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El traficante invisible de Hollywood lanza su autobiografía

Leonard Lee Buschel fue uno de los traficantes de drogas más discretos del Hollywood de los años setenta y ochenta. Su vida, marcada por el contacto con las grandes estrellas de ese entonces, se revela ahora en su autobiografía High: From Cannabis to Clarity.

Desde que probó el cannabis a los quince años, Leonard Buschel tenía claro que había encontrado una "herramienta para vivir". Lo que comenzó como una fascinación adolescente se transformó en un oficio ilegal pero lucrativo: traficante de cannabis y otras sustancias en el epicentro de la cultura pop estadounidense.

Su recién publicada autobiografía, High: From Cannabis to Clarity, no solo rememora su trayectoria como traficante de cannabis y otras sustancias, sino que también retrata con crudeza la vida en la costura de la industria del entretenimiento. A través de anécdotas personales, confesiones íntimas y reflexiones sobre la adicción, el libro revela cómo el exceso se entrelazaba con la creatividad y la soledad en el Hollywood de los setenta y ochenta.

Leonard Lee Buschel

Leonard abandonó la universidad para dedicarse al contrabando de hachís libanés desde Israel, que introducía en EE UU oculto entre su ropa. Operó en ciudades clave como Nueva York, Los Ángeles y Filadelfia y terminó estableciéndose en Hollywood, donde su discreción le convirtió en proveedor habitual de actores, músicos y escritores. Entre sus clientes figuraban John Belushi y Richard Pryor. 

Sin embargo, la relación con Robert Downey (padre) fue especialmente estrecha: una amistad que perduró hasta la muerte del director en 2021. En su libro, Buschel recuerda que fue el propio padre quien introdujo a su hijo, Robert Downey Jr., al cannabis cuando apenas tenía seis años.

Leonard Lee Buschel. High: From Cannabis to Clarity

Buschel también narra episodios de consumo con personajes como Belushi y Pryor, cuyas muertes están asociadas a la cocaína y la heroína. En sus memorias insiste en que muchos de estos artistas no buscaban excesos por hedonismo, sino para silenciar el vacío existencial que acompañaba sus carreras. Asegura que nunca aspiró a enriquecerse ni a formar parte de redes mafiosas; su objetivo era simple: sostener un estilo de vida fuera del molde convencional, sin que lo atrapara la policía. Y lo logró.

Sin embargo, la suya no es una historia de gloria perpetua. Los excesos también lo arrastraron a una crisis de salud que casi le cuesta la vida lo que marcó el inicio de su sobriedad, que sostiene desde hace tres décadas. Hoy dirige un festival de cine sobre adicciones y vive alejado de los focos, aunque su testimonio sigue dando cuenta de la cultura del placer y el exceso de Hollywood.

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