Son cómicos de largo recorrido y muchos lectores lo reconocerán por su habitual presencia en Comedy Central. Chico Requena lleva una década sin parar quieto y es el principal impulsor de este proyecto. En su haber cuenta con espectáculos como El primer niño de los 80, Talento para el fracaso y Trapos sucios, y en 2018 fue galardonado con el Premio a Mejor Cómico del año en Phi Beta Lambda. Eva Cabezas lleva ocho años haciendo reír al público en grandes y pequeños teatros y como colaboradora fija en Hoy por Hoy de Cadena Ser y en No son horas de Onda Cero. Fernando Moraño, también cuenta con más de diez años de experiencia actuando por toda España como cómico y como guionista en programas televisivos como Loco Mundo o La Resistencia de David Broncano.
El título de vuestra comedia, THC, lo presentáis como las siglas de Todo Humor Cannábico, ¿existe un humor cannábico específico? Si es así, ¿en qué se diferencia de otros tipos de humor?
Chico: Existe, tan específicamente como el humor científico o el humor negro, con la particularidad de que el humor cannábico puede además sumar a todos los demás. El encuadre de este formato son monólogos basados en la experiencia y el uso del cannabis. Somos tres cómicos curtidos en actuaciones por clubs y asociaciones cannábicas. Somos consumidores y tenemos un compromiso, normalizar y sacar la marginalidad que lleva implícita el consumo de cannabis, por la ignorancia y el desconocimiento que sigue habiendo en 2019. Este show es para todo el mundo, pero tiene un plus para todos aquellos que ya transitan el jardín.
Fernando: El cannabis es claramente un potenciador del sentido del humor, favorece las peripecias mentales, te hace ser menos duro con los chistes de los demás, nos vuelve niños y por ende imprevisibles y eso, la sorpresa, es una herramienta de base en la comedia. Buscamos una comedia que hable de lo positivo, de cómo su uso se ha perfeccionado, de la misma manera que se ha perfeccionado nuestra comedia.
Eva: El humor canábico es desde luego muy divertido. No sé si más o menos que el humor virgen de cannabis, pero, para mí, el viaje del humor con cannabis de por medio es mucho más intenso.
Vuestro espectáculo, al dar visibilidad a los fumetas en primera persona, forma parte de eso que ahora se llama salir del armario psicoactivo. En España, quizás por la tolerancia de la que gozamos respecto a otros países mucho más restrictivos, el consumo de cannabis ha sido hasta ahora discreto, la gente fuma con tranquilidad pero no lo hace público. Unos tres millones de personas lo consumen y un 35 por ciento de la población entre 15 y 65 años sabe por experiencia propia lo que es un porro, y, sin embargo, la gente se sigue escondiendo. ¿Creéis que esto está cambiando? ¿En qué medida pensáis que un espectáculo como el vuestro puede ayudar a romper el tabú público y normalizar el asunto?
C: Sin duda está cambiando, recientemente he subido a mi canal de YouTube una entrevista con mi madre, que desde hace cuatro meses es usuaria terapéutica de cannabis, ahí cuenta como después de cinco años de dolor crónico y con una carrera profesional como enfermera de más de cuarenta y desahuciada por la medicina convencional y harta de morfina y otros calmantes acudió a su hijo buscando una salida que, si no fuera por miedo y prejuicio, podría haber llegado antes. Yo no hago otra cosa en mi día a día que normalizar el consumo y el autocultivo desde mi vía artística; este espectáculo por supuesto forma parte de ello, no solo vamos a normalizarlo sino que, además, nos vamos a reír de lo ridículo que es no hacerlo.
F: Este show es una respuesta, como lo es mi comedia, al puritanismo social, a toda la vanidad que tenemos para mostrarnos como seres perfectos y la idea de no querer aceptar que la droga es un estimulo, para soportar una sociedad no tan a la altura de sus pretensiones. Hacer comedia es también hacer análisis y sobre todo es el vehículo de la normalización de nuestra autentica realidad. El humor en los monólogos retrata lo intimo y lo mezcla con lo fantástico; de esa mezcla se destila: la ironía, la moraleja o el escarnio. Personalmente creo que la estigmatización del consumo no terminará pronto, en parte porque somos una sociedad instruida por el concepto alcohólico de las sociedades sajonas. Personalmente me interesa que tenga cierta erótica, eso no lo voy a negar. Lo único que pido es que la información no venga solo del bando prohibicionista.
E: Es importante dar visibilidad a todo aquello que es real, teniendo muy en cuenta que el límite siempre es el respeto a las demás personas con las que convivimos en esta sociedad. Llevo explicando muchos años mi relación con el cannabis encima y debajo de los escenarios, y para mí no cambia nada, pero si me parece muy interesante romper tabús. Yo por ejemplo no fumo por la calle habitualmente, prefiero fumar en casa o con amigos en un espacio de comodidad, y quiero decir que no porque se legalizara empezaría a fumar por la calle. Seguiré con mis hábitos. La legalización no tiene que ver con los hábitos de consumo, creo, o no totalmente. Pero sea como sea, romper con el estigma siempre es positivo.
¿Y no será THC: Todo Humor Cannábico un espectáculo que, con la excusa del humor, esté reafirmando los tópicos habituales que se asocian al fumeta, ya sabéis, eso de que el que fuma cannabis es un pasota, desmemoriado, empanado, impuntual y conspiranóico?
F: Pues creo que no, aún que respeto la existencia de los lugares comunes en la comedia. En mi caso caerá alguna experiencia con los cuerpos del estado, reflexiones de corte político y un homenaje a la planta, por todo lo bueno que me ha dado.
E: Desmemoriada y conspiranóica podrían tener un pase, pero impuntual jamás. De hecho, soy de un puntual que da hasta asco. Perdona, ¿de qué estábamos hablando?
C: Pasotas, desmemoriados, empanados, impuntuales y cospiranóicos los hay en todos los ambientes, eso va por metro cuadrado, como hay bomberos pirómanos. Es como decir que la fama te vuelve imbécil, no es así, el imbécil es de serie, pero con la fama nos enteramos todos. Esto es lo mismo. Es más fácil culpar a las herramientas que al usuario y sus valores. Además estaría tirando piedras sobre mi tejado, llevo consumiendo desde los 18 años (Risas), soy padre de dos hijos, vivo a caballo entre Madrid y Málaga y llevo mi productora junto a mi mujer Lena Bu, artista también. Cuando alguien tira de tópico le echo el humo en la cara y me voy. No tengo tiempo para idioteces.
Con todo el respeto que podamos tener hacia el cannabis medicinal, incluso aceptando que su regulación es más urgente que la recreativa, me da la impresión de que el activismo cannábico de los últimos años se ha dejado influir mucho y trata de ofrecer una cara demasiado presentable en sociedad, asumiendo una conducta políticamente correcta. Cuando vaya a ver vuestro espectáculo, ¿me voy a encontrar con un show políticamente correcto?
C: Lo primero, no creo que haya dos tipos de cannabis, todo uso es terapéutico. Por más recreativo que algunos interesados se empeñen en querer hacer ver, reírse o relajarse al llegar a casa con un buen cigarro de yerba es muy sanador, a ver si ahora vamos a tener que padecer para consumir. Defendamos el fin de la prohibición y dejemos la moral y sus límites de lado. Este show no tiene nada de político y mucho menos de correcto. Esto es dar la cara sin más, sabiendo que a día de hoy nos pueden meter mano si algún imbécil nos denuncia.
E: Lo que entendemos por políticamente incorrecto quizás no es lo mismo, pero, en lo que a mi discurso se refiere, lo que te vas a encontrar es una humorista explicando cosas que le ocurren de verdad y situaciones que son reales, al margen de si son o no correctas políticamente. Me dicen muchas veces cuando acabo mi show que, para el contenido que tengo, soy políticamente correcta por mi elegancia. Lo cual, ahora que lo pienso, no sé cómo tomármelo.
F: Somos tres cómicos, distintos, más un invitado que será Danny Boy. Viendo el pantocrátor que tenemos, no creo que vayas a ver un show lleno de corrección política. Nuestro objetivo principal es dignificar la escena cannábica y ridiculizar las leyes de los hombres.
Reírse del porrero es fácil (basta abundar en el estigma para denigrarlo), más difícil es reírse con él. Vosotros apeláis directamente al público cannábico, hasta os habéis planteado el reto de levantar del sofá a los consumidores y llevarlos al teatro. ¿Tenéis experiencias previas con el público cannábico? ¿Es un público exigente?
E: Para mí el público cannábico es muy interesante. He tenido varias experiencias trabajando con público consumidor de cannabis en asociaciones y clubs de fumadores, y siempre me ha parecido un espacio maravilloso en el cual el humorista divaga con calma y en libertad por toda su comedia, y el público lo recibe de una manera calmada y libre también. El viaje de la comedia cuando hay cannabis de por medio es mucho más interesante, ahondas más en la reflexión y, sobre todo. lo más guay es que lo que buscas no es la urgencia, la comedia no es el fin, no es el objetivo, sino que es el medio, es el momento presente. Y eso me encanta.
C: Llevo actuando en clubs cannábicos unos diez años, recuerdo aquellas noches de comedia semanal en el Hardala de Barcelona y, a día de hoy, recorro España de club en club cada semana. En el público cannábico hay de todo, como en botica, pero lo que sí diré es que tiene una mente mucho más abierta para todo tipo de humor.
F: Todos hemos conocido al público cannábico a través de actuar en los clubs: ¡Una vez más la marihuana pagando nuestros alquileres! No podemos construir la liberación del estigma sin mencionarlo, es imposible. Pero repito que nos mueve la gratitud y la curiosidad al fenómeno social de la planta. El público no se sentirá sermoneado, no somos una congregación de testigos de Jehová. Será una fiesta con buen gusto.
Una duda, ¿me aconsejáis fumar antes o después del espectáculo? ¿Alguna variedad en concreto?
C: Yo te aconsejo hacerlo antes y después, si lo haces durante el show te van a sacar del teatro. No incito al consumo, lo recomiendo, al menos una vez. Yo para un evento así tiraría de edibles, unas monedas de chocolate de 50mg de THC antes del show y una tintura de Judas Iscariote de Girl scout cookies perfecta para sitios donde no está permitido fumar como es el caso de un teatro, una misa o una reunión del G13, aunque en estos dos últimos casos sean más de cocaína.
F: En mi caso vaporizar sativa para entrar con las neuronas afiladas como shurikens e índica para salir y coger bien la cama luego. Dentro no será posible, pero esperamos que, agitando el diafragma, mantengamos el nivel de serotonina de los espectadores.
E: Encontrar tu dosis justa de una buena híbrida siempre es recomendable. Da igual si para venir a ver THC o para irte al Mercadona.
En el espectáculo contáis vuestras experiencias con el cannabis, ¿alguna anécdota personal que compartir con los lectores de Cáñamo?
C: He conseguido bajar 80 kilos de peso utilizando variedades concretas de marihuana. Tanto que dicen lo del hambre y que te deja tirado, la marihuana es perfecta según la variedad para entrenar duro y para quitar el apetito. Un día me intentaron dar un porro de CBD para fumar… ¡Estamos locos! ¿Qué somos?, ¿animales?
F: En mi caso los cameos de la Guardia Civil nunca han faltado y estarán presentes, además de alguna experiencia que mezcla marihuana, nudismo, símbolos fascistas y testigos de Jehová. También vi parir a una cabra colocado y no he tenido descendencia.
E: ¿Me puedo acoger a lo de desmemoriada?
“Todo uso es terapéutico. Por más recreativo que algunos interesados se empeñen en querer hacer ver, reírse o relajarse al llegar a casa con un buen cigarro de yerba es muy sanador, a ver si ahora vamos a tener que padecer para consumir” (Chico)
Dos hombres y una mujer, vuestro espectáculo mantiene la prevalencia de género en el consumo de cannabis. ¿Por qué creéis que hay más hombres que mujeres consumidores de cannabis?
E: ¿Ah sí? ¿Hay más hombres que mujeres que fumen cannabis? A mi no me consta... De verdad que no puedo con la supremacía del hombre.
C: No estoy seguro de que haya más hombres que mujeres consumidoras, además no divido esto en géneros, mi visión sobre la vida va de personas, me da igual que meen sentados o de pie.
F: La verdad es que nuestro primer planteamiento era de dos chicos y dos chicas, buscábamos evitar este tipo de preguntas. Pero una de las compañeras, no pudo acompañarnos, por cuestiones de índole personal, más adelante se completará al cincuenta por ciento.
Bueno, pasemos a otra pregunta. Llega un marciano del espacio y te sorprende con un porro. Te pide que le expliques en qué consiste la experiencia cannábica, suponiendo que entienda nuestro idioma, ¿qué le dices?
F: Un súbito viaje al presente mejorado, afilar los sentidos con un hilo de oro, ahumar el avispero de la mente, la paz del guerrero, la hamaca y el té helado del vividor, en su propia isla privada que, en este caso, eres tú.
E: Pues mira, le diría que tiene que fumar para sobrevivir a la vida en la tierra. Que podría elegir entre el porro o ver Telecinco. Le pondría la tele dos minutos y al tercero estaba sacando humo.
C: Llegado ese punto sólo desearía que al marciano y a mí, mientras fumamos, nos sorprendiera la Guardia Civil, y entrar en un bucle de sorpresas. Le diría: aserejé.
¿Algo más que añadir?
E: Sí, curry, que últimamente se lo pongo a todo y le da un toque muy fino.
C: Estar colocados es mejor que estar descolocado, es decir, estar colocados es estar en nuestro sitio, conectados con nuestro interior y no con ese ego que te hace pensar que eres mejor que otro por hacer o no hacer algo.
F: ¡Acompañadnos en este viaje, que fumamos para reír y reímos para fumar!