
Marihuana oficial. Crónica de un experimento uruguayo de Guillermo Draper y Christian Müller (Sudamericana, 2017)
En el libro Marihuana oficial. Crónica de un experimento uruguayo, los periodistas Guillermo Draper y Christian Müller relatan cómo el asesinato de Gastón Hernández, ocurrido en mayo de 2012 en una pizzería de Montevideo, marcó un punto de quiebre en la política de seguridad del gobierno de Mujica.
El crimen, que provocó una fuerte conmoción social, evidenció la creciente violencia asociada al narcotráfico y motivó a Mujica a replantear el enfoque represivo predominante. Fue en ese contexto que comenzó a gestarse, en la más estricta reserva, la histórica decisión de avanzar hacia la regulación estatal del cannabis.
En reuniones privadas, Mujica y sus ministros debatieron las posibles alternativas. La idea que comenzó a tomar forma era sencilla, aunque disruptiva: quitarle mercado al narcotráfico mediante una regulación estatal. “Si la vida es el valor primero, nada más importante que la paz, nada más importante que la tranquilidad. Ni la droga ni la cárcel pueden ser una opción”, expresó el mandatario en una cadena nacional el 19 de junio de 2012, apenas semanas después del crimen que había estremecido a los uruguayos.
Finalmente, en 2013, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar integralmente el cannabis. La Ley 19.172, impulsada por el Ejecutivo, estableció tres vías de acceso: cultivo doméstico, clubes de membresía y venta en farmacias, todo bajo registro estatal. Más de una década después, los datos del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) dan cuenta del alcance de esta política: cerca de 75 mil personas registradas para la compra en farmacias, unas 15 mil integrando clubes cannábicos y más de 11 mil habilitadas para el cultivo personal.
Diversos estudios académicos, junto a organismos internacionales como el Observatorio Latinoamericano de Políticas de Drogas, coinciden en que la regulación uruguaya ha logrado avances sustanciales: el mercado ilegal de cannabis se redujo, los niveles de consumo no aumentaron de forma significativa y se fortalecieron los mecanismos de control sanitario y acceso responsable. Modelos posteriores como los de Canadá y Alemania han tomado como referencia la experiencia uruguaya, considerada pionera en su enfoque centrado en la salud pública y los derechos ciudadanos.
Es importante dejar en claro que Mujica nunca fue complaciente con las drogas. “No es bueno el consumo de drogas, no hay que defenderlo”, decía en 2014. Sin embargo, fue capaz de entender que la prohibición no ofrecía soluciones sostenibles. "Nosotros no defendemos la marihuana, defendemos la libertad", dijo en reiteradas ocasiones. Con esa lógica, su gobierno tomó el camino de regular lo que antes se dejaba en manos del crimen organizado.
Con su partida, no solo se despide a un expresidente, sino al hombre que, sin haber fumado un porro en su vida, se atrevió a cambiar la historia del cannabis y lo hizo consciente de que regular era una forma de cuidar.