La dietilamida de ácido lisérgico (LSD) es el psicodélico más conocido dentro de la cultura popular. Pero, ¿cómo afecta a tu mente? Abramos la puerta de la percepción.
El LSD es un compuesto que se extrae del hongo cornezuelo (también conocido como ergot). Los científicos no saben muy bien cómo funciona aunque sabemos que afecta a los receptores de serotonina. También sabemos que afecta tanto a la serotonina como a la dopamina. Hasta el momento es la única droga conocida que golpea a ambos receptores.
Se describe al LSD como alucinógeno y suele generar la impresión de estar viendo Cosas, en realidad, bastante aleatorias, como objetos en el aire, paredes que respiran, criaturas extrañas o líneas de luz cruzando por el espacio. Esa luz que se queda como traceada en el aire es la que genera la impresión en el consumidor de estar trascendiendo la realidad. LSD: trayendo realidades alternativas desde 1938.
El LSD se suele tomar disuelto en algún líquido que luego es el que se infunde en el ácido que uno toma en el caramelo o en el papelito donde se aloja la drogaina. Sin embargo, el líquido puede tomarse directo vía oral, como gotas para el ojo (¡ojo con eso¡) o directamente sobre la piel. El LSD es tan pequeño a nivel molecular que podría colarse por la piel, sin embargo no esperes gran cosa con poca cantidad.
Se supone que en el cerebro en LSD lo que hace es poner la conexión neuronal en modo hipersalto. Es decir, crea conexiones que no estaban antes. Esto podría explicar el dicho de que la gente que está tomando LSD puede tener un pensamiento lateral creativo o nuevas ideas de forma súbita. También se suele apreciar algo que se conoce como sinestesia, apreciar con un sentido lo que suele ser percibido por otro, como oler el color rojo o el sentir el dulzor en una melodía.
Es en el tálamo donde se está produciendo toda esta hiperactividad que deviene de tomar LSD. Es ahí donde se filtran nuestros impulsos sensoriales. De ahí, se supone, que se de la sinestesia por LSD. Lo que sucede es que el cerebro deja de filtrar las sensaciones por lo que hay una sobrecarga, algo que no solemos percibir porque para eso está el tálamo.
Mientras que en algunos estados de EE.UU se está intentando descriminalizar, la psilocibina esta continúa clasificada en las categorías de drogas peligrosas. Demasiada leyenda negra sobre el LSD hace pensar en que te deja idiota o que sus viajes te llevan demasiado lejos. Sin embargo, al igual que con la marihuana, no se conocen casos de muerte directa por hongos mágicos. Grandes “moraos” y demás, eso sí. El caso es que ahora que se está usando con éxito para tratar algunos trastornos mentales, ¿no va siendo hora de replantearse qué hacer con esta droga?