En los últimos años están ingresando en los hospitales psiquiátricos personas que dicen vivir dentro de un videojuego creado por un ser superior o alienígenas galácticos. Curiosamente, algunos científicos empiezan a reflexionar sobre esta cuestión y otros consideran que estos supuestos locos son unos visionarios. Estos estudiosos nos dicen que la idea que tenemos de lo que llamamos realidad es en verdad un supersofisticado videojuego. Su teoría se conoce como la hipótesis de la simulación. La reflexión que plantea dicha hipótesis es: ¿somos en realidad personajes que vivimos en el interior de un superjuego en línea una realidad simulada, tan bien hecha, que no puede distinguirse de la realidad física?
La expresión hipótesis de la simulación fue creada en el 2003 por el filósofo de Oxford Nick Bostrom, pero la idea de que vivimos en una realidad simulada tiene un largo historial en la ciencia, la religión y la ficción. Ya Jung consideraba que mucho de lo que creemos que está “fuera” –el mundo físico– actualmente está “dentro”, o sea, en nuestras cabezas, como un sueño, sin que haya una realidad física objetiva.
De hecho, la idea de que vivimos en un simulacro de realidad entró en la consciencia popular a través de la ciencia ficción. Por su parte, la física cuántica nos habla de la imposibilidad de un mundo objetivo cuando no existe un observador. Muchos de los descubrimientos de la física cuántica no tienen sentido en un mundo puramente materialista, pero lo tienen más si vivimos en un universo construido a partir de información.
Por otro lado, en el mundo místico, la filosofía hindú y el budismo están mucho más en línea con la hipótesis de la simulación que con la cosmovisión materialista. Las sabidurías orientales se basan en que el mundo que nos rodea no es el mundo real. Creen en un mundo creado por la mente. Estamos atrapados en el mundo de maya o ilusión.
Como dijo Elon Musk: “Si asumimos cualquier grado de mejora, los videojuegos acabaran no distinguiéndose de la realidad”. La industria del videojuego nació como un divertimento que podría llegar a competir con la televisión y el cine. Actualmente es la mayor industria del entretenimiento. En esto han influido mucho los avances tecnológicos. Se ha pasado de los juegos de ocho bits, como los de la Atari original, a gráficos de dieciséis bits en la década de los ochenta y a los sesenta y cuatro actuales de los mundos virtuales.
Aún no hemos llegado al punto de la simulación en el que el mundo que nos rodea sea una muy persistente ilusión, según expresión de Einstein. Los jugadores deben creer que el mundo que les rodea no es un juego ni una simulación, sino real.
En el caso de la realidad virtual, se trata de proyectar dos imágenes en el ojo, de modo que la mente nos engaña haciéndonos creer que vivimos inmersos dentro del mundo que estamos percibiendo. A esto ayuda el que los cascos de realidad virtual ensombrecen el resto del entorno, haciendo que el usuario tenga la sensación de experimentar la escena y no su comedor. Pronto sustituirá a la realidad virtual lo que se conoce como realidad aumentada.
Para los defensores de la teoría de la estimulación, un paso significativo será cuando podamos hacer objetos virtuales en el mundo físico a tiempo real, que no puedan distinguirse de los del actual mundo en que vivimos. Los objetos físicos se basan en la información y solo nuestra percepción los hace reales. A medida que se borre la línea entre la realidad aumentada y la física, la tecnología capaz de crear la gran simulación estará lista. Si los objetos reales pueden simularse moviendo partículas de luz, ¿que es “un objeto real”?. La física nos ha demostrado que mucho de lo que creemos objetos sólidos en un noventa y nueve por ciento son vacío con unos electrones orbitando alrededor del núcleo.
Además de los videojuegos, el otro espacio de la ciencia de la computación que se asocia más con la hipótesis de la simulación es la inteligencia artificial; ambos campos se han aprovechado, científicamente hablando, el uno del otro.
Resumiendo, la ciencia informática, la física cuántica y las místicas orientales parecen describir un mundo que se explica mejor desde la hipótesis de la simulación.
Tal vez si la vida es un videojuego, agradeceremos que cambien a los guionistas.