En junio, los días son muy largos y las plantas crecen con rapidez. Es el momento de cuidarlas bien para asegurarse una cosecha abundante. Riegos y abonados frecuentes son la clave para lograr un buen crecimiento y una abundante ramificación.
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El fotoperiodo es el número de horas de luz y oscuridad que reciben las plantas. En el hemisferio norte, el día más corto del año y la noche más larga suceden el 21 o 22 de diciembre, solsticio de invierno. Por el contrario, el 20 o 21 de junio, solsticio de verano, tiene el día más largo y la noche más corta. Desde diciembre hasta junio, los días se van alargando y las noches acortando, y desde junio hasta diciembre sucede al contrario, los días se acortan y las noches se alargan. El 20 o 21 de marzo y el 22 o 23 de septiembre, equinoccio de primavera y de otoño, respectivamente, el día dura exactamente lo mismo que la noche. En el hemisferio sur, las fechas se mueven seis meses, el solsticio de invierno ocurre en junio y el de verano en diciembre: el equinoccio de primavera acontece en septiembre y el de otoño en marzo.
En cualquier lugar del planeta, los solsticios indican el día y la noche más largos del año, pero el fotoperiodo exacto no es igual. Cuanto más alejado esté un lugar del ecuador, mayor será la oscilación en la duración de los días a lo largo del año. En los polos, las diferencias son tan grandes que tienen un día de seis meses en los que no se pone el sol, seguido de una noche de seis meses de oscuridad continua. En cambio, si estamos situados en el ecuador, los días y las noches duran doce horas durante todo el año y no hay variación.
Las variedades híbridas entre índica y sativa suelen empezar a florecer pronto y están listas para la cosecha a fines de septiembre o en octubre
A causa de esta variación en la duración de los días, las variedades de cannabis que vienen de zonas ecuatoriales necesitan noches largas (de doce horas) para florecer, mientras que las variedades que son originarias de latitudes alejadas del ecuador tienen suficiente con noches de diez horas. Cuando se cultiva una variedad ecuatorial alejada del ecuador, por ejemplo, sembrando una variedad colombiana en España, nos encontramos con que la planta no empieza a florecer hasta que las noches alcanzan la duración requerida, unas doce horas en este caso, lo que sucede a partir del equinoccio de otoño, a finales de septiembre. Al comenzar la floración tan tarde todo el proceso se retrasa y la planta no estará lista para la cosecha hasta finales de noviembre o diciembre, cuando ya habrá llegado el frío, impidiendo una correcta maduración. Por esta razón, las variedades más ecuatoriales solo se pueden cultivar en interior o en invernaderos, donde se puedan mantener temperaturas cálidas hasta la cosecha. Una de las principales ventajas de las variedades híbridas entre índica y sativa es que suelen empezar a florecer pronto, a finales de julio o en agosto, por lo que están listas para la cosecha a fines de septiembre o en octubre, cuando aún no hace demasiado frío.
¿Estoy a tiempo de sembrar?
Aunque la mayoría de los cultivadores germinan sus semillas en abril o mayo, la verdad es que también se pueden sembrar en junio y obtener buenos resultados. La regla general dice que cuanto más tarde se empiece el cultivo menor es el tiempo que las plantas tienen para crecer antes de empezar la floración, por lo que la altura final será menor, pero el momento en que empiecen a florecer y el momento en que estén maduras y listas para la cosecha no cambia.
Las plantas sembradas tarde crecen sin interrupciones bajo el intenso sol del verano, mientras que las que se germinan muy pronto sufren frecuentes parones en el crecimiento cuando llueve mucho, bajan las temperaturas o los días están nublados. Las plantas sembradas en junio o julio suelen crecer con gran rapidez desde el primer momento, ya que en esos meses no hay heladas tardías ni tormentas fuertes que puedan dañarlas.
Las plantas sembradas en junio o julio suelen crecer con gran rapidez desde el primer momento
Las plantas que crecen en el suelo se benefician de una siembra temprana, pues la larga temporada de crecimiento les permite hacerse muy grandes. Pero si se cultivan en macetas los resultados son mejores cuando son más pequeñas. En una maceta hay poca tierra y el sistema de raíces es limitado; si la planta se hace demasiado grande, luego no será capaz de nutrir suficientemente las flores y aparecerán carencias y cogollos pobres.
Las plantas sembradas en junio o julio no solo adquieren un menor tamaño, sino que crecen y se desarrollan a lo largo de menos meses, con lo que reducimos la cantidad de trabajo que acarreará cuidar de ellas. No es infrecuente que los cultivadores principiantes siembren pronto por su impaciencia. En los primeros meses las plantas crecen mucho, demasiado para el tamaño de maceta que tienen. Cada vez las plantas son menos discretas, al cultivador le entra la paranoia de que le descubran, hay que regar todos los días, a veces incluso dos veces al día. Al final, lo que suele pasar durante la floración, que es cuando más atención necesitan, es que las plantas se encuentran con poca tierra donde vivir, por lo que sufren desnutrición y deshidratación. El cultivador no es capaz de mantenerlas sanas, bien nutridas y libres de plagas. Plantando tarde los resultados suelen ser mejores.
El error más frecuente entre los cultivadores principiantes se debe a que no tienen un referente con el que comparar. No saben lo que deben esperar y siempre les parece que todo va demasiado lento, que las plantas crecen poco y que los cogollos no engordan. Frente a esto, mi recomendación es limitarse a los cuidados básicos durante la primera cosecha y dejar las innovaciones para futuras plantaciones en las que se tenga más experiencia. Simplemente hay que regar las plantas cada vez que lo necesiten, que será dos o tres veces por semana cuando son pequeñas y casi todos los días cuando estén más grandes, y añadir un poco de abono líquido al agua en la mitad de los riegos.