Cuando en abril se presentó Nintendo Switch 2, muchos nos llevamos las manos a la cabeza. Primero, porque la consola tiene un precio elevadísimo para una portátil, quinientos euros, que si lo comparamos con los doscientos cincuenta euros de Nintendo Switch, estamos hablando del doble. Vale casi más que la PlayStation 5. Segundo, sucedió algo peor: anunciaron que los juegos de Nintendo estarían sobre los noventa euros. Esto es una barbaridad, y teniendo en cuenta que los juegos de esta marca rara vez tienen descuentos por muchos años que hayan pasado, significa que, a partir de ese momento, Nintendo acababa de fijar los precios de mercado para los videojuegos que vendrán. Si sumamos a esto una especie de globo sonda que lanzó Rockstar anunciando que Grand Theft Auto VI, que saldrá en mayo del 2026, valdrá cien euros y que los videojuegos triple A de las dos grandes compañías del mercado de consolas cuestan ya ochenta, el futuro pinta mal.
A no ser que seamos personas que han nacido con el dinero como condena, vamos a tener pocas opciones si queremos jugar a lo que va saliendo. Puede pasar que somos de los que compran un juego al año, con lo que todo esto nos va a importar poco y, probablemente, ni siquiera estemos leyendo esto porque, en general, los videojuegos tampoco nos interesan. Pagar noventa euros nos dolerá, pero al no hacerlo todos los días probablemente nos olvidaremos. Otra opción es esperar: si no es de Nintendo, los juegos suelen bajar de precio. Las ofertas de las tiendas digitales y las retail abaratarán el precio conforme vaya pasando el tiempo. No estaremos a la última, pero tratándose de juegos, ¿quién necesita estar a la última? Otra opción, que es la que vamos a explorar aquí, es ir a los juegos de segunda fila, cuyos precios aún están contenidos y pueden darnos mucha satisfacción. Entendemos que esta opción no será la del jugador casual, tampoco la de alguien a quien le interesa solo un tipo de juego, sino para los que tienen el jugar como afición y les gusta probar cosas diferentes. Sin embargo, contrariamente a lo dicho en las líneas anteriores, a los que más debería interesar esto es a las personas que están a medio camino, pues los que tienen ese perfil mencionado ya conocerán estos juego. Sea como sea, ¿qué mejor momento que el verano?
Vamos a intentar rebajar el coste en ocio superfluo para este verano, buscando maximizar el tiempo de juego. Juegos que nos sirvan para llenar el tiempo muerto en julio y agosto, un poco de todo en géneros, como en botica. Dado que estamos bastante enganchados a la Steam Deck, también pensamos en unos cuantos a los que ahora estamos dándole y, además, con cierta idea de portabilidad. Si el nuevo Mario Kart costará noventa euros, ahí dejamos seis juegos que cuestan esa cantidad en total. Pero si enganchamos las rebajas de Steam, es probable que estos seis lleguen a costar la mitad.
Un poco de juego narrativo

The Excavation of Hob’s Barrow (Cloak and Dagger, 2022, 12,50 €)
Si nos gustan los juegos con historia y en los que no haya que pensar demasiado, dos buenas recomendaciones son Pentiment (Obsidian, 2022, 20 €) y The Excavation of Hob’s Barrow (Cloak and Dagger, 2022, 12,50 €). Las dos podrían meterse en el saco de las aventuras point-and-click, pero mientras que Hob’s Barrow es una aventura más tradicional, Pentiment basa su estructura mecánica en la interacción con los personajes no jugadores.

Pentiment (Obsidian, 2022, 20 €)
Hob’s Barrow es una suerte de historia de folk horror que se va cociendo a fuego lento. Nuestro personaje visita un pueblo para desenterrar un túmulo antiguo, siguiendo los pasos de nuestro padre, enloquecido por esa misma obsesión. Aunque suena siniestro, la mayor parte del tiempo disfrutamos de una aventura ligera, con buenos toques de humor, puzles sencillos y una escritura muy buena. Hob’s Barrowes el mejor juego de Cloak and Dagger, que es mucho decir. Pentiment es más extraño. Aunque la trama es muy importante, pues es un juego que basa todo su peso en eso, en realidad lo que le propone al jugador es sumergirse en cómo sería vivir a la sombra de un convento durante el 1530, cuando se está produciendo el cisma entre católicos y protestantes. En ese sentido, Pentiment es casi un ejercicio de microhistoria como El queso y los gusanos, de Carlo Ginzburg. Aunque recuerda en ocasiones a una especie de El nombre de la rosa, pues tenemos monjes, misterios y muertos, este juego tiene una voz propia y apunta a temas diferentes a los de la novela de Umberto Eco. Entre los dos nos quedamos con Hob’s Barrow, pero Pentiment es una delicia. No nos arrepentimentaremos de Pentiment, si vale el chiste malo.
Estrategia pausada

Into the Breach (Subset Games, 2018, 15 €)
Si queremos dejarnos los sesos, pero de manera que no sudemos más de lo que ya estamos sudando, tres juegos de calidad: Into the Breach (Subset Games, 2018, 15 €), Tactical Breach Wizards (Suspicious Development, 2024, 19,50 €) yDrop Duchy (Sleepy Mill Studio, 2025, 15 €).
Sobre Into the Breach hablamos bien siempre que podemos. Es uno de los mejores juegos de estrategia por turnos que se han hecho. Comandamos a tres mechs que deben parar una invasión alienígena que sucedió en una línea temporal paralela. Para cumplir este objetivo, primero deberemos expulsar a estos indeseables de las islas principales del continente, para luego poner en marcha una máquina que les borre del tiempo. Puede sonar a argumento de un genocida, pero vamos a suponer que no es eso lo que hacemos. Lo divertido del juego es tratar de ajustar las habilidades de los mechas (que aunque comenzamos con tres podemos desbloquear unos treinta) a cada situación específica. Es muy tenso turno a turno y el error se paga caro. La rejugabilidad es tremenda y el desafío, considerable.

Tactical Breach Wizards (Suspicious Development, 2024, 19,50 €)
Tactical Breach Wizards es una mezcla entre Into the Breach (sobre todo, sus mecánicas de empujar a los malos) y X-COM. No es tan bueno como los referentes, pero es su propio universo y funciona realmente bien. Aquí llevamos a magos que son como agentes de cuerpos especiales que entran rompiendo a toda velocidad antes de que los objetivos tengan tiempo de reaccionar. La trama de juego es parte de esta broma de magos como policías de élite, en donde trataremos de desmontar la conspiración de un agente desertor. Aunque uno puede saltarse toda la narrativa (el propio juego nos anima a hacerlo si no nos interesa un pedo el asunto), ciertamente es lo que le da mayor encanto al tema. El resto es muy divertido, pero no tanto, tal vez, sobre todo pasadas las primeras cinco horas, pues la variedad de habitaciones y enemigos no acaba de reencender el amor. Dicho esto, es altamente recomendable.

Drop Duchy (Sleepy Mill Studio, 2025, 15 €).
Finalmente, Drop Duchy que acaba de caer, es una especie de Tetris mezclado con un juego de draft y roguelike. Sí, los videojuegos ya son como cuando un crítico musical dice que un disco es goth-punk-metal-glam…: igual es atinar perfectamente o decir absolutamente nada. El caso es que en Drop Duchy construimos nuestro reino de forma abstracta adquiriendo construcciones que van en piezas de poliominó y que generan recursos según las coloquemos cerca de un prado, un río o un bosque, por ejemplo. Además, habrá piezas de soldados enemigos que tendremos que combatir con nuestras tropas, y su dificultad dependerá no solo de nuestras piezas, sino también de cómo situemos las del rival. Suena complicadísimo, pero no lo es tanto. No es una obra maestra, pero es muy original.
Acción de la difícil

Tormentor X Punisher (E-Studio, 2017, 8 €).
Aquí podríamos señalar muchísimos, empezando por Nuclear Throne, pero optamos por una opción más extraña y barata: Tormentor X Punisher (E-Studio, 2017, 8 €). Acción cafre, muy cafre, que se juega en partidas muy cortas. Por lo general, en minuto y medio ya estaremos muertos y querremos otra partida. Si somos muy buenos, igual llegamos al final, que será en el minuto cinco. Está pensado como para jugadores casuales, pero es un juego bastante fino y más profundo de lo que parece. Aquí llevamos a una chica que baja al infierno porque... ¿a quién le importa?, y se lía a tiros con todos los demonios con su ametralladora. Es tan agresivo en su planteamiento que la ametralladora se recarga con el disparo secundario, que es una escopeta: recargar disparando. A los jefes finales (que son cinco) se les mata con un solo disparo, aunque algunos exigen que sea haciendo algún truco. El escenario no cambia y estaremos todo el rato asediados por muchísimos demonios que sacan la navaja en cuanto nos tienen al alcance. Tormentor X Punisher es eso que llaman “una joya oculta”, pero en este caso sí que verdaderamente lo es. Por un precio de ocho euros, estamos ante una obra catedralicia de los juegos de acción. Si con todo esto aún se prefiere pagar noventa euros por un juego, hacédnoslo saber.