Los cuidados, la dedicación y la energía que el cultivador pone durante la temporada fructifican durante el mes de septiembre. A lo largo de las próximas semanas sucederá la magia cannábica: brotarán en grandes cantidades glándulas de resina que cubrirán la superficie de las decenas de miles de flores que puede contener una planta hembra de cannabis. En el interior de cada glándula, una gota de la preciada resina rica en cannabinoides madura lentamente, cargándose de THC día tras día.
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En septiembre, los cogollos acaban de engordar, se llenan de resina y maduran. Durante semanas las plantas devoran fósforo y potasio y brotan flores sin parar. Hay que lograr que las plantas coman mucho, pero sin empacharse. Las plantas en maceta requieren abonados muy frecuentes pero con dosis moderadas de fertilizante. En verano, con el calor, las plantas consumen mucha agua y si la mezcla lleva mucho abono pueden llegar a quemarse las raíces o acumularse tantas sales en la tierra que se dificulte la absorción de nutrientes. Es mejor añadir cada día abono a mitad de dosis que a dosis completa cada dos días. La calidad del agua es un factor importante en esta época. Si el agua empleada es muy dura y calcárea, a lo largo de los meses que han pasado desde que germinaron las plantas la cal se habrá ido depositando en la tierra, elevando el pH y recubriendo las raíces, lo que daña su capacidad de absorción de nutrientes. Ajusta el pH del agua de riego a pH 6 y riega con agua abundante hasta que salga por los agujeros de drenaje para evitar que las sales se acumulen en exceso. Siempre que puedas, recoge agua de lluvia y úsala para regar, pues está libre de sales y ayudará a limpiar el sustrato.
Al final de la floración toda la atención debe ir dirigida a prevenir la aparición de plagas, mantener las plantas bien regadas y protegerlas de las inclemencias del tiempo
Los estimuladores de la floración son abonos especialmente diseñados para aportar un extra de fósforo a las plantas que están engordando los cogollos. Estos productos no son mágicos ni logran crecimientos increíbles de repente: para tener éxito deben formar parte de una estrategia de fertilización bien diseñada. Casi todos los fabricantes de abonos ofrecen unos esquemas de utilización de sus productos en los que explican qué abono hay que usar en cada momento. Las necesidades de las plantas van variando a lo largo de las distintas fases, pero para que una planta pueda hacer grandes y pesados cogollos durante la floración, necesita haber desarrollado un buen sistema de raíces, un tallo fuerte y una ramificación compleja mientras era joven y estaba en crecimiento. Una planta que llegue a la floración siendo pequeña y débil, si se cuida bien y se abona con cuidado, puede dar una cosecha pequeña pero de calidad. Sin embargo, si el cultivador se pasa con los abonos intentando obtener una gran cosecha, lo más probable es que acabe sobrefertilizándola y no coseche nada que merezca la pena. El cultivo de cannabis es una labor que requiere meses de cuidados para ir fortaleciendo y desarrollando la planta poco a poco desde que es pequeña. No es posible recuperar el crecimiento perdido.
Al final de la floración toda la atención debe ir dirigida a prevenir la aparición de plagas, mantener las plantas bien regadas y protegerlas de las inclemencias del tiempo. También hay que abonarlas frecuentemente y en dosis suaves, pero casi todo el trabajo está ya hecho y los nutrientes acumulados por las plantas son casi suficientes para una buena floración. Ahora lo más importante es no cometer errores y mantener las plantas sanas.
Se acerca el momento
Hay dos sistemas para evaluar el punto de madurez de las plantas. El más sencillo es fijarse en los estigmas, esos pelitos de color blanco o rosado que salen por parejas y formando una V de cada flor. Mientras la flor es fértil, los estigmas son blancos o rosados. Cuando la flor envejece, los estigmas se marchitan y adoptan un color marrón o naranja. Durante la primera parte de la floración todos los estigmas son fértiles, pero conforme se va acercando el momento de la cosecha cada vez hay más estigmas marchitos pero todavía brotan nuevas flores con estigmas frescos. Llega un momento, sin embargo, en que cesan de brotar flores nuevas y el porcentaje de estigmas marchitos empieza a aumentar. Dependiendo de la variedad cultivada y del gusto del consumidor, las plantas se suelen cosechar cuando tienen entre el sesenta y el noventa por ciento de los estigmas marchitos. Por lo general, en las variedades índicas o híbridas las flores acaban de madurar todas más o menos a la vez, mientras que en las sativas no dejan de brotar flores nuevas, por lo que es muy difícil ver una mayoría de estigmas marchitos. Por eso en muchas variedades sativas puras hay que acabar cosechando con muchos estigmas frescos.
El otro sistema, más exacto, consiste en observar las glándulas de resina que recubren las flores. Las glándulas tienen forma de chupa-chup y suelen ser de un color transparente mientras la flor es fértil. Una vez se marchita el estigma, la producción de THC empieza a disminuir y el color de resina empieza a cambiar hacia el amarillo o ámbar. Con la ayuda de una lupa de diez aumentos o un microscopio de mano se ven muy bien las glándulas y el color de la resina. Cuando en un cogollo empezamos a ver numerosas glándulas de color ámbar repartidas aquí y allá, llega el momento de cosechar.
El cultivador de cannabis en exterior debe tener en cuenta, además del estado de madurez de las plantas, la climatología y las plagas. Si a los cogollos les falta una semana para estar completamente maduros pero vienen tres días de lluvia, puede ser mejor cosechar algo antes de tiempo que esperar y perder una parte de la cosecha a causa del mal tiempo. El ataque de los hongos, especialmente del oídio y la botritis, puede ser especialmente destructivo con la plantación por su velocidad de propagación. En las zonas donde se sufre habitualmente el ataque de estos hongos, la mayoría de los cultivadores cortan las plantas en cuanto ven un cogollo infectado, ya que, si el clima favorece la plaga, es casi imposible detener su avance.