“¿Me amarías por mi dinero?/¿Me amarías por mi cabeza?/¿Me amarías durante el invierno?/¿Me amarías hasta que esté muerto?/Oh, si quisieras y pudieras Ven a tocar la bocina en lo alto”. Northern Lights es tocar el cielo que la música de Nick Drake en su Northern Sky nos prometió hace ya demasiados años.
Lo que el nombre Northern Lights trata de atrapar es la grandeza de las latitudes más al norte del globo, una noche de invierno, a tiro de piedra de la aurora boreal, rodeado de ignotos bosques de pinos ancestrales. La libertad y lo sublime.
Se desconoce el origen específico de la Northern Lights pero desde hace tiempo ha sido Sensi Seeds los que han incorporado esta variedad al catálogo de semillas que ellos producen. Algunas webs sugieren que Northern Lights viene de un tipo conocido como “el indio” que la cultivó en los años 70 en los Estados Unidos. Lo que sí sabemos es que es una landrace de Afghani, una índica pura y que solo existe la planta madre. De Ahí se cortan los cogollos que lego se van a vender.
Sea cierto o no la historia de “el indio” sabemos que en el 1985 la variedad llamó la atención de Neville Schoenmaker, fundador de Sensi Seeds. Llevó al variedad hasta Holanda y poco después ya distribuía esta variedad entre algunos de sus clientes. También es conocido que Schoenmaker cruzó esta variedad con otra cambiando su genética original. Según Sensi Seeds, Northern Lights es una mezcla de Afghani y Tai.
Northern Lights es conocida por ser una variedad con la propiedad de dejarte tirado en el sofá toda la tarde. Su THC suele rondar entre el 14% y el 19%. Niveles más bajos que la media de las variedades actuales, también es cierto. Pese a esto, casi todo el mundo que la prueba asegura que sus efectos son muy potentes. ¿Razón? El THC no lo es todo y la cantidad de variados y ricos terpenos de Northern Lights hace el resto.