En el 2018, la Suprema Corte de Justicia (SCJ) de México dictaminó que la prohibición no es constitucional porque prohibir el consumo de la marihuana impide el libre acceso a la salud, e instruyó a los legisladores para que aprobaran una ley en el 2019. Los legisladores fracasaron en el intento. Una extensión fue concedida, pero nos cayó la pandemia de la COVID y otra vez se retrasó el procedimiento. No se ha logrado articular un proyecto que satisfaga a los usuarios, los empresarios y los cultivadores. El coordinador de Morena (partido del gobierno) en el Senado mexicano, Ricardo Monreal, reconoció “presiones indebidas” por parte de la industria y las farmacéuticas para influir en el proyecto de ley, y decidió “enfriar la discusión”. La cuestión es ya no si se legaliza a no, los tres poderes de la Unión han dicho que es necesario, la cuestión es cómo, ya que las propuestas parecen hechas para la industria, y esto permitirá muchas injusticias para los pequeños productores y consumidores. Los campesinos, que son los que hoy en día cultivan de manera ilegal, son quienes deben poder cultivar, transformar y vender la planta y tener las mayores ganancias en este mercado y no las corporaciones extranjeras, que elevarán los precios a niveles inalcanzables para los enfermos que necesitan esta medicina natural.
"Cuando los vi, era demasiado tarde, el humo nos delató y solo acerté a empuñar el porro. Mi segundo error fue no haberlo tirado inmediatamente: la prueba yacía en mi mano."
Cómo caí al talego es una historia no tan larga. Crucé la frontera un día de suave invierno fumando mota potente californiana para recorrer el alucinante paisaje carretero semidesértico de Baja California y Baja California Sur. Luego siguieron tres días sin fumar mota, con un calor que gradualmente aumentaba. Así llegué a La Paz, capital del estado sureño. Conectar no es tarea fácil. Después de varias pistas falsas (la tienda de la esquina, el malecón, etc.), un vendedor de una tienda de surf me dice que lo siga en su automóvil por algunas calles del centro. Me indica una vecindad maltrecha; ahí tengo que preguntar. Entro a la construcción a medio acabar donde hay un chico de mal aspecto, que no sé si me quiere desayunar o que lo acompañe a un centro de rehabilitación. Apenas me entiende, hasta que sale su carnal desde las tinieblas de una de las habitaciones, me hace una broma de mal gusto y después de un par de negociaciones para romper el hielo me vende siete gramos por doscientos pesos en una bolsita decorada con serpientes de cascabel. Parte de la negociación incluye que lo acompañe a la tienda de la esquina por unas “canas” o papelillos para liar. Me da un poco de corte comprar esta marihuana porque tengo la impresión de que viene del narco. La razón por la cual no hay vendedores de mota en los puntos turísticos de La Paz y Los Cabos es porque el gobierno ha reforzado la vigilancia y, como consecuencia, cero tolerancia a los fumetas en esta parte del país. Los policías municipales tienen que juntar una cuota de arrestos para justificar que están haciendo su trabajo de vigilancia. Esto, sumado a peleas internas entre los vendedores callejeros, ha empujado el comercio cannábico a las vecindades, que son territorios seguros para los maleantes.
Como quiera que sea, logro apañar mis gramitos y me dirijo a la que muchos consideran la playa más bella del país: Balandra y su hermana Tecolote Beach. Con sus paisajes y montes alrededor, es una delicia fumar y refrescarse con las vistas del mar de Cortés. En las Californias mexicanas es superrecomendable fumar solo en la naturaleza y alejado de la multitud.
En México se ha luchado mucho por conseguir el derecho de consumir en paz, algo que era común en el siglo xix, ya que siempre ha estado entre sus costumbres. Afortunadamente, en un voto histórico, el Senado de la República mexicana, el pasado noviembre, ha aprobado en lo general la legalización. Los senadores votaron ochenta y dos a favor por dieciocho en contra, con siete abstenciones. Ahora esta iniciativa de ley tiene que ir a la Cámara Baja de Diputados, donde es muy probable que se apruebe también.
La detención
"El cannabis es un medicamento natural cuyos efectos secundarios más peligrosos son comer o dormir demasiado. Que la gente tenga que pisar la cárcel es un abuso flagrante a los derechos humanos."
A solo un par de horas de La Paz llegas a Los Cabos, que son dos puntos turísticos unidos por una avenida enorme, Cabo San Lucas y San José del Cabo. En Los Cabos, un amigo tiene un conecte telefónico que entrega a domicilio en su motocicleta maltrecha; por trescientos pesos consigo siete gramos. Estamos en un bareto al aire libre en Cabo San Lucas con otra colega que tiene un problema en la columna que le provoca dolor crónico, un dolor que ahora está tratando de mitigar con unos shots de licor color azul mar. Está tocando una banda vieja de rock clásico, y entre los Dylans y los Bon Jovis le digo a la colega si quiere fumar algo de lo que traigo para que se le pase el dolor.
Cruzamos la calle y enciendo el porro. Ahí fue mi primer error: cuando se fuma en territorio prohibido, uno siempre debe tener una visión periférica y no dejar puntos ciegos. Cuando los vi, era demasiado tarde, el humo nos delató y solo acerté a empuñar el porro. Mi segundo error fue no haberlo tirado inmediatamente: la prueba yacía en mi mano.
El poli número uno mostró cierta compasión, pues yo era turista y el cuerpo del delito era medio porro, pero el poli número dos inmediatamente llamó a su superior por la radio. Tienen cuotas que cumplir, así que la patrulla llegó y, sin piedad, me esposaron cual si fuera un criminal; afortunadamente, no cargaba nada más. El ignorante porcino no puede entender que el cannabis es medicina y que medio porro es mucho menos dañino que humo de tabaco, pero el cabeza de chorlito solo se dedicó a tratarme como a un delincuente.
No es nada agradable tener las muñecas reprimidas y estar recibiendo codazos sin saber a dónde te llevan. La patrulla paró varias veces a recoger armas, lo cual me puso mucho más nervioso. El ministerio es un edificio macabro que bien podría ser un centro de tortura; hasta los que trabajan ahí parece que están encerrados dentro de su miserable existencia.
La pena por fumar marihuana en un lugar público en Baja California Sur son treinta seis horas de cárcel o unos cuatro cientos euros de multa. En teoría, la posesión está descriminalizada, pero en la práctica no sucede igual. La portación personal permitida es de cinco gramos. Previo a lo que dijo la SCJ, ya desde el 2009 los polis no deberían ni arrestarte ni multarte por posesión, sino recomendar terapias. Fumar mota en público es una falta administrativa cuya sanción varía en cada municipio del país. Por ejemplo, en Querétaro son doce horas de talego o tres mil pesos; en Ciudad de México son veinticuatro horas en el “torito” o tres mil pesos de multa, igual que si estuvieras bebiendo cerveza en vía pública; en algunas playas de Nayarit, la gente va fumando y tomando por donde quiere; en otros estados como Quintana Roo, donde se encuentra Cancún, puedes alcoholizarte en todos lados, pero fumar está mal visto por las autoridades. En Baja California Sur tomar en la calle tampoco está tan mal visto: permitido para los turistas, sí, pero para los locales, no; prueba de ello fueron los borrachos que me acompañaron en mi celda, los cuales, junto con un golpeador de mujeres y un traficante de cocaína, fueron los miembros de mi crew esa noche.
El humano debe tener la libertad de medicarse para paliar cualquier dolor, tanto físico como mental, de la forma que más le convenga mientras esto no comporte dañar a otras personas. En cualquier parte del mundo deberíamos tener la oportunidad de obtener de las plantas los remedios que consideremos apropiados para nuestro cuerpo como quien se hace un té de manzanilla para el estómago o toma jengibre para la gripe. La Constitución de la Organización Mundial de la Salud afirma: “El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”. Entonces, yo me pregunto: ¿por qué no permiten que la gente tome remedios psicoactivos? El derecho a la salud incluye el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salubridad de calidad suficiente. Esto no sucede, ya que las farmacéuticas, más preocupadas por crear clientes que sanarnos, venden productos con precios excesivos con múltiples efectos secundarios, para los cuales tienen otros productos. El cannabis es un medicamento natural cuyos efectos secundarios más peligrosos son comer o dormir demasiado. Que la gente tenga que pisar la cárcel es un abuso flagrante a los derechos humanos.
Luces y sombras de la regulación
"México se convertiría inmediatamente en el mercado cannábico más grande del universo, con una población que ya roza los ciento treinta millones. Esto pondría una presión grande a Estados Unidos, que se vería en la necesidad de legalizar de una vez por todas."
El 19 de junio del 2017 se hizo una reforma al Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario para la Producción, Investigación y Uso Medicinal del Cannabis y sus Derivados Farmacológicos, pero no fue sino hasta el 12 de enero de 2021 que se promulgó la reglamentación a estas reformas que tienen por fin dar acceso a la población a productos derivados del cannabis. Este documento regula el cannabis con fines de producción, investigación, fabricación y médicos. En su artículo 2, establece que la producción primaria de cannabis se realizará para los siguientes fines: abastecer la fabricación para generar materia prima para realizar las investigaciones y producir semilla.
El licenciado en derecho Oliver Álvarez L. nos explica los últimos acontecimientos: “El Congreso de la Unión realizó foros de discusión multidisciplinaria sobre el tema, y es concluyente que la actual posición prohibitiva sobre el cannabis es de suma ignorancia, retrógrada, anacrónica, equivalente a la época de la prohibición del alcohol, de consecuencias graves como violencia, corrupción, deficiencia en la recaudación fiscal, desperdicio de recursos en el combate, falta de aprovechamiento de los grandes beneficios terapéuticos, restricción de los derechos humanos a la libre autodeterminación de la personalidad. Entre las reformas de enero del 2021 destaca la separación y distinción entre el THC y el CBD, la definición del CBD como substancia no psicotrópica”, continúa explicando.
“El pasado 19 de noviembre de 2020, el Senado comunica haber aprobado en lo general el dictamen para la regulación del cannabis, permitiendo ya el consumo lúdico de la planta, no obstante, todavía con limitaciones, como el número de plantas en casa por persona. Asimismo, se deberá comprobar la adquisición lícita de sus semillas y plantas, mismas que no podrán exceder los montos autorizados. Esto último es una limitación legal que parece lejos del paradigma prohibicionista generador de violencia y corrupción; es absurdo pensar en limitaciones en la portación del cannabis y que el consumidor deba probar el origen lícito del producto, sería equivalente a que la ley permitiera solo comprar un six de cervezas por persona y que además debas probar a la autoridad el origen lícito de la cerveza. Otro aspecto interesante del anteproyecto de esta Ley es la creación del Instituto Mexicano del Cannabis, quienes autorizarán, entre otras cosas, las concentraciones máximas permitidas de THC y CBD, lo cual es comprensible con respecto al THC pero no al CBD, substancia que la propia Ley clasifica como no psicoactiva”, concluye Oliver.
Fin de la aventura
Al final, salí del talego al mediodía pagando la mitad de la multa, después de pasar una de las peores noches de mi vida. Baja California Sur es un lugar mágico y surrealista, donde hay animales y plantas (sobre todo, cactus) endémicos que solo se pueden ver en esta región, como ballenas y peces mágicos. Es una región semidesértica con volcanes y lagunas, que es rociada por la brisa del mar de los dos lados de la península, creando un clima y un ecosistema únicos. El mar de Cortés es una pasada paradisíaca. Hay lugares para surfear, hacer windsurfing, bucear, ver tiburones ballena, nadar en aguas cristalinas. Pero, eso sí, hay que irse con cuidado a la hora de fumar hasta que el gobierno mexicano no termine de regular las leyes para proteger a nosotros los consumidores de cannabis. La secretaria de Gobernación, Sánchez Cordero, ha dicho que ya este año debe aprobarse. Es urgente y convendría mucho al actual gobierno de Andrés López Obrador, que tendría bastantes ingresos de los impuestos (del 15 al 20%) para sus programas sociales. México se convertiría inmediatamente en el mercado cannábico más grande del universo, con una población que ya roza los ciento treinta millones. Esto pondría una presión grande a Estados Unidos, que se vería en la necesidad de legalizar de una vez por todas.
Yo seguí recorriendo la República mexicana. En Jalisco me apañaron fumando mientras manejaba. No quise averiguar de multas ni de cárcel ni de requisiciones de la furgoneta: le di tres mil pesos al oficial y seguí mi camino hacia las playas de San Pancho, en el estado de Nayarit: allí me esperaba un bar donde fuman abiertamente con el mar de fondo.