Después de un juicio de cuatro días el fundador de la Iglesia Internacional del Cannabis y otros dos miembros destacados de la congregación han sido declarados culpables de consumo público. La pena impuesta es de pena.
El Estado de Denver, en su cámara de justicia, sentenció a Steve Berke uno de los fundadores de esta iglesia fumona, por un delito de consumo público al que se le suma otro relacionado con el acta de Colorado de Aire Limpio. Lee Molloy y Briley Hale, otros dos fundadores, pasarán por el juzgado el día 12 de febrero pero se espera que la sentencia sea parecida.
Estás tres personas han sido citadas por el evento sucedido el 20 abril de 2017 (un 4/20 por si no queda claro) cuando la Iglesia Internacional de Cannabis celebró a bombo y platillo lo que llamaron “el primer mayor encuentro del mundo en el que adultos podrán consumir cannabis en un ambiente público”. Se enviaron muchas invitaciones por email.
Fue entonces cuando el fiscal de Denver decidió intervenir y escribió a la Iglesia con estas palabras “una creencia sobre los beneficios del cannabis no constituye una creencia religiosa”. Por otra parte, los encargados en Denver de la Oficina de Políticas sobre la Marihuana advirtieron que se estaban repartiendo invitaciones para consumir cannabis en la que se calificaba al evento como abierto y público, algo que es ilegal bajo las leyes del estado de Colorado. La Iglesia pudo haber pedido permiso para poder realizar la actividad pero esto no sucedió.
Durante el evento diversos policías de paisano pudieron entrar en la Iglesia sin necesidad de la invitación, lo que califica al evento como abierto y público, por lo que se corroboró que estaban incurriendo en delito. Se citó a Berke, Molloy y Hale, para juicio.
Pasados dos años de esto, se condena a Berke pero éste puede salir de la cárcel con solo pagar 50 dólares más 21 dólares de costes del juicio, lo que dice mucho de lo poco que estaban haciendo y de la pérdida de tiempo y recursos en perseguir esta actividad. Cuatro días de trabajo para los fiscales más un montón de trabajo extra para el juicio y tratar de sentenciar culpable a esta gente solo para que el estado ingrese 100 dólares (menos).
Como el propio Berke ha dicho: “no se si los contribuyentes estarán enfadados por esto, pero yo soy un contribuyente y estaría muy enfadado si supiera que el Fiscal general ha pasado cuatro días gastando recursos para conseguir una sentencia de 100 dólares”.