En los años 70 la universidad de UCLA descubrió por casualidad que el cannabis era una tratamiento extremadamente efectivo contra el glaucoma. El glaucoma es una enfermedad que se caracteriza por el aumento de la presión ocular y tiende a degradar los nervios ópticos.

La DEA pidió a la Universidad de UCLA ayuda en su lucha por criminalizar la marihuana. Se trataba de encontrar razones médicas que señalasen a la marihuana como dañina. UCLA trabajó sobre los ojos rojos que fumar marihuana suele producir. Sin embargo, mientras trabajaban por desacreditar el uso del cannabis encontraron que este era efectivo como tratamiento contra el glaucoma.

Es más, el cannabis es tan eficaz o más que cualquier medicamento recomendado por las agencias de salud estatales contra el glaucoma. El problema es que se trata del THC el que ayuda con esta enfermedad y los efectos duran muy poco. Para un tratamiento efectivo a base de fumar uno tendría que estar colocado (mucho) prácticamente todo el día. No todo el mundo puede permitirse eso.

Por este motivo muchos estudios recientes se centran en cómo encontrar un método eficaz para reducir la presión ocular mediante mezclas de THC y CBD que sean igual de efectivos sin la contrapartida de estar todo el día colocado. Cabe recordar que el glaucoma afecta en mayor medida a los ancianos y tenerlos todo el día colocados tal vez no fuese la mejor solución (o tal vez sí, abueletes muy colocados, muy arriba; pero no estamos en condiciones de ir dando lecciones a nadie en estos momentos…).

Los descubrimientos de la UCLA fueron inmortalizados en una canción reggae de Peter Tosh llamada “Bush Doctor”.