Un estudio reciente asegura que el LSD puede ayudar a los alcohólicos a dejar de beber.
De un tiempo a esta parte la psilocibina se está considerando como una herramienta adecuada para tratar algunos desórdenes mentales como el estrés post-traumático, la depresión crónica o el miedo a la muerte cuando alguien enfrenta una enfermedad terminal. Este nuevo reporte acerca de las supuestas bondades del LSD asegura que puede ayudar a los alcohólicos a dejar de beber.
El estudio, que se publicó en la revista Journal of Psychopharmacology, consiste en un seguimiento a 343 adultos durante un periodo de 2 años. De estas personas, dos tercios reportaron abusar considerablemente del alcohol. La media de consumo de estas personas se situaba en 25.5 bebidas alcohólicas por día. Lo que el informe destaca es que estas personas, tras probar la psilocibina, redujeron el consumo por semana a 4.3 bebidas, lo cual es una considerable disminución, un 83% menos.
La reducción es tan considerable que muchas de estas personas se las consideraba alcohólicas dentro de los parámetros médicos pero después de bajar un 83% en el consumo dejaron de estar catalogadas dentro de esa etiqueta. Pero, ¿cómo es esto posible?
Según el doctor Matthew Johnson los psicodélicos producen un efecto curioso: hacen que te preguntes por lo que es importante en esta vida. Este tipo de preguntas no se suelen hacer cuando uno está sedado por el alcohol y, debido a este efecto entre lo new age y lo trascendente de la psilocibina, se produce una potente introspección sobre qué somos y qué queremos hacer con nuestra vida. Aparentemente esto lleva a querer disfrutar del alcohol y no abusar de él, o algo por el estilo.
Se sabe que los psicodélicos ayudan a reconectar con uno mismo, aunque no se sepa aún cómo ni qué significa esto exactamente. Por ejemplo, sabemos que gente con trauma después de una experiencia terrible (como pasar por la guerra) ha sabido reconectar emocionalmente consigo mismo después de tomar psilocibina y mejorar considerablemente su calidad de vida, aunque seguimos en la oscuridad sobre cómo es el mecanismo que subyace este suceso.