Un gran número de investigaciones científicas ya han demostrado que el cambio climático es una realidad. Si bien la humanidad debe hacer un cambio rotundo en la forma de producir sus bienes y servicios para frenar la crisis ambiental, algunas personas se preguntan qué sucedería con el cultivo de cannabis en un futuro donde existan mayores concentraciones de dióxido de carbono en el planeta, una de las causas que generan el calentamiento global. Y estas personas se encuentran en España. Más específicamente en las Islas Baleares. Un proyecto de la Universitat de les Balears (UIB) en conjunto con empresas privadas presentó esta semana los primeros resultados de un estudio sobre el impacto que reciben las plantas ante una exposición de altas concentraciones de dióxido de carbono.
Según explicaron esta semana los encargados de la investigación durante la presentación de los resultados científicos, el estudio se divide en dos etapas. La primera fue la fase del cultivo de dos variedades con alto contenido de CBD en un invernadero de la universidad. A estas plantas les aplicaron dos tratamientos de fertilización carbónica, uno a 450 partes por millón y otro a 900 partes por millón. Los resultados preliminares de esta técnica demostraron que las plantas mostraron una alta capacidad de aclimatación fotosintética al elevado dióxido de carbono, lo que repercute en el ahorro de agua y de nutrientes por unidad de biomasa producida.
“Esta es una información valiosa para la optimización productiva de variedades de alto cannabidiol y con vistas a comprender cómo las plantas responderán a las elevadas concentraciones de dióxido de carbono atmosférico en un futuro próximo”, dijeron los responsables del estudio en la presentación de los primeros resultados. La segunda etapa de la investigación, que comenzará en las próximas semanas, determinará la cuantificación del perfil de cannabinoides que han producido las plantas en estas condiciones.
El proyecto de la UIB es un estudio interdisciplinario con diferentes áreas de la casa de estudios, como grupos de investigación en biología y tecnología, y la empresa privada Bio Island XXI. Esta iniciativa es la única de las Islas Baleares que tiene la aprobación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).