Uno de los tantos mitos infundados y eternamente repetidos sobre las drogas es que las dosis —o algunas dosis— de LSD contienen estricnina, un derivado de la nuez vómica que se usa como pesticida contra pequeños vertebrados, como las ratas y los ratones. Las versiones de esta leyenda urbana son múltiples y entre estas se puede escuchar que la estricnina se usa como adulterante para sustituir o acompañar el LSD, que es un subproducto de síntesis, que se usa como conservante para las dosis o que es una sustancia necesaria para fijar el LSD al papel secante.
Todo esto es falso: ni la estricnina puede emular efectos similares al LSD, ni lo potencia, ni es útil para conservarlo, ni sirve para fijar la sustancia a un cartón. Según estas historias de calle, la presencia de estricnina es la que provoca que una dosis de LSD genere experiencias lisérgicas enturbiadas, más tensión física, malestar o mareo, cuando en realidad todas estos síntomas pueden formar parte de un viaje con LSD puro.
La leyenda es vieja y los hallazgos de LSD con estricnina apenas existen, pero este mito podría haberse mantenido en el tiempo gracias al propio Albert Hofmann, descubridor del LSD, quien en 1970 analizó un polvo que tenía que ser LSD y acabó siendo estricnina, tal y como recoge en el libro Psychoactive Sacramentals: Essays on Entheogens and Religions. Pero al margen de aquella anecdótica sustitución, hasta la fecha no se conocía ningún análisis que hubiera encontrado restos de estricnina en muestras con LSD.
Ha sido esta semana cuando desde el proyecto de investigación y divulgación sobre drogas y plantas psicoactivas Erowid han compartido el que podría ser el único documento que recoge la presencia de estricnina en una muestra de LSD. El documento es una página del boletín oficial de la Oficina de Narcóticos y Drogas Peligrosas, una oficina de la Administración de EE UU que precedió a la DEA. En el informe, que data de 1972, se da cuenta de un análisis de estricnina mezclada con LSD en unas cápsulas. Al margen de este caso, no existen otras pruebas que indiquen al consumidor de LSD que debe temer a este mítico veneno de ratas. Eso sí, hay otras sustancias que se pueden intentar vender como LSD y que no lo son, como las familias de compuestos nBOMe- o DOx.