Alguna que otra vez hemos revisado aquí videojuegos en los que nos toca hacer de detectives. No es algo tan común que haya juegos que nos hagan sentir como uno. Por lo general, los juegos tienden a tener un modo detective en lugar de lograr que con sus mecánicas nos sintamos como si lo fuéramos. El modo detective lo que suele hacer es señalar lo más importante de una escena y, al investigarlo, una voz en off nos cuenta qué es lo que hemos deducido. Pues en los juegos que aquí traemos esto no sucede: tenemos que tirar de inducción o deducción para averiguar quién fue el asesino o los motivos y las relaciones entre los diferentes personajes. Eso sí que se parece más al trabajo de un investigador. Aunque no sea una “simulación de ser detective”, sí que, al menos, obliga al investigador a poner en funcionamiento tanto sus dotes de observación como las de relacionar eventos dispares. Aprovechando lo bien que está The Rise of the Golden Idol, le hacemos una pequeña reseña y recordamos el juego que le debe todo: Return of the Obra Dinn.
Return of the Obra Dinn (Lucas Pope, 2018)
El barco de los misterios

Hablar de Return of the Obra Dinn es hablar de Lucas Pope, un tipo que con solo dos juegos es uno de los iconos independientes del medio. Con motivos, dado que Paper, Please, su primer juego, es una obra maestra que se cita cada dos por tres como ejemplo de excelencia y éxito entre crítica y público. Papers, Please es el juego de un hombre sin atributos, un chupatintas que está en el control de aduanas de un país tiránico. Y es ahí, en la mediocridad de su propuesta, donde Pope encuentra la excelencia. Del mismo modo, la mecánica central es un busca las diferencias, que nos sirven para determinar si alguien debe o no entrar en el país, siempre y cuando cumpla con ciertos estándares.
Obra Dinn es otra historia de un chupatintas, esta vez un empleado de una aseguradora que debe ir hasta un navío, del que toda su tripulación desapareció, y hacer un informe sobre lo allí sucedido. La gran diferencia, donde entra lo fantástico, es que este funcionario gris tiene un reloj que le permite ver una estampa del pasado con la que hacerse una composición de que pudo haber sucedido.

Por lo demás, el juego consiste en identificar a todos los tripulantes y determinar cómo fallecieron. Suena fácil, pero creednos que está lejos de ser así. Exige estar atento a múltiples detalles de cada escena y saber juntar diferentes piezas mientras reconstruimos la línea temporal de lo sucedido en el barco. A veces pensaremos que Mengano mató a Fulano, cuando no es así, sino que fue Fulano el que mató a Mengano.
Si Papers, Please es un busca las diferencias, Obra Dinn toma las mecánicas de algo muy parecido al Cluedo. Tendremos un cuaderno en el que ir rellenando los huecos con los nombres, roles y las circunstancias por las que fallecieron los tripulantes. La historia, conforme se desarrolla y logramos restituir sus piezas, es propia de los terrores lovecraftianos. Nunca nos cansaremos de recomendarlo.
The Rise of the Golden Idol (Color Gray Games, 2024) / The Case of the Golden Idol (Color Gray Games, 2022)
Retablos del ‘macabrario’

The Rise of the Golden Idol (Color Gray Games, 2024)
Siguiendo la estela dejada por Obra Dinn, The Case of the Golden Idol y The Rise of the Golden Idol recogen el testigo de las mecánicas tipo Cluedo para desarrollar dos auténticos quema-cabezas. En lo que sigue, lo que se pueda decir de uno se puede comentar del otro, pues, en realidad, son dos juegos autónomos que operan bajo los mismos principios. Si acaso señalar que The Rise of the Golden Idol pule considerablemente la jugabilidad de su predecesor, lo que lo hace más accesible para jugar en plataformas menos precisas para este tipo de producto, como son las consolas. Son juegos pensados para usar el ratón, por lo que el juego en consola se siente más pesado, y es gracias a estas mejoras que la implementación en estos dispositivos es mucho más fluida.

The Rise of the Golden Idol (Color Gray Games, 2024)
Lo que nos proponen estos dos juegos es tratar de adivinar qué ha sucedido en una estampa congelada en el tiempo en la que al menos una persona ha fallecido. Vamos revisando unos “puntos de interés” donde encontraremos pistas en forma de documentos u objetos y, mientras tanto, se nos pedirá que rellenemos una especie de formulario donde hay unos huecos que corresponden con las personas implicadas, las armas y localizaciones y alguna que otra motivación. El modelo responde a algo así como “Fulanito mató a Menganito en la cocina, porque quería hacerse con el ídolo”, donde tendremos que adivinar quién es quién de esa imagen congelada.

‘The Case of the Golden Idol’ (Color Gray Games, 2022)
Mientras que para solucionar el puzle de Obra Dinn el jugador necesita hacerse una composición de lugar de todos los acontecimientos sucedidos durante el trayecto del navío, en los Golden Idol la secuencia congelada es independiente del resto, al menos en cuanto a que uno podría solucionarlo sin tener que seguir la narrativa que entrelaza todos los casos a resolver. Esto no implica que no haya una historia general, y que si el jugador es capaz de seguirla, algunos casos serán algo más triviales que otros. En The Case of the Golden Idol, ambientado a caballo entre el siglo xvii y xviii, seguimos mediante sus estampas del horror y el daño (dibujado con esa estética feísta tan maravillosa) el devenir de una especie de culto sacado de El hombre de mimbre. Este culto se ha hecho con un poderoso ídolo dorado que parece estar maldito, pues mientras va cambiando de manos queda detrás un rastro de cadáveres digno de Se ha escrito un crimen. Entre lo descacharrante y lo patético, en su aparente insustancialidad, nos deja un bodegón de las miserias humanas, el deseo de poder y lo malvados que podemos llegar a ser los unos con los otros.

‘The Case of the Golden Idol’ (Color Gray Games, 2022)
En The Rise, la historia es algo más convulsa, pero el esqueleto narrativo es similar, esta vez ambientado en nuestro presente. El ‘macabrario’ taxonómico que nos presenta cada una de sus escenas es igualmente atroz y divertidísimo. Si uno se ha enfrentado a The Case, probablemente le resulte más fácil The Rise que su predecesor. Pero que nadie se engañe: es un quema-pestañas donde nos pasaremos un buen rato analizando no solo los puntos de interés, sino que hay que prestar mucha atención a cómo se ha congelado la estampa que debemos resolver. Aquí sí que el diablo está en los detalles, por lo que no hay que mirar el dedo que señala sino la escena en su conjunto. Si nos gustan los denominados juegos de deducción, este díptico de la miseria humana tiene que estar en nuestra colección.