El ciclo de cultivo es largo: germinación, crecimiento, floración y cosecha. Meses de trabajo y, sin embargo, el proceso no ha terminado. Recién cortadas, las plantas de cannabis no son psicoactivas. Para que aparezca el deseado THC, aún hay que esperar a que los cogollos pierdan la humedad y se sequen.
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El proceso de cosechar las plantas, manicurar los cogollos y secarlos es esencial para lograr cannabis de la mejor calidad. Por muy bien que las plantas hayan crecido y florecido, no se ha acabado el proceso hasta que los cogollos están manicurados y secos.
Manicura
El primer paso tras cortar la planta es manicurar los cogollos. En algunas ocasiones, se pueden secar las plantas sin manicurarlas antes. Sobre todo se hace en casos de urgencia, por ejemplo, cuando hay que cosechar muchas plantas en pocos días porque vienen lluvias fuertes y no hay tiempo de manicurarlas. Se cortan las plantas, se arrancan las hojas más grandes y se cuelgan en el secadero. Luego, durante el invierno, cuando las plantas ya estén secas, habrá que irlas manicurando antes de consumirlas, pero ya sin prisa, pues al estar secas no hay riesgo de que se estropeen.
La mayoría de los cultivadores prefiere manicurar tras la cosecha y antes del secado. Sin duda, la mejor manicura es la que se hace a mano y con tijeras. Claro que es muy lenta y pesada. Hay que cortar y eliminar todas las hojas grandes y pequeñas que no tienen resina visible. Después se recortan las hojas con resina que sobresalen de los cogollos, así como las puntas de las hojuelas más pequeñas. La idea es pelar al máximo lo sobrante, dejando los cogollos redondeados y potenciando su aspecto duro y denso.
Según la variedad cultivada, la pericia del manicurador y lo fino que se haga el trabajo, cada kilo de cogollos requiere unas diez horas de manicura. Hay cultivadores que tardan la mitad, pero solo cortan las hojas más grandes y dejan las pequeñas y resinadas. Otros requieren hasta quince horas por kilo; más meticulosos, se dedican a desnudar al máximo los cogollos y eliminan hasta las hojitas más pequeñas. Por supuesto, los restos de la manicura que tienen resina no se tiran en ningún caso y se emplean para hacer hachís, extractos o repostería cannábica. Al final de un día de trabajo manicurando, con ayuda de una cuchilla, se rasca con cuidado la capa de resina que se ha ido quedando pegada en las cuchillas de las tijeras. Este hachís es un charas delicioso de sabor suave y colocón estimulante y divertido por su frescura. Para que alcance su máxima potencia, conviene dejarlo reposar unos días antes de consumirlo.
La resina se pega a las manos y forma una capa difícil de eliminar al final del día, pero si formamos una bolita de resina la podemos usar para despegar la resina de nuestros dedos. Al final, lo que queda pegado a la piel no se va lavándose las manos directamente con jabón. Da mucho mejor resultado echarse un poco de aceite (de oliva o girasol) en las manos y frotárselas bien para que el aceite disuelva la resina. A continuación, nos lavamos las manos con jabón para eliminar el aceite. Una buena solución para evitar este problema es manicurar con guantes de látex.
Máquinas peladoras
Aunque están principalmente enfocadas a grandes cultivadores, en los últimos años han ido apareciendo distintos tipos de máquinas manicuradoras que facilitan el trabajo de recortar las hojas. La verdad es que ninguna de ellas es capaz de realizar un trabajo realmente igual al de la manicura manual, puesto que someten a los cogollos a un maltrato que daña las glándulas de resina de la superficie y golpea los cogollos. Algunos de los modelos más modernos y sofisticados hacen un trabajo algo mejor, pero todavía tienen un coste prohibitivo, superior a los diez mil euros en varios modelos, que solo se justifica en grandes plantaciones.
Las máquinas manicuradoras más modestas enfocadas al cultivador doméstico no dan tan buenos resultados y, siempre que sea posible, conviene manicurar manualmente, al menos los mejores cogollos de cada planta. Sí pueden resultar útiles para manicurar el llamado popcorn, esos pequeños cogollitos que crecen en la base de las ramas y que tanto trabajo dan para lo poco que pesan. Estos cogollitos no tienen un gran aspecto en cualquier caso, y requieren mucho tiempo de manicura.
El secado
Cuanto más lento sea el secado, mejor será el sabor final de los cogollos
Cuanto más lento sea el secado, mejor será el sabor final de los cogollos. Esta es la regla que siempre se repite, pero también hay que recordar que el secado lento aumenta el riesgo de que aparezcan hongos en los cogollos. Un fallo en el secado puede dañar los cogollos infectándolos de hongos o dañando los cannabinoides por acción de las bacterias o las temperaturas excesivas. Aunque el secado es un proceso sencillo, conviene prestarle la atención suficiente y revisar la marcha del secado cada día.
Lo más habitual es tender unas cuerdas en una habitación y usarlas para colgar las ramas enteras. Es un sistema que permite secar una gran cantidad de plantas en poco espacio. Otro sistema, que ocupa más espacio pero seca los cogollos más rápidamente, consiste en trocear los cogollos desprendiéndolos del tallo y secarlos extendidos sobre una malla.
En regiones de clima seco nunca es un problema secar el cannabis, pero en zonas lluviosas o costeras, donde la humedad ambiental suele ser elevada, puede que los cogollos nunca lleguen a alcanzar el grado suficiente de secado. En ese tipo de clima, un deshumidificador se convierte en el mejor aliado del cultivador. Pero no es necesario uno muy potente salvo en grandes plantaciones. La mayoría de los cultivadores pueden secar toda su cosecha en un armario o una habitación pequeña, y en un espacio tan pequeño cualquier deshumidificador es capaz de hacer el trabajo. El mejor secado debe ser lento y progresivo, alargándose durante unas dos semanas, pero si no queremos correr riesgos, lo mejor es secar rápido durante los tres o cuatro primeros días, hasta que las plantas han perdido la mayor parte de la humedad, y luego bajar la potencia del deshumidificador durante los siguientes diez o quince días para que el resto de la humedad se elimine lentamente.