Aunque no esté de moda, queríamos dedicar un repaso a algunos de los juegos sobre el monstruo más baboso e inquietante del cine. Y no nos referimos a Harvey Weinstein, o alguno de sus secuaces, sino al xenomorfo que diseñó H.G. Giger desde las palabras de Dan O’Bannon y Ronald Shusett, que llevó a la pantalla el productor Walter Hill y dirigió Ridley Scott. Si soltamos tantos nombres de sopetón en lugar de señalar a Ridley Scott como único responsable de la maravillosa Alien: el octavo pasajero (1979), es porque en Alien se juntó tanto talento que, lo que podría haber sido una película más del montón, se convirtió en todo un referente de la cultura popular y en un pináculo del género de terror. En los setenta uno tiene lo mejorcito del cine estadounidense y, en el ocaso de la década, Alien vino a probar el pulso narrativo que tenía la cinematografía mainstream.
Pero la leyenda del alien se acabó por encofrar en la también magistral Aliens: el regreso (1986), del megalómano James Cameron, en un punto dulce entre The Terminator y la ambiciosísima Abyss. Cameron transformó el tono de Scott del terror al del cine bélico en una de las películas más influyentes del cine contemporáneo, que a día de hoy se mantiene sólida como una roca milenaria. Con la cantidad de frikis a los que nos gustaba este rollo, no era de extrañar que los juegos se hicieran cargo de la pulsión juvenil de los amantes de la franquicia. Y así como es muy complicado trasladar el ambiente opresivo del Alien de Scott, la película de Cameron sí que da los hilos para tejer juegos. Y así sucedió, claro. La mayor parte de los videojuegos, cómics y películas han puesto más sus ojos en lo que Cameron montó que en el ambiente de Alien. Es mucho más jugable Aliens que Alien. La contra de esto es que desde el 1986 casi nadie ha innovado en la franquicia; algunos cómics lo han conseguido, los juegos que os traemos son divertidos, y alguna gamberrada, como Alien: Resurrection, funciona. Pero ya no hemos encontrado el giro radical como el que se produjo entre Alieny Aliens ni probablemente se dé.
Noah Hawley, el creador de la serie de Fargo (que sí supo explotar bien la esencia de algo que no da para franquiciar, como es una película de los Coen), anda metido en una serie sobre el monstruo. Igual, tal y como hizo con Legion (la serie de superhéroes más original que se ha hecho), nos trae un soplido de frescorcete. Esto es posible desde que Disney se hizo con 20th Century Fox. En el paquete les venían tanto la IP de Alien como la de Predator. De Predator ya hicieron un film, que no estaba mal; de Alien, unos cómics bastante decentes. Veremos si siguen por esa línea o caen en una estandarización de la mercancía que no le hace bien a nadie.
Mientras tanto, al que le gusten los xenomorfos ya debería conocer estos videojuegos. Al que no lo tenga claro que se deje llevar un poco por estas criaturas tan adorables que te revientan el pechito.
Aliens: The Computer Game (Electronic Dreams, 1986)
Aquellos maravillosos años
Ojo con dejarse llevar por la nostalgia y acabar por afirmar que todo tiempo pasado fue mejor. Igual lo que se echa de menos es ser pequeño y no tener el peso del mundo encima de los hombros. O que las preocupaciones fueran objetivamente menores, pese a que desde el punto de vista del nene las cosas se vean como gigantes con brazos como aspas. Aliens: The Computer Game no era un buen juego y tenía más ambición que buen arte. Sin embargo, tiene dos virtudes: por un lado, haber metido en computadores con tan poca potencia, como el Amstrad CPC 464, un juego que picaba altísimo; por otro, no es el primer juego de la franquicia pero sí el primero que supo capturar con mucha gracia cierta esencia de la película de James Cameron.
Es un juego ambicioso porque no se conformaba con que llevásemos un personaje, sino que dirigíamos a toda una escuadra que debía recorrer Hadley’s Hope, la colonia que se instaló en el planeta de Alien, para acabar con la Reina de los xenomorfos. Aliens: The Computer Game hacía virtud de sus flaquezas, y lo resolvía realmente bien. Pilla la esencia mediante la simulación de las famosas cámaras personales que llevaban los marines de la película. De esta manera, el jugador tiene la impresión de estar llevando a cada uno de los personajes mientras ve en una pantalla de un monitor lo que les pasa. Perdíamos la partida solo cuando morían todos los personajes, por lo que, en realidad, todos forman parte de una “tripulación prescindible”. El objetivo de estos expendables es acabar con la Reina Alien. Tenía un punto muy tenso en tanto que, como solo podíamos mantener en imagen a uno de los personajes, los otros podían estar siendo atacados por álienes. Por esta razón, el jugador debía estar cambiando de cámara constantemente y moviendo a los personajes para evitar ser devorados. Además, contaba con el famoso sonido del detector de movimiento, que nos advertía de la presencia de un alien.
A la larga, el juego era muy tosco, de difícil manejo, en el que el laberinto del juego era un tanto enloquecido, pues uno no podía orientarse bien y saber si estaba avanzando, retrocediendo o qué. El ataque de los xenomorfos era un tanto ridículo, pero cuando eres chiquito igual cualquier cosa da susto. Y, aunque podíamos llevar a Ripley, Vasquez o Hicks, poco importaba, pues ninguno se diferenciaba del resto en cuanto a habilidades (pero molaba muchísimo verles las caras en ocho bits). En fin, un juego para rescatar de las páginas de abandonware, con muchas virtudes y defectos, pero que es entrañable.
Aliens: Dark Descent (Tindalos Interactive, 2023)
El juego táctico de álienes
Aliens: Dark Descent pasó este año sin pena ni gloria. Las críticas han sido mayormente buenas, pero tampoco demasiado entusiastas, quedando en ese limbo de las cosas que están bien, pero no tan bien; o de las que están mal, pero no tan mal. La actualidad no perdona lo mediocre, porque no está polarizado, ¿y a quién le importan las medias tintas? Es una lástima porque hacía mucho tiempo que no se hacía un producto sobre Aliens competente, entretenido y con un acercamiento original en la franquicia. Después de cataclismos como Colonial Marines o fiascos como el Aliens: Fireteam, Dark Descent es una alegría.
Se ha definido como un XCOM ligero, en el sentido de que es un juego táctico de manejo de escuadra. Y así es. Se parece mucho a la gestión de soldados de XCOM, el esquema de misiones y la fase donde podemos ir mejorando la base en la que nos hospedamos. Esto no debe sentirse como un demérito del juego, al contrario. Ha sabido aprovecharse de las mecánicas de XCOM, simplificarlas y aplicarlas en el entorno de la franquicia del xenomorfo. Incluso cuenta con una campaña sólida que aporta algo (no mucho, pero algo) al universo del alien. No es un cambio de paradigma como lo que intentó (para mal) Ridley Scott con Prometheus, pero sí que, dentro del esquema claustrofobia - planeta inhóspito - álienes colmena - marines, tiene un punto de interés que otros no han sabido aprovechar.
Dada la cosecha de videojuegos de este año, hay que alegrarse de que este juego haya quedado en la sombra, pues demuestra que lo que está por encima es buena mandanga. Pero toca sacarlo a la luz, sobre todo para los que somos apasionados del bicho.
Alien: Isolation (Creative Assembly, 2014)
El gato y el ratón
Tal y como señalaba el académico del cinematógrafo Stephen Mulhall en On Film, la franquicia de Alien, al menos sus cuatro películas básicas, son una historia sobre la maternidad: el miedo a tener hijos, ser madre o la pérdida del hijo. Una lectura freudiana muy refrescante que encaja muy bien con lo que estos films proponen en un segundo término. Pues no se hable más. Alien: Isolation trata, en efecto, sobre madres ausentes e hijas tras su rastro. En esta aventura de terror, el jugador interpreta a Amanda Ripley, la hija de Ellen Ripley, que se propone averiguar qué misterio hay detrás de la explosión del carguero Nostromo. Amanda supone que su madre murió junto a toda la tripulación, algo que el resto sabemos de sobra que no es así. Este juego se sitúa temporalmente entre la película de Ridley Scott y la de James Cameron. Para los que no sean muy fanáticos de Aliens, hay que recordarles que, en la versión extendida de esta película, hay una pequeña secuencia en la que descubrimos que Ripley tenía una hija, y que esta falleció de muerte natural mientras ella estuvo cincuenta y cuatro años perdida en el espacio. Aunque fue un detalle tal vez intrascendente (de ahí que se eliminara del montaje), explica mejor la relación entre Ripley y Newt, la niña que es única superviviente de la colonia de Hadley’s Hope.
Alien: Isolation es el juego favorito de los fans de la franquicia y, probablemente, lo sea. Aquí el referente es tanto Alien como los juegos Amnesia y BioShock. Por la parte de Scott está claro: un gigantesco pecio que explorar, ambiente claustrofóbico y un único alien que está por ahí dando sustos. La gracia de este alien es que tiene un comportamiento un tanto impredecible y nunca sabes cuándo va a salir. Al no ser un videojuego centrado en la acción, sino en el sigilo, matar al monstruo es una tarea imposible, por lo que o bien uno iba a esconderse, o bien utilizaba los objetos improvisados para ahuyentarlo. Esto último es lo que recuerda a juegos como Amnesia o Soma (este último es uno de los mejores juegos de este estilo, dicho sea de paso): el ambiente pesado y amenazante; los enemigos invencibles; una historia oscura y desalentadora. En fin, que si alguien tuviera que comprar un solo juego sobre el xenomorfo porque le gusta la franquicia, debería ser este. Ahora bien, para poner la nota amarga: a nosotros nunca nos ha enganchado, siendo como somos muy fanáticos de las películas. Pero entendemos perfectamente por qué es el preferido de la gente e igual este es el camino a seguir, en lugar de hacer, otra vez, álienes contra marines.
Alien versus Predator 2 (Monolith, 2003)
Lucha de titanes
Todo el mundo debería saber que Predator 2 es una buena película. Contra todo pronóstico, la secuela de Predator, probablemente una de las mejores películas de acción y terror de los años ochenta, es bastante interesante. Un futuro muy parecido al nuestro, en el que la gente se asa por las calles, atrae a un nuevo predator a la Tierra. Lucha urbana, mucho sudor en los sobacos y un punto kitsch mezclan bien como cóctel de peli de noche del verano del antropoceno. Al final de la película, cuando Danny Glover entra en la nave del predator, podemos ver en una vitrina una calavera de un alien. ¡Eso sí que era Easter egg! Dado que los dos personajes –alien y predator– pertenecen a la 20th Century Fox, era de suponer que tarde o temprano los iban a juntar, y Predator 2 era la incuestionable señal de que pasaría. Las pelis que hicieron luego fueron una mierdaca. Los cómics, no tanto; de hecho, algunos son muy buenos, y los juegos tienen una de cal y otra de arena. Alien versus Predator 2 es de los buenos.
Aunque no tenga nada de original en su narrativa, Alien versus Predator 2 fue un juego que nos hizo disfrutar muchísimo y, por vez primera, sentir que las piezas de la acción, la historia y la jugabilidad encajaban. A pesar de que Monolith tuvo un monstruo de juego del que no supo sacarle todo su jugo, el resultado fue de mucho contenido en una época en la que esto no era tan relevante como ahora. En lugar de una campaña, aquí había tres: una con los humanos, otra con el alien y otra como predator. Cada especie se controlaba de manera diferente, con lo que la asimetría se transmitía de manera excelente al juego. De hecho, en la campaña como alien comenzábamos como un abrazacaras buscando un huésped para gestar al alien adulto; encantadora la escena en la que, una vez madurado, teníamos que abrirnos paso a dentelladas hasta destrozarle el pecho al huésped. Pocas veces se nos ha puesto en esa perspectiva de empatía con el monstruito. Gozadera.
Si fueran poco tres campañas, estaba el modo multijugador, en el que podían enfrentarse los tres bandos, y era divertidísimo. Sepan disculpar la emotividad innecesaria que, en realidad, dice poco del juego, pero en la apreciación estética de este juego, que quedó en el contenedor de la historia (¡rescátenlo de las páginas de abandonware!), solo puede sostenerse la nostalgia de lo que sucedió hace veinte años. Toda una vida.
¡Ojalá el desparpajo y el atrevimiento de Alien versus Predator 2 en los productos mainstream que tenemos que sufrir!