A medida que nos adentramos en el 2020 más y más países pasan la mano por la cara al gobierno de Pedro Sánchez en cuanto al debate de la regulación. En el continente americano ya han despertado los colosos Argentina y México y, a la vez, siguen sumándose nuevos estados de los EE UU, como Illinois, donde no solo han legalizado el acceso para adultos, sino que también han borrado los antecedentes criminales a 11.000 personas.
Y, en latitudes más cercanas, en Italia, las Cortes han fallado que el crimen de cultivo de drogas debe excluir “cantidades pequeñas cultivadas de forma privada para el uso exclusivo del productor”. Dicen las voces expertas azzurras que esto ya era así informalmente en los juicios de primera instancia y que lo más relevante del fallo es que dice explícitamente que no hay un debate abierto y honesto en el plano político. Bien, visto lo visto, quizás no estamos tan alejados de los italianos.
Lo que sí teníamos claro, sin necesidad de muchos estudios, es que el mercado no regulado es una mierda. Literal y figuradamente. En cuanto a lo literal es por que la marihuana es un producto de consumo utilizado por miles de personas y si las autoridades renuncian a los controles de calidad, condenan al consumidor a fumar mierda y a no poder pedir la hoja de reclamaciones. En cuanto al sentido figurado, no cabe otro calificativo pues la sentencia contra los responsables de La MACA es una mierda de dimensiones cósmicas. La vulneración de los derechos de los seis de La MACA debería ser el desencadenante de una oleada de solidaridad en todo el Estado y el inicio de una nueva etapa de lucha antirrepresiva. La finalidad de la estrategia urdida por la Fiscalía y el PNSD en 2013 ha llegado a su apogeo con este capítulo. Hagamos que esta sentencia sea la condena de la prohibición.