Dentro de las escasas políticas que puede emprender Puerto Rico por su condición colonial de Estado No Asociado a los EEUU, ha logrado regular el cannabis con fines terapéuticos en 2017. Sin embargo, cada vez son menos los médicos que están en condiciones de acompañar tratamientos con la planta, según un reciente informe publicado por el ente regulador de la isla caribeña.
La Junta Reglamentadora de Cannabis Medicinal en Puerto Rico difundió un documento en el que se detalla que en enero de 2024 hay un total de 176 profesionales de la salud que están en condiciones de recetar productos a base de cannabis y acompañar los tratamientos de los pacientes. Se tratan de unos 32 médicos menos que en el mismo período del año pasado. Además, es una cifra ínfima si se tiene en cuenta la cantidad total de doctores que hay en la isla: unos 9.200, a partir de cifras compartidas por el Colegio de Médicos Cirujanos. Es decir, menos del 2% de los médicos boricuas están en condiciones de acompañar a los 114.818 pacientes registrados para usar cannabis. Este también es un número que se encuentra a la baja: hay nueve mil personas menos que están inscriptas en el programa de la isla.
Por más que existen unas 25 patologías habilitadas para ser tratadas con cannabis medicinal, las razones por las que la elección de la planta para mejorar la calidad de vida se debe a una falta de acompañamiento estatal. Carlos Díaz, presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, dice que desde las autoridades sanitarias no se han efectuado programas para formar a los médicos en las terapias cannábicas.
“Pensaba que –el cannabis- era mucho más usado. Esto nos pone una preocupación a nosotros para ver cómo podemos poner de nuestra parte para motivar a la clase médica”, dijo Díaz en un reportaje realizado por la Revista Crónicas. Luego, aseguró que “esto debe ser un esfuerzo combinado. Puede que la Junta de Licenciamiento incluya una educación continua sobre el cannabis medicinal como se nos exige sobre la comunidad LGBT y otros temas apremiantes. Esa sería una buena alterativa”, propuso el médico cardiólogo.
“Creamos un programa donde el médico es dispensable. No hay un sentido de obligación para que el médico intervenga. No hay un estímulo, incentivo clínico terapéutico, para que diga ‘yo puedo hacer la diferencia’”, aportó Jaime Claudio, uno de los pocos profesionales de la salud que se dedica a acompañar pacientes que eligen el camino de la terapia con cannabis.