Jonathan Ott nació en 1949 en Hartford, Connecticut (EE UU) y dedicó su vida al estudio y difusión de las sustancias psicoactivas desde una perspectiva científica, cultural y política. Etnobotánico, químico y escritor, Ott popularizó el término enteógeno, hoy ampliamente aceptado para referirse a las sustancias que inducen estados alterados de consciencia utilizados en contextos rituales y terapéuticos. Fue colaborador de Robert Gordon Wasson, Albert Hofmann y Richard Evans Schultes y en Cáñamo tuvimos la suerte de contar durante años con sus artículos.
En su obra Pharmacotheon, drogas enteogénicas, sus fuentes vegetales y su historia es considerada una enciclopedia fundamental sobre plantas y compuestos psicoactivos, detallando más de mil especies vegetales y sus usos tradicionales, químicos e históricos. En español también se pueden encontrar títulos como Análogos de la ayahuasca –donde, además de tratar sobre la historia y farmacología de la ayahuasca, hace un erudito repaso de las plantas que contienen triptaminas e IMAOs con las que se pueden confeccionar bebedizos análogos al de uso tradicional– o Pharmacophilia o los paraísos naturales, ensayo en el que desmonta la falacia de Baudelaire cuando éste llamó paraísos artificiales a los estados alterados inducidos por las drogas, y defiende que, en realidad, son paraísos naturales. Ott tradujo además textos esenciales al inglés, entre ellos LSD: My Problem Child, del descubridor del LSD, Albert Hofmann.

En una foto de Harrod Blank en la Millennium Mushroom Conference de Breitenbush, Oregón, 1999.
Durante casi cinco décadas, Ott vivió y trabajó principalmente en México, donde mantuvo un laboratorio de productos naturales y un jardín botánico dedicado a la investigación etnobotánica. En 2010 sufrió la destrucción de su casa y laboratorio debido a un incendio provocado, incidente que lo marcó profundamente.
Amigos y colegas, como el antropólogo Josep Maria Fericgla, destacaron su generosidad, inteligencia y sentido del humor, recordándolo como una figura central de una época en la que el estudio de los enteógenos se asociaba a la sabiduría y no al lucro. Su enfoque siempre crítico hacia las políticas prohibicionistas lo convirtió en un referente obligado para quienes defienden la despenalización y el uso responsable de drogas.
En palabras de Josep Maria Fericgla: “Con él no sólo se ha marchado el mejor etnobotánico del mundo especialista en plantas psicoactivas, sino que también nos hemos quedado sin uno de los mejores representantes de otra época en la que el mundo de los enteógenos era un espacio de generosidad y de sabiduría, no un negocio lucrativo más.”
En la última entrevista que dio para la revista Cáñamo, Ott insistió en defender el derecho al libre uso de sustancias como un aspecto fundamental de la libertad individual, considerándolas parte integral de la alimentación y la experiencia humana. Su último proyecto, exploraba los procesos creativos relacionados con la escritura y la influencia de las sustancias psicoactivas en la inspiración literaria.
La muerte de Jonathan Ott no solo marca la pérdida de un investigador excepcional, sino también un momento clave para reflexionar sobre cómo mantener el espíritu de apertura intelectual, científica y cultural que caracterizó su vida y obra. Frente a las políticas represivas, Ott siempre defendió la educación y el acceso seguro a los enteógenos como camino hacia la libertad y el autoconocimiento.