Coraly Ortiz es una de las deportistas más importantes de Puerto Rico. Ella representa a su país hace más de 30 años, cuando comenzó a lanzar jabalinas cuando era una adolescente. Su sueño era participar por primera vez en unos Juegos Olímpicos, en la próxima edición de París. Sin embargo, no podrá hacerlo. La atleta enfrenta una condena de dos años de suspensión tras dar positivo a un test de cannabis. Ella dice que contaba con receta médica para usar los derivados de la planta porque padecía de depresión.
En un diálogo con el medio local El Vocero, Ortiz expresó su asombro y frustración ante lo que considera una persecución injusta por parte de las autoridades deportivas. Ella alega que fue sometida a un excesivo número de pruebas antidopaje y que recibió presiones para cambiar su versión de los hechos. Además, critica la sanción impuesta, la cual considera desproporcionada en comparación con atletas de otros países que también han dado positivo por sustancias prohibidas.
La situación se remonta al Campeonato Primaveral del año pasado, donde Ortiz falló una prueba realizada por la Organización Nacional Antidopaje de Puerto Rico (Prado). El resultado no se recibió hasta después de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador 2023, lo que le impidió participar en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
Ortiz aclara que su consumo de cannabis fue con fines medicinales, respaldado por una licencia legal. Asegura haber atravesado por una situación personal difícil que la llevó a enfrentar la depresión, y que recurrió al cannabis como parte de su tratamiento bajo supervisión profesional. Lamenta que las autoridades deportivas no hayan mostrado interés en comprender su situación ni en brindarle el apoyo necesario.
La atleta también critica la falta de comunicación por parte del Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur) y la Federación de Atletismo de Puerto Rico (Fapur), quienes deberían estar apoyándola en este proceso. Para Ortiz, el trato recibido durante este proceso ha sido injusto y lleno de malicia.