En abril del 2014 tuvimos la suerte de conocer a Ramón Sender Barayón en su casa de San Francisco. Ramón es un niño de la guerra civil española, exiliado a Estados Unidos con su hermana Andrea y su padre. Su madre, Amparo Barayón, había sido ejecutada sin juicio por las autoridades franquistas, que también habían asesinado a sus dos hermanos en su Zamora natal. Su crimen fue ser una mujer moderna y emancipada, y estar casada con el escritor revolucionario Ramón J. Sender.
El novelista nunca quiso dar detalles a sus hijos sobre la forma en que murió Amparo. No fue hasta la muerte de su padre en 1982 cuando Ramón regresó por primera vez a España para reencontrarse con sus orígenes, recuperar la memoria de Amparo Barayón y averiguar las circunstancias que rodearon su trágica muerte. La vida de Ramón fue realmente intensa: pionero de la música electroacústica y gurú de la contracultura; promotor del bautizo del movimiento hippie, el Trips Festival de San Francisco de 1966, y miembro fundador de una de las primeras comunas rurales hippies, el rancho Morning Star. El texto que sigue es fruto de la larga conversación que he mantenido con Ramón desde que lo conocí, algunos de sus entrecomillados están sacados de las entrevistas que grabé para hacer el documental en el que cuenta su vida, otros han sido recogidos para este reportaje.
“Creo que he sido un superviviente de muchas extrañas escenas. El dinero para comprar esta casa lo obtuve, irónicamente, a causa de la muerte de mi padre en 1982. Cuando fuimos a su apartamento descubrimos que había estado publicando dos libros al año y en su cuenta tenía suficiente dinero para, aun dividiéndolo entre los tres hermanos y su esposa Florence, comprar la casa. También tengo que agradecerle que nos salvara, que nos sacara de Zamora y nos diera otra vida en un país “democrático”. De lo contrario habríamos podido ser unos bebés robados y entregados a familias franquistas. Una vez se lo quise agradecer. Le hice llorar, no se lo esperaba porque casi siempre estábamos enfrentados. Para él yo era un hippie alocado, sin carrera, siempre con una chica diferente, sin dinero, y eso no le hacía feliz”.
“El Trips Festival de 1966 fue la primera vez que todas las personas más despiertas de la ciudad se juntaron en un lugar, se miraron y se dijeron: ‘Oh, así que tú también estás despierto’”
Ramón cuenta que la única vez que su padre quiso hablarle sobre su madre y cómo había sido asesinada en Zamora en octubre de 1936 fue en un bar de Los Ángeles pocos años antes de su muerte: “Debido al ruido del bar, a la borrachera y a su inglés roto, apenas pude entender un diez por ciento de lo que mi padre dijo. Se puso muy emocional y lloró. Era la primera vez que me contaba todo lo que quería saber sobre mi pasado, y yo no podía entender una sola palabra. De locos. Es como la sinopsis de nuestra relación”.
Tras la muerte de su padre, Andrea, la hermana de Ramón y monja episcopaliana, fue la primera en regresar a España y recopilar información sobre la muerte de su madre, Amparo Barayón. Ramón viajó en 1982 en compañía de su mujer Judith, y el fruto de su investigación sería el libro Muerte en Zamora, reeditado recientemente por la editorial Postmetropolis.