Ana Tijoux acaba de volver de su almuerzo en un restaurante a los pies de su departamento en la Plaza Ñuñoa. Viene con Luciano, su hijo de cuatro meses, quien mira con grandes ojos hacia alguno de los juguetes de la alfombra, camuflados entre los discos y libros de su mamá. El equipo de CAÑAMO prefiere clavar la vista en una seta de tonos café que adorna el lugar, mientras la anfitriona pone un disco de un trovador de vallenato colombiano llamado Rafael Escalona, su nueva adicción musical. Archivos Cáñamo. Fecha original de publicación julio 2005, edición N° 2.
En estos días se encuentra afinando los últimos detalles de lo que será Casino Royale, el tercer disco de estudio de Makiza. Junto a sus compañeros de banda, Seo2, Nakeye y Soni han definido la última semana de agosto para presentar el primer single del álbum.
“Estamos más viejos. Me refiero a que cuando hicimos el “Aerolíneas…” y el “Vida Salvaje”, todos vivíamos en las casas de nuestros papás. Éramos más chicos, teníamos otras vivencias. Ahora todos estamos armando familia, y el carrete es distinto. Pero seguimos mirando lo que pasa afuera. Una se nutre de lo que ve en la calle, puede ser la esquina, pero claramente muchas cosas han cambiado porque nosotros mismos lo hemos hecho”, reflexiona.
Paralelamente, está embarcada en una serie de presentaciones con los Guarenes de Luxe, banda improvisada con Camilo Salinas, Fernando Julio de Los Imposibles, KVZon de Chancho en Piedra, Ricardo Barrenechea de De Saloon, y Victor Flores —aka Solo Di Medina—, según cuenta la señorita Tijoux, o Lady Guarén, como se le conoce en la agrupación.
Anita, La Pelacables
La madre de Ana botó la única planta de marihuana que ella osó tener alguna vez en su casa. A mi mamá no le gustaba. La tuve porque a los 20 años no quería entrar en el mercado negro del narcotráfico; encontraba que era todo un círculo que llevaba a otras muchas cosas grandes. Y uno, pagando por una dosis, se metía en el mercado.
La primera vez que fumó lo hizo con sus compañeros del colegio, a los 14 años. “Tuve una época súper fumadora hasta como los 20 o 21 años. Tengo baja presión, y caché que no me hacía bien, así que lo dejé. Pero tengo cero rollos con quienes sí fuman. Sí me provoca rollos la gente que depende” asegura.
Drogas. ¿Qué más me dices de ellas?
¿Drogas? Hay drogas que me dan miedo, totalmente. Yo siempre he sido media reacia a ellas. Pero no a todas, obvio.
¿Cuáles te caen bien?
Las naturales, las que tienen un origen natural, que vienen incluidas con el planeta, como la marihuana.
¿Y cuáles te caen mal?
Me caen mal la pasta base, el crack, la heroína, la coca, todo lo que sea químico y adictivo me repele un poco. Con todo el respeto para el que lo hace, claro. Yo nunca he jalado por ejemplo. Me da mucho miedo, siento que no lo he necesitado. Aparte que mi mamá trabajó, cuando yo era chica, con jóvenes adictos a la heroína y con otros que consumían crack en París. Eso me produjo un bloqueo impactante.
Con respecto a eso, ¿qué fue lo más fuerte que te tocó ver en Francia?
Tengo un recuerdo fuertísimo. Cuando yo tenía seis años, vivíamos en un barrio que se llama Belleville, el mismo de las trillizas. Tengo una imagen: yo volviendo del colegio, a los seis años y subiendo unas escaleras, por seis pisos sin ascensor. Mi vieja siempre me decía que no tocara las jeringas que estaban en el suelo. Estaba lleno de jeringas. Yo, subiendo las escaleras y retengo, aún, la imagen de una mamá inyectándose heroína con su hija. Fue escalofriante. Eso me quedó atravesado. Tiempo después, entraron con un hacha a la casa del vecino de enfrente porque vendía heroína, y ahí nos cambiamos de barrio, a uno mucho más tranquilo, de hecho nunca paso nada en el otro lado.
¿Influye un buen caño al escribir una buena canción?
La verdad, no fumo hace varios años. Pero yo recuerdo muy bien haber fumado y que la marihuana me llevo a escribir unas canciones bacanes. Sé que en algún minuto la marihuana fue una vía o un canal para sensibilizar la parte pelacable que tengo; yo soy muy pelacable. Por ejemplo, mi volá era con el tiempo: no sabía nunca cuanto tiempo pasaba. Ese era mi rollo y por eso me gustaba, porque odio el reloj. El factor tiempo se me dilataba y no sabía si pasan cinco minutos o una hora. Me acuerdo también de otra cosa, muy divertida: cuando caminaba me sentía auto.
¿Auto?
Es que pelaba mucho el cable. (Ríe)
¿Y andabas por la calle como un auto?
Por la calle, caminando, así como con actitud de auto por el centro. Veía que toda la gente estaba chocando mientras caminaba, y yo pelando el cable y riendo. Era una wea muy, muy personal, caminaba y de repente ponía el… ¿cómo se llama eso? (mientras hace un gesto con las manos tratando de explicarnos).
¿El intermitente?
Sí. Entonces caminaba y ponía el intermitente en mi cabeza y les decía a la gente “eh, eh, permiso” (imitando el sonido de una bocina) y seguía caminando… Con la marihuana produje muchas cosas así, pelacables. (Vuelve a reír)
¿Crees que hay alguna relación temática entre hip hop y drogas?
Creo que hay relación de las drogas con todo.
¿Y a nivel de estigmas?
Esa es la lata. Siempre se estigmatiza al rapero. Lo relacionan con el delincuente, con el que roba, con los pantalones abajo. Siempre hay prejuicios. Hay prejuicios con que la rubia es tonta… Hay miles de prejuicios al respecto, Chile es un país de prejuicios.
Latinoamérica: De putamadre
Anita llegó a Chile a los 14 años, tras el exilio de sus padres en Francia. Junto a sus compañeros de Makiza –todos retornados- pusieron énfasis en el sentido de pertenencia en la definición de hogar. Hoy armó familia, pareja, un hijo y proyectos por mil. Dice que tiene un montón de cosas que hacer aquí.
¿Encontraste el hogar aquí en Chile?
Bueno, igual el hogar se mueve. Estoy apostando por mi pareja y mi hijo a funcionar acá, o sea claramente vivir de la música es una apuesta. Estoy tratando de ver qué pasa. Y si me fuera, me iría dentro de Latinoamérica. Con el tiempo me he dado cuenta del calor que tiene esta tierra. Creo que es un continente de la puta madre.
¿Dónde te irías?
Si no estuviera la cagada Colombia. Pero está la cagada. Eso es, entre otras cosas, por el Plan Colombia y el financiamiento antisubversivo de EEUU.
¿Qué opinas al respecto?
La verdad no cacho tanto del tema. Pero si sé que está muy manoseado, que el narcotráfico tiene la cagada, sé que ha muerto mucha gente inocente y es mucho más complejo de lo que uno cree. Muchísimo. Pero es el país que más me llama la atención: me gusta como hablan modulado, me gusta la música. He visto videos de Medellín y Cali, la arquitectura alucinante. Muy bello. La comida riquísima.
Y hay buenos hongos, según dicen los viajeros.
Así me han contado. Mi prima me regaló un hongo maravilloso aunque no es colombiano. Muestra el hogo en el que habíamos clavado los ojos en un comienzo, una seta oscura, grande y con aroma a madera. Es un hogo que se encuentra en la ciudad sagrada de Beijing. Me lo regaló como amuleto. Ella cultiva hongos medicinales. Y tiene una página muy buena: www.hongos.cl.
Fuente: Revista Cáñamo Chile. Fecha original de publicación julio 2005, edición N° 2.