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Entrevista a Mila Jansen: “Haz lo que el corazón te diga”

Aunque los tiempos hayan cambiado, la Reina del Hachís sigue liándose sus cigarritos aliñados como hace cincuenta y cinco años. Inventora, empresaria, intrépida viajera, psiconauta y madre joven, Mila Jansen (Liverpool, 1944) ha mantenido la llama cannábica encendida desde que la planta se cruzó en su camino. Desde el 2013 es organizadora de la ya mítica e internacional copa cannábica Dab-A-Doo, especializada en extractos.

Ha llovido mucho en su intensa vida desde que compartió reveladores chillums con los saddhus en el Himalaya, pero Mila Jansen sigue con setenta y cinco años su apasionante vida. Charla con Cáñamo recién llegada de varios meses de viaje tras organizar fiestas Dab-A-Doo en Perú, Costa Rica, México, Miami y Colombia; de haber recibido en Los Ángeles un premio de High Times en reconocimiento a su trayectoria vital (Lifetime Achievement Award), y de participar en Las Vegas de la Women of Cannabis Conference y ser premiada por los Cannabis Business Awards como Mujer del Año. Como ella resume, ha estado en veinticinco camas distintas durante las setenta noches de su último largo viaje. Aprovechamos la publicación en español de su autobiografía, Mila. Cómo me convertí en la Reina del Hachís (Mama Publishing, 2020), para hacer un repaso de su vida y su visión del mundo del cannabis.

Naciste en Liverpool pero entraste en contacto con el cannabis en Ámsterdam a finales de los años sesenta. ¿Cómo fue tu primer porro?

Sí, nací en Liverpool, pero pasé la mayor parte de mi infancia en los Países Bajos, y me mudé a Ámsterdam cuando tenía dieciocho años. Fue allí, en el verano del 64. Mi novio era estudiante de medicina en ese momento y quería ver qué efecto tenía el hachís en una persona, así que me ofrecí para ser su conejillo de Indias. Ese primer porro estaba hecho con tabaco mezclado con un poco de hachís. Rodé por el suelo sin parar de reír... Fue amor a la primera calada. Los porros que fumo hoy en día están hechos de la misma manera. Prefiero el hachís, nunca fumé marihuana. Llevaba veintitrés años fumando hachís cuando me topé con la marihuana; supongo que es difícil enseñarle a un perro viejo nuevos trucos. Todavía lío mis porros de la misma manera, desde hace cincuenta y cinco años.

¿Con qué personas míticas has compartido un porro?

Nunca hice un seguimiento, pero seguro que fumé con miles de personas, fueran o no famosas o míticas.

¿Para qué utilizas el cannabis?, ¿buscas inspiración, relajación, espiritualidad?

“La mayor parte de mi vida me la pasé creyendo que era una fumadora recreativa, pero teniendo en cuenta que he sido madre soltera de cuatro pequeños, he dirigido Pollinator Company y nunca he caído gravemente enferma, creo que el cannabis ha sido mi medicamento todo este tiempo”

Me gusta fumar hachís para mi salud, tanto física como mental, y probablemente en menor medida espiritual. La mayor parte de mi vida me la pasé creyendo que era una fumadora recreativa, pero teniendo en cuenta que he sido madre soltera de cuatro pequeños, he dirigido Pollinator Company durante los últimos veinticinco años y nunca he caído gravemente enferma, creo que el cannabis ha sido mi medicamento todo este tiempo.

Cuéntanos algunos momentos destacados de tu vida en los que el cannabis ha sido tu principal compañero.

Los tiempos que pasé dedicados al cannabis en mi vida fueron en Afganistán, en el norte de India, en Nepal. Y más tarde, cuando cultivaba cannabis para mantener a mis hijos en Ámsterdam, y luego, por supuesto, cuando empecé la Pollinator Company en 1994. Las fiestas de Dab-A-Doo que organizo son básicamente competiciones de hachís, donde los jueces pueden votar por el mejor hash obtenido con o sin solvente, con una tercera categoría para el rosin. Fumo alrededor de siete u ocho porros al día, así que el cannabis nunca ha estado lejos de mí.

“¡Yupi! Mi septuagésima fiesta de cumpleaños en Ámsterdam en 2014. Tratando de seguir el ritmo de las damas brasileñas, duré unos 6 minutos”.
“¡Yupi! Mi septuagésima fiesta de cumpleaños en Ámsterdam en 2014. Tratando de seguir el ritmo de las damas brasileñas, duré unos 6 minutos”.

¿Qué le dirías a una persona que prueba el cannabis por primera vez?

Le diría que se lo tomara despacio, que no empiece a dabbear como un loco.

Y a una persona que diga que el cannabis es malo, ¿qué le dirías?

A alguien que está en contra del cannabis le diría que, personalmente, yo he obtenido un gran beneficio con esta planta. Le preguntaría si tiene algún dolor o molestia y, si fuera el caso, argumentaría a favor de usar el CBD como medicamento y mencionaría todas las otras enfermedades en las que resulta beneficioso.

Has tenido oportunidad de probar innumerables delicias cannábicas, elaboradas de distintas formas y procedentes de muchos lugares de la tierra, ¿cuál se te ha quedado grabada en la memoria?

La fumada más memorable que experimenté fue en el valle de Kullu, en Manali, al norte de la India, cuando subí las montañas con algunos sadhus (‘hombres santos’). Nos iban a mostrar sus plantas favoritas. No eran las enormes matas que crecían en el valle, no, eran plantas que habían estado cubiertas de nieve durante el invierno, que habían vuelto a crecer como plantas leñosas y rugosas con brotes relativamente pequeños. Frotamos estos brotes entre las palmas de nuestras manos, raspamos los tricomas pegajosos que se nos habían quedado pegados e hicimos un chillum con ese material fresco. Nos sentamos a fumarlo y miramos el mundo a nuestro alrededor, todos los picos que nos rodeaban: la vida era hermosa. El hachís, al estar tan fresco, nos dio un subidón incomparable. Al bajar de la montaña era como estar colocado de ácido.

“Con Miloes en Kardong Gompa en el valle de Lahul en el 76. La vieja Gompa, cuando regresamos en 2011, se había transformado en un edificio de cemento con luces led intermitentes alrededor del Buda”.
“Con Miloes en Kardong Gompa en el valle de Lahul en el 76. La vieja Gompa, cuando regresamos en 2011, se había transformado en un edificio de cemento con luces led intermitentes alrededor del Buda”.

Fuiste una madre joven y valiente que viajó al extranjero con sus hijos y que incluso llegó a pagar las facturas de su escuela con lo que sacaba como jardinera verde, ¿cuál era la razón que te empujaba a viajar y a vivir de manera tan poco convencional?

Mi mudanza a la India fue por una necesidad que sentíamos, que sentía, de buscar una nueva forma de vida que no estuviera motivada por lo material. Este sigue siendo mi lema, la codicia no es muy buena y, ciertamente, no te hace feliz. Pero las facturas deben pagarse, de cualquier manera, por lo que, para esto, cultivar marihuana me fue de una gran ayuda.

Viviste en Holanda una época mucho más permisiva con las sustancias psicoactivas. ¿Te consideras una psiconauta? Hasta tu hijo, que es químico farmacéutico computacional, y tu hija, que es botánica, tienen profesiones interesantes...

“El cannabis debe ser legalizado, y cosas como las setas y el éxtasis, también. Idealmente, con suficiente información y educación, todo debería ser legalizado”

Cuando era más joven probé muchas drogas psiconáuticas diferentes. Algunas me gustaron, como los hongos, la LSD, la DMT, el XTC, la ayahuasca. Y otras no me gustaron, principalmente, la coca, el speed y las plantas que contienen escopolamina, como la belladona. Y hace veinte años podíamos vender legalmente hongos y drogas de diseño. Hoy en día me gustaría disfrutar de una semana para tener un viaje, y de alguna manera u otra nunca consigo encontrar el tiempo. Creo que sustancias como los hongos deberían ser legales, y el cannabis, por supuesto.

Los Países Bajos han sido una referencia respecto al cannabis en el mundo, tú misma has sido parte del movimiento de legalización desde hace muchos años ¿A qué dificultades te has enfrentado debido a tu compromiso contra la prohibición y por la libertad de esta planta?

A pesar de que Holanda estuvo por delante en el juego del cannabis durante muchos años, la opinión general era que un fumeta estaba desperdiciando su vida y no servía para nada. Si admitías fumar a diario, te convertías en un marginado y la gente no te respetaba. Creo que el uso médico del cannabis y el CBD ayudó a cambiar esa opinión. Pero mientras tanto tenemos un gobierno muy anticannabis. Qué lástima... El cannabis debe ser legalizado y cosas como las setas y el éxtasis, también. Idealmente, con suficiente información y educación, todo debería ser legalizado.

Una de sus fotos favoritas, tomada por Maria Cavali en 2019. Mila es tan accesible que nos da sus correos por si alguno de los lectores de Cáñamo quiere contactar con ella: info@pollinator.nl o info@dab-a-doo.com.
Una de sus fotos favoritas, tomada por Maria Cavali en 2019. Mila es tan accesible que nos da sus correos por si alguno de los lectores de Cáñamo quiere contactar con ella: info@pollinator.nl o info@dab-a-doo.com.

Desde hace dos décadas una gran industria ha crecido alrededor del cannabis. ¿Crees que por el bien de los negocios estamos perdiendo parte de ese espíritu de generosidad amistosa de los años sesenta, simbolizado en el gesto de compartir con alguien un porro?

Ahora que el cannabis se ha convertido en un negocio de más de mil millones de euros, seguramente las cosas han cambiado. Todos los ámbitos de la vida han cambiado, y la forma en que las personas se relacionan hoy en día con las redes sociales era desconocida hace veinticinco años. Ahora las personas dependen más de su teléfono que de casi cualquier otra cosa. ¡Pero, afortunadamente, en los Dab-A-Doo las personas se relacionan, se comunican y comparten! Incluso en el Dab-A-Doo en Miami, con doscientas cincuenta personas, recuerdo mirar alrededor y no ver a nadie mirando sus teléfonos, solo fumando, hablando y riendo juntos.

Durante tu vida has comenzado varios negocios y proyectos profesionales. ¿Puedes mencionar algunos?

“Fumo alrededor de siete u ocho porros al día, así que el cannabis nunca ha estado lejos de mí”

En mi vida comencé muchas cosas, como la boutique Kink 22, con sus minifaldas; la tetería Cleo de Merode, donde nos sentábamos en pufs bebiendo té, fumando hachís y hasta actuamos en una película. Cuando vivía en la India vendía artefactos indios y tibetanos en Ámsterdam; también vendí vestidos y blusas con cuentas y lentejuelas en Estados Unidos; organicé una cooperativa de costura, donde hilábamos y tejíamos a mano suéteres; dirigí una escuela ubicada en una playa en Goa; aprendí tibetano y la pintura de Thankas; hice una película mientras caminaba por el Himalaya; cultivé marihuana en Ámsterdam; comencé la Compañía Pollinator y, finalmente, las fiestas Dab-A-Doo, que son populares en todo el mundo. La próxima quizás sea en Sudáfrica... Mientras todo esto pasaba, crié a mis cuatro hijos. Y, por fin, escribí mi autobiografía, que me llevó once años, y estará disponible en español este mes de marzo, a punto para la feria Spannabis.

¿Qué tipo de personas visitaron tu tetería Cleo de Merode? Se dice que fue la primera cafetería en Ámsterdam. Pero de hecho fue solo, y no despreciablemente, un punto de reunión de la contracultura donde las personas compartían algo de humo mientras tomaban un té de hierbas y disfrutaban de una agradable conversación. ¿Tuviste problemas con el gobierno por eso? Cuéntame cómo era la tetería Cleo de Merode, que fue un lugar mítico de la contracultura holandesa.

La tetería Cleo de Merode en el 67 y 68 atrajo principalmente a jóvenes, provos y viajeros. Algunos llegados de lugares como Afganistán, Pakistán y el norte de la India, de donde traían hachís. Luego llegaron también, ocasionalmente, desertores americanos, contrarios a la guerra de Vietnam, y algunos de ellos traían LSD, que todos disfrutábamos. En la tetería todo era compartido, comercializado y fumado. A veces traíamos a las bandas que tocaban en la ciudad para hacer jam sessions que se alargaban durante toda la noche. Como, por ejemplo, The Who y otras que he olvidado. Fue un momento salvaje. Las cenas eran baratas, un florín y medio, y a cambio de un trozo de hachís el cocinero hacía una sabrosa tortilla aliñada con hash. La policía local nos molestó, se llevaba a todos los extranjeros y los cruzaba a la frontera belga. Al final supuso demasiados problemas y cerré el lugar.

¿Quiénes eran los provos?

Los provos se dedicaba a provocar a la policía y mostrar al público general cuán agresiva y asquerosa podía llegar a ser la policía, especialmente contra los hombres jóvenes de pelo largo. Los provos en su mayoría vestían ropa blanca. Incluso consiguieron que Roel van Duijn, uno de sus miembros, tuviera voto en el gobierno de Ámsterdam. Él promovió las bicicletas para todos y puso en la calle varios miles de bicicletas blancas para que cualquiera las pudieran usar. Eso no duró mucho tiempo, se ve que más de uno se llevaría una bicicleta a su casa, la pintaría de negro y le pondría un candado.

El más conocido de tus proyectos es la empresa Pollinator Company, ¿por qué decidiste comenzar esta empresa?, ¿cómo te sentiste cuando te copiaron?

Pollinator Company y sus productos Pollinator, Ice-O-Lator y Bubbleator están hoy en pleno desarrollo. El Pollinator fue la primera forma mecánica de separar los tricomas de la planta del cannabis del resto de materia vegetal, dando a las personas la posibilidad de hacer su propio hachís. Se hizo famoso y solo en los dos últimos meses por él me han sido otorgados un Premio a la Trayectoria y el Premio a la Mujer de 2019, galardones que se suman a otros muchos que he ganado por ello. Hoy hay muchos productos nuevos en el mercado como sauce, rosin, fresh frozen, shatter, bho... La lista se alarga todo el tiempo, especialmente, en Estados Unidos. Pero entonces no había tanta variedad y yo estaba buscando un mejor hash del que podían ofrecer los coffee shops, así que comencé a hacer el mío y luego me di cuenta de que a los demás también les gustaría hacer el suyo, y así se convirtió en un negocio. Al principio solía ponerme muy ansiosa y enojada por la gente que me copiaba, pero, aparte del hecho de que ser copiado es el mejor cumplido que puedes recibir, como la única que sufría noches de insomnio y episodios de ira era yo misma, decidí dejar de pensar en ello.

Has sido una mujer pionera no solo en la difusión de la cultura del cannabis. Fuiste la primera en vender minifaldas en los sesenta en Holanda, en tu tienda Kink 22, creaste una cooperativa en los ochenta dirigida por mujeres en Mussoorie (India), organizaste la noche de las mujeres en el Hemple Temple Bar del Hemp Hotel en los noventa… ¿Cómo has percibido y vivido la evolución del papel de la mujer en el sector del cannabis? ¿Crees que el mundo del cannabis es más machista que otros?

Nunca me propuse ser una activista, y lo que sucedió rara vez se planeó para que fuera una iniciativa orientada hacia las mujeres. La mayoría de las cosas que hice fueron para crear una fuente de ingresos para mis cuatro hijos, para cubrir sus necesidades diarias y su educación. Desde la década de 1980, éramos una familia monoparental. Estar involucrada con el mundo del cannabis se ha convertido en una forma de vida, y es maravilloso hacer de tu amor y pasatiempo tu trabajo.

Tienes setenta y cinco años, ¿qué recomendación me das para llegar a tu edad sin perder la sonrisa?

Sigue tus sueños. A veces la vida real puede ser aun más asombrosa que cualquier sueño que se pueda haber soñado. Haz lo que el corazón te diga.

 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #267

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