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En la foto que circuló el día de su detención, el líder del cártel de Tijuana, Fernando Sánchez Arellano, luce la camiseta de la selección mexicana de fútbol y lleva dos banderas pintadas en las mejillas.

En la foto que circuló el día de su detención, el líder del cártel de Tijuana, Fernando Sánchez Arellano, luce la camiseta de la selección mexicana de fútbol y lleva dos banderas pintadas en las mejillas. Lo detuvieron en un bar mientras animaba a su selección en el Mundial del 2014. A los narcos les encanta el deporte, por lo que la cita olímpica en Río que empieza el 5 de agosto puede ser un gran imán. Los capos no escatiman en gastos –ni en riesgos– a la hora de apoyar sus colores. El traficante de metanfetaminas mexicano José Díaz Arajas viajó hasta Brasil para animar a su selección, que jugaba con los locales, pero lo detuvo la policía y se quedó sin ver el partido.

Desde hace meses que las bolsas de maría que se venden en las favelas de Brasil llevan un dibujo de los aros olímpicos. Esta columna no se quiere quedar atrás y se suma al espíritu olímpico. A continuación sigue un pequeño homenaje a todos esos narcotraficantes que aman y viven el deporte con pasión.

1. Baloncesto

El 7 de noviembre de 2015 Angélico “Gelo” Reyes, un compositor de narcocorridos mexicano, se convirtió, en un momento de arrebato, en uno de los personajes de sus canciones. Ese día, Reyes tenía que llevar a su hija de once años a un partido de baloncesto pero llegaron tarde y el entrenador la dejó en el banquillo. Esto provocó la ira del cantante, que, ahí mismo y delante de los niños, le metió un tiro al entrenador del equipo Los Dragones. Reyes huyó en taxi y aún no ha sido detenido. Irónicamente, el grupo en el que tocaba se llamaba Los Más Buscados.

2. Fútbol

En Colombia el fútbol se vive con pasión y Pablo Escobar era un forofo del Independiente Medellín, cuya mayor rivalidad es con el América de Cali. En el partido que celebraron ambos equipos en noviembre de 1989 en Medellín se impusieron los de Cali y Escobar percibió que el árbitro les había robado el partido. Supuso que era obra de los hermanos Rodríguez Orejuela, los líderes del cártel de Cali. “Los Rodríguez son muy tramposos y le habían pagado al árbitro –relató Popeye, el jefe de sicarios de Pablo Escobar, en una entrevista–. El Patrón inmediatamente da la orden de que lo maten. Sabía el hotel donde se hospedaban los árbitros y en cuanto salió lo estaban esperando unos muchachos que lo mataron de frente, sin mucho cuento”. Ese fue el último partido de la liga colombiana, que se suspendió durante todo ese año en que se investigó el asesinato.

Durante el tiempo que pasó preso, Pablo Escobar recibió visitas de muchos famosos colombianos, entre los que se encontraba René Higuita, el estrambótico portero de la selección colombiana en el Mundial de Estados Unidos 94. En esa selección, Higuita fue compañero de Andrés Escobar, un defensa que metió un autogol con el que los estadounidenses eliminaron a los cafeteros. Murió pocos días después de ese gol, al volver a Medellín, en una presunta discusión de tráfico con unos narcos locales.

3. Boxeo

Desde hace meses que las bolsas de maría que se venden en las favelas de Brasil llevan un dibujo de los aros olímpicos.

El boxeo es, posiblemente, el deporte predilecto de los narcotraficantes. Desde la era de la prohibición en Estados Unidos, los mafiosos Al Capone, Tommy Lucchese y Lucky Luciano eran mánagers de varios boxeadores y organizaban peleas. Era un símbolo de estatus y nada gustaba más a los mafiosos que sentarse junto al ring rodeados de bellas damas. En la historia más reciente, el campeón mexicano Julio César Chávez, que estuvo invicto en 89 peleas hasta perder por primera vez, era un gran amigo del narcotraficante Francisco Javier Arellano Félix. El delincuente tenía una discoteca en Mazatlán, en donde Chávez peleó más de una vez. El 21 de enero de este año, Chávez respondió a una columna periodística que lo señalaba como narco: “Todos los narcotraficantes han sido muy amigos míos, los he conocido porque a ellos les gusta el box también, soy su ídolo también, ellos también tienen corazón, sean buenos o malos”.

4. Béisbol

Los equipos de Santiago y Candelaria disputaban un reñido partido de béisbol en el estadio de Acatzingo, en el mexicano estado de Puebla, el pasado 11 de junio de 2015. De repente, el partido fue interrumpido por un comando de hombres armados que vaciaron más de mil balas, que mataron a dos personas e hirieron a otras once. El crimen, según las autoridades mexicanas, era un ajuste de cuentas entre narcotraficantes que operan en la zona robando combustible (un lucrativo negocio para los cárteles).

5. Atletismo

Es posible que el mejor camello del universo haya sido el gobierno de la República Democrática Alemana desde la década de los sesenta y hasta su colapso en 1989. El gobierno comunista estaba obsesionado con ganar en el medallero a los decadentes capitalistas yanquis, por lo que fomentaron el dopaje entre sus atletas. Prueba de ello es que muchos de los récords de atletismo de mujeres todavía datan de esa época y pertenecen, fundamentalmente, a atletas tras el telón de acero. Unos diez mil atletas se sometieron a tratamientos que pusieron en riesgo su salud, según se ha ido sabiendo. El caso más mediático es el de la lanzadora de bala Andreas Krieger, quien nació llamándose Heidi Krieger pero que según declaró ante un tribunal tomó tantos esteroides que terminó teniendo todos los rasgos de un hombre y no le quedó otra opción más que someterse a una operación de reasignación de sexo.

6. Tenis

“El tenis es el tercer deporte más susceptible a ser infiltrado por el crimen organizado”, sentencia Chris Eaton, un exagente de la Interpol y que dirige el Centro Internacional de Seguridad en el Deporte. En una entrevista con The Guardian, Eaton alertó de que el Challenger Tour es especialmente peligroso porque sus premios son por poca cuantía en relación con la ATP. “Estos jugadores pueden entrar al circuito en cualquier momento. Y una vez te ha comprado el crimen organizado estás comprometido de por vida”.

En febrero de este año, el fiscal italiano Roberto di Martino declaró a la BBC que más de veinte tenistas de primer nivel estaban siendo investigados por sus vínculos con las apuestas ilegales (entre ellos, dos jugadores que estuvieron en el top 20). Di Martino lleva dos años investigando una red de amaño de partidos.

7. Natación

“Me disculpo por este comportamiento lamentable. Tengo veintitrés años, y a pesar de mis éxitos en la natación, reconozco que aún he actuado como un niño de un modo inapropiado, no en la forma que espera la gente de mí”. Estas palabras las pronunció el nadador Michael Phelps en febrero del 2009 tras circular fotografías suyas en las que fumaba de un bong en una fiesta universitaria a la que había acudido con un ligue. El escándalo, en Estados Unidos, fue inmediato, a pesar de que en ese momento Phelps no competía y, por ende, no tenía que pasar ningún control antidopaje.

Marca España
Dos

Los vínculos entre narcotraficantes y deportistas no es una cosa exclusiva de México o Colombia, en España hay más de un futbolista que ha sido investigado por sus vínculos con organizaciones delictivas.

Karim Benzema: el mejor amigo del delantero del Real Madrid se llama Karim Zenati y es narcotraficante. Su tocayo lo metió en el escándalo por el chantaje a Valbuena, que apartó a Benzema de la Eurocopa. También ha provocado que la Fiscalía francesa investigue si el futbolista lavó dinero procedente del narco.

Leonel Messi: desde hace un año, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil investiga si Jorge y Leo Messi blanquearon dinero del narcotráfico a través de una empresa, llamada Messi and Friends, que organizaba partidos amistosos en el 2012 y 2013. En ellos participaron futbolistas del Barcelona como Dani Alves, Pinto y Mascherano.

José Luis Pérez Caminero: el exfutbolista del Atlético de Madrid fue detenido en el 2009 con cincuenta y nueve mil euros en billetes de quinientos euros en el maletero del coche. Lo acusaron de participar en una red de blanqueo de dinero y la Fiscalía pedía cuatro años de cárcel y el pago de cuatro millones de euros. En el ínter, el Atlético de Madrid lo contrató como su director deportivo y en el 2015, según El Mundo, alcanzó un acuerdo con la Fiscalía que le redujo la pena y la multa a la mitad, por lo que evitó la cárcel.

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