Ann Shulgin (Wellington, Nueva Zelanda, 1931), escritora y terapeuta, conocida defensora de la utilidad de las sustancias psicodélicas y compañera del químico Alexander Shulgin, murió el pasado 9 de junio a la edad de 91 años en su casa familiar, conocida como “The Farm”, una extensa residencia en Lafayette, California, a unos 35 kilómetros al este de San Francisco, un lugar mítico por encontrarse allí el laboratorio de Shulgin y por ser testigo de las experiencias psicodélicas de nuevas moléculas psicoactivas por parte de la pareja y allegados.
Ann fue una de las primeras personas en utilizar la MDMA y otras sustancias como el 2C-B, tanto en bioensayos con su marido como en psicoterapia, y tuvo un rol pionero en el uso terapéutico de estas herramientas cuando aún no habían sido prohibidas. Desde poco después de conocer a Alexander ‘Sasha’ Shulgin, en 1978, Ann se dedicó a la difusión del potencial de estas sustancias, un trabajo que siguió realizando activamente tras la muerte de Sasha en 2014.
“Él era el científico y yo era la psicóloga”, dijo Ann sobre su alianza con redescubridor del MDMA. Juntos escribieron dos libros indispensables en cualquier biblioteca psicoactiva, PiKHAL: una historia química de amor (1991) y TiKHAL: la continuación (1997), dos títulos formados con los acrónimos de las frases en lengua inglesa “Feniletilaminas que he conocido y amado” (PiHKAL) y “Triptaminas que he conocido y amado” (TiHKAL).
Ambos libros explican las investigaciones químicas que realizó Sasha para sintetizar centenares de sustancias psicoactivas y se describen los ensayos con las drogas en su propio cuerpo junto a Ann. La pareja exploraba en compañía los efectos de cada nueva molécula y valoraban su potencial utilidad junto con un grupo de amigos cercanos.
El PiHKAL y el TiHKAL suponen una aventura narrativa particular, además del detalle pormenorizado de la síntesis química de centenares de drogas y el análisis de sus efectos, también pueden ser considerados una suerte de autobiografía de ambos psiconautas en la que se narran extensamente su encuentro y la vida que emprendieron juntos, sin escatimar detalles emocionales, el desarrollo de su amor y la búsqueda del placer guiados por las sustancias psiquedélicas.
Ann fue la encargada de editar las partes más narrativas de los libros, y los pasajes firmados por su alter ego están llenos de bellos detalles sobre su vida interior y su forma de relacionarse con las personas y el mundo que la rodean. Esa capacidad de expresión sobre su propia existencia y sus esfuerzos por aprender a habitar mejor el mundo quedaron recogidos en algunas de las charlas que dio en conferencias como la del Psychedelic Science de 2017.
A Ann Shulgin le sobreviven cuatro hijos, ocho nietos y cinco bisnietos, y ya se está planeando levantar un monumento en su honor para finales de año.