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Canadá y la guerra contra los dispensarios

Si van a legalizar la marihuana, ¿por qué siguen aún arrestando gente y cerrando dispensarios? La situación en Canadá es bastante confusa. El Gobierno de Justin Trudeau sigue imputar cargos criminales por posesión de una “droga” que su gobierno va a legalizar muy pronto. Así es que no tiene mucho sentido.

Si van a legalizar la marihuana, ¿por qué siguen aún arrestando gente y cerrando dispensarios? La situación en Canadá es bastante confusa. El Gobierno de Justin Trudeau sigue imputar cargos criminales por posesión de una “droga” que su gobierno va a legalizar muy pronto. Así es que no tiene mucho sentido.

El ya no tan flamante primer ministro ha afirmado que la marihuana será legal a más tardar el 1 de julio de 2018. Mientras llega ese día ha dicho que la ley que la considera ilegal seguirá vigente, prueba de ello son las cincuenta mil personas que han sido arrestadas por posesión de marihuana desde que lord Trudeau entró a la oficina gubernamental; también se han producido por lo menos ciento cincuenta redadas a los dispensarios a nivel nacional. Al final, los productores que quedarán serán los que tengan conexiones importantes. Hasta el momento, tres mil cuatrocientas personas han solicitado permisos para cultivar bajo el programa nacional de marihuana medicinal.

“Hasta que no tengamos una legislación en el marco legal de la ley para legalizar la marihuana, las leyes actuales siguen vigentes”, dijo Trudeau con mucha redundancia en una conferencia reciente en Victoria, la capital de la provincia de la Columbia Británica.

¿Por qué se sigue arrestando gente por fumar y poseer marihuana si ya es prácticamente legal?, ¿por qué se están gastando tantos recursos en cerrar dispensarios que operan ya de forma responsable?

Según los políticos, la legislación estará lista esta primavera, pero no entrará en vigor hasta el año que viene. La única razón por la que van a regular la marihuana, según ellos, es para mantenerla alejada de los niños y para que las ganancias no estén en manos de los criminales. La legislación seguirá las recomendaciones del grupo de trabajo llamado Task Force on Cannabis Legalization and Regulation, comandado por Anne McLellan, una política liberal de carrera y que incluye a Bill Blair, expolicía de Toronto. Este grupo ya entregó sus recomendaciones el pasado 13 de diciembre.

Entre las ochenta recomendaciones para la legalización canadiense incluyen prohibir la venta a todos los menores de dieciocho años; evitar la venta de alcohol donde se venda marihuana; no tener dispensarios cerca de las escuelas y parques; que en los paquetes figuren el nombre del productor, las cantidades de THC y CBD, el tipo de mota y las advertencias de Health Canada. Las restricciones para fumar en público serán las mismas que las del tabaco: prácticamente solo se podrá en la propia casa. Sin embargo, la buena noticia es que se abrirán lugares especializados para que la gente vaya a consumir marihuana, como los vapour lounges.

La posesión legal lúdica quedará en treinta gramos de flor seca, y será esta la máxima cantidad que se pueda vender. El cultivo propio será de cuatro plantas por residencia, con una altura máxima de cien centímetros. Hasta aquí todo bien; habrá suficientes oportunidades para que la gente común pueda sembrar para su consumo propio y esa es la mejor noticia.

En Canadá, las provincias (Alberta, la Columbia Británica, Manitoba, Nuevo Brunswick, Terranova y Labrador, Nueva Escocia, Ontario, la Isla del Príncipe Eduardo, Quebec y Saskatchewan) y territorios canadienses (los Territorios del Noroeste, Nunavut y el Yukón) tendrán el derecho de decidir cómo será distribuida y vendida nuestra amada yerba, así como los precios e impuestos. Mientras que Ottawa ha dicho que la edad mínima será de dieciocho años, las provincias pueden aumentar la edad permitida. La edad mínima para consumir alcohol es de diecinueve años y para tener sexo es de dieciséis años. También será a discreción de las provincias y territorios decidir el impuesto, de hecho, una de las recomendaciones es que cuanto mayor sea el porcentaje de THC mayor será el impuesto, y utilizar estas ganancias en prevención de drogas con educación y tratamientos.

Trudeau
¿Será capaz justin Trudeau de hacer una buena política con la marihuana más allá de los gestos mediáticos?

Cabe agregar que los jóvenes canadienses son los que más consumen marihuana en el mundo desarrollado, de acuerdo con un estudio de Unicef. El veintiocho por ciento de los quinceañeros han admitido consumirla. “Piensan que no es una droga, que no es dañina –dijo John Westland, un trabajador social en el programa de abuso de sustancias de un hospital de Toronto, y concluyó–: En parte es porque es fumada y no es inyectada, no lo ven como una sustancia química porque no es una píldora, lo ven natural porque no está hecha por el hombre”. Las autoridades en Ottawa dicen que la mota legal bajo estrictas regulaciones hará muy fácil alejarla de los menores y los criminales, y reducirá la carga que tienen los policías y el sistema judicial, mientras se mejora la salud pública.

Entonces, si esta primavera ya tendrán el plan hecho, ¿por qué esperar más de un año para que entre en vigor la legalización?, ¿por qué se sigue arrestando gente por fumar y poseer marihuana si ya es prácticamente legal?, ¿por qué se están gastando tantos recursos en cerrar dispensarios que operan ya de forma responsable?, ¿se puede creer en Justin “TrueNot”, quien ya ha roto varias promesas electorales?

Con más de ciento cincuenta redadas a dispensarios nadie está a salvo, ni siquiera los autoproclamados príncipe y princesa de la mota Marc y Jodie Emery, quienes se creían intocables. Fueron arrestados, multados y los han sacado de la jugada, pues tienen prohibido mantener contactos con el mundo cannábico, so pena de cárcel, lo cual ha sido devastador para ellos, especialmente ahora que han salido algunas mujeres acusando a Marc de conductas impúdicas hacia ellas.

¿Podría ser que Trudeau y sus secuaces estén eliminando a la competencia? Según ellos, la razón por la que han clausurado dispensarios es porque estos tienen nexos con el crimen organizado. ¿Será que más bien los productores autorizados serán amigos de los que nos gobiernan?

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #233

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