En el mes de noviembre de 2016 la policía húngara tuvo conocimiento de que una persona de dicha nacionalidad había recibido en Budapest un paquete que contenía anfetamina y que procedía de España. Las autoridades de aquel país solicitaron a las autoridades españolas por medio de la Interpol la identificación del remitente del envío. La Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) del Cuerpo Nacional de Policía de Costa del Sol se ocupó del asunto porque el paquete había sido remitido desde la provincia de Málaga. Se inició entonces una investigación para identificar al remitente y enseguida se tuvo conocimiento de que se trataba de un ciudadano extranjero afincado en España desde hacía unos cinco años. Se pudo constatar que esta persona enviaba, prácticamente a diario, desde una empresa de mensajería numerosos paquetes postales en los que figuraban como destinatarios particulares de diversos países de Europa. También pudo constatarse que recibía, utilizando para ello el nombre de una mujer, paquetes de mayor tamaño procedentes de compañías de China principalmente, pero también de otros países; paquetes que recogía en otra empresa de mensajería y transportes radicada en la localidad en la que residía. Tras diversas vigilancias y seguimientos, el investigado fue detenido y se procedió a la apertura de numerosos paquetes que se hallaban preparados para su envío en la empresa de transportes. Se procedió asimismo a la entrada y registro de su domicilio en el que había instalado un laboratorio en el que se manipulaban sin las debidas condiciones higiénicas y de seguridad numerosas sustancias químicas empleadas para la fabricación de drogas; lidocaína y acetona entre otras. Se hallaron hasta 340 kilogramos de sustancias, máquinas envasadoras, máquinas para prensar pastillas, básculas, mascarillas y diversos envoltorios con llamativos y atractivos nombres para su comercialización: Amsterdam Highs Relaxo, Amsterdam Highs Señor White, Synthacaine o Moonlight. Analizados los numerosos productos en el laboratorio de drogas de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía, se hallaron sustancias que estaban fiscalizadas y que por tanto tienen la consideración de drogas y sustancias que son todavía poco conocidas y que por ello no están sometidas a control internacional. Sin ánimo de ser exhaustivos, y para no marear transcribiendo una auténtica sopa de letras y números, citaremos solamente unas cuantas: 3 MMC, 3 Me O PCP, Ac O DMT, Ac O MET, 4 CL PVP, 6 ABP, 3 FPM, 4 FA, 4 HO MIPT, 5F AKB48 o TH PVP. Pero se intervinieron también muchas otras. Algunas de estas abreviaturas esconden en realidad productos bien conocidos como la mefedrona y otras metilmetcatoninas, o cannabinoides sintéticos. Cuando hubo pasado a disposición judicial, el presunto responsable de los hechos declaró que todos los productos químicos hallados eran legales. A pesar de que él no contaba con ningún registro sanitario para la elaboración, importación, exportación, distribución o comercialización de los mismos dijo que estaba dado de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Declaró asimismo que conocía la legislación española y le constaba que lo que hacía era legal y que comercializaba dichos productos a través de Internet recabando previamente el compromiso del comprador de que los productos serían utilizados única y exclusivamente para la investigación científica. Como era de esperar sus manifestaciones no fueron tenidas en cuenta y fue inmediatamente ingresado en prisión donde permaneció hasta la fecha del juicio, que se celebró al final del verano de 2018. Dado que llevaba ingresado en situación de prisión preventiva desde el mes de mayo de 2017, el protagonista de la historia que estamos relatando hoy optó por llegar a una conformidad con el Ministerio Fiscal y aceptó una pena de prisión de tres años y el pago de una multa de 120.000 euros. Ello le permitió gozar pronto del beneficio de la libertad condicional y salir del centro penitenciario en el que cumplía codena antes de que se cumpliera un año desde que se dictó la sentencia.
Debemos destacar por último un aspecto muy importante relacionado con este caso. Antes no lo hemos mencionado porque queríamos hacer referencia a este hecho ahora. También se intervino una sustancia que cada vez va siendo más conocida, se trata de 1P LSD. Esta sustancia no está en la actualidad fiscalizada y así se lo hizo saber a la policía y a los jueces la persona a la que se le incautó. Sin embargo, ni los agentes de la UDYCO, ni el Juzgado en el que se siguió el procedimiento, ni, por último, el Tribunal ante el que se debía celebrar el juicio, quisieron saber nada del asunto y no le hicieron ningún caso. Todos vieron que la sustancia era similar a la LSD y consideraron la 1P LSD como si de LSD se tratara cuando en realidad no lo es. Lo mismo ocurrió con otra sustancia semisintética que sí hemos mencionado anteriormente, la Ac O DMT, también conocida como acetilpsilocina o psilocetina. En este caso, aunque no lo es, tanto la policía científica como los jueces la identificaron sin más como psilocina, sustancia presente en los denominados hongos mágicos que sí está fiscalizada. La defensa del encausado solicitó incluso un contranálisis de las sustancias para que se determinara su verdadera naturaleza, pero le fue denegado.