelven preguntas reales en los muros de nuestras calles. La mirada del presente vincula al espectador con la obra de una manera instantánea. Trabajar con elementos contemporáneos es la forma de escribir una nueva página de la historia.
La búsqueda de atmosfera perfecta
La obra de este artista germina en diferentes lugares donde la música es condición sine qua non para lograr una atmosfera de trabajo agradable: “A la hora de pintar, sobre todo en cuanto a trabajo de taller, el aspecto musical es imprescindible para conseguir una atmosfera óptima. Poner algún disco de Secret Chiefs 3, Boards of Canada, Tangerine Dream, Phillip Glass, Tycho, Battles, Clams Casino, por poner algún ejemplo de grupos que suelo escuchar mientras trabajo, y así focalizar la mente en aquello que tienes entre manos. Preferiblemente discos instrumentales, entre la electrónica y el postrock progresivo”, nos confiesa el artista.
El ritual
Frente a la pregunta que le planteamos a Tayone sobre cómo interviene el cannabis en su proceso creativo, el artista desmitifica la idea de artista bohemio que se inspira a través de las drogas y habla del consumo no como una fuente de creatividad, pero sí como parte de un ritual para conseguir esa atmosfera de la que hablábamos antes: “No eres más ni mejor artista usando cannabis, no es imprescindible ni eres más creativo consumiendo marihuana o hachís, y desde luego no dibujas o pintas con mayor destreza, algo por otro lado completamente sobrevalorado. Se trata sobre todo, en mi caso, de parte de un ritual que supone entrar en un estado de concentración lúcida que evite distracciones para sumirte en aquello en lo que estás trabajando durante un espacio de tiempo continuado”.
El humor como ‘leitmotiv’
Tayone confiesa que el humor rige tanto su vida como su obra. Y así, entre “broma” y “broma”, plasma en su trabajo cuestionamientos que transportan sus obras a un plano metafísico grave: “También el humor es una dimensión importante en mi obra, materializado bajo diversas formas como juegos de palabras, retóricas visuales y asociaciones de ideas que a veces surgen de conversaciones en contextos festivos con el humor como punto de partida, clics divergentes que elevas a otra categoría a través de momentos que compartes con amigos”.
El grafiti como base
Hablamos de un artista multidisciplinar que usa muchas técnicas diferentes para ejecutar sus obras. Cuando le preguntamos por su soporte favorito a la hora de plasmar su obra, responde que el papel es lo que más usa, “por lo práctico”. Y luego me habla de la calle, un espacio de comunicación más directa e incisiva que el museo, que llega a muchas personas e introduce de manera sibilina ciertos planteamientos que llevan a la reflexión. “El grafiti –me cuenta Tayone– es la base de mi trabajo, el punto de partida. Empecé a pintar grafiti antes de cursar Bellas Artes, y estuve ligado a él desde los trece años. Con el tiempo y la formación me distancié de los estándares con trabajos más personales y heterodoxos, aunque nunca dejo de verme influido por cualquiera de las muchas manifestaciones del grafiti, volviendo a él de forma recurrente”.
Subversivo hasta el fin
Le pregunto para finalizar si querría contarnos alguna anécdota sobre su trabajo. Tayone, con su maravillosa retranca, se despide incorporando este último episodio a su biografía artística: “Una vez, la revista Cáñamo me pidió que le hablara sobre la relación del cannabis con mi proceso creativo”.