A finales de mayo, agentes especializados en drogas sintéticas de la Brigada Central de Estupefacientes localizaron en un caserío aislado de Zeberio (Bizkaia) un laboratorio con capacidad industrial y en pleno funcionamiento para la producción de speed.
La instalación, anexa a una casa rural protegida por rejas y rodeada de naturaleza, reunía las condiciones idóneas para operar sin levantar sospechas ni de autoridades, ni de vecinos. El hallazgo incluyó 450 kilos de sulfato de anfetamina y 500 litros de precursores químicos, además de equipamiento industrial y una receta manuscrita con solo cuatro ingredientes: aceite de anfetamina, ácido sulfúurico, metanol y cafeína.

Las investigaciones, que se prolongaron durante siete meses, permitieron establecer que el destino probable de la droga eran fiestas rave y eventos de música electrónica, donde el consumo de esta sustancia es frecuente debido a su bajo coste respecto a la cocaína.
Durante el registro, los agentes encontraron parte de la droga ya empaquetada y otra en proceso de secado. Dentro del inmueble existían algunas medidas de seguridad como cortinas térmicas, equipos de protección y un sistema de monitoreo ambiental para evitar riesgos de explosión. Estas condiciones en que operan estos laboratorios se están volviendo habituales y su número ha crecido significativamente en España en los últimos años.

Imagen del alijo de droga incautado por la Policía Nacional en Bizkaia.
El laboratorio descubierto da cuenta de un problema poco abordado y que tiene relación con los riesgos ambientales de estas operaciones. La proximidad de un río facilitaba el vertido de residuos tóxicos, una práctica que preocupa a las autoridades europeas. En Países Bajos, donde esta problemática es recurrente, se ha identificado como "enemigo silencioso" al impacto ecológico provocado por la producción de drogas sintéticas.

Bidones de speed.