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El cultivador de cannabis tiene en sus manos numerosas técnicas que le permiten adaptar el crecimiento de las plantas a sus propias necesidades. Por medio de la poda de brotes, hojas o ramas completas, podemos dirigir el crecimiento para que las plantas no se hagan muy altas, potenciar su ramificación o concentrar toda la energía disponible en los mejores cogollos. A veces esto nos servirá para que las plantas sean más discretas y no llamen la atención de los vecinos, en otras ocasiones nos permitirá mejorar la calidad del producto final o reducir el riesgo de aparición de hongos o plagas. En definitiva, las técnicas de las que hablamos sirven para pedirle al cannabis que se comporte del modo más adecuado a nuestros intereses, pero nunca debemos olvidar los intereses de la planta. Solo las plantas sanas crecen bien, solo entendiéndolas podemos diferenciar lo que les hace bien y lo que les perjudica.

Limitando el crecimiento de las partes bajas, la planta concentra toda su energía en los cogollos principales.

Una planta joven, antes de ser despuntada. A la derecha, la misma planta, semanas después del despunte.
Por lo general, las personas vemos a los animales como seres vivos sintientes más o menos similares a nosotros, pero a las plantas las percibimos de un modo completamente diferente, como si estuviesen a años luz de nosotros. Y no es así. La ciencia moderna ha demostrado que las plantas sienten, se comunican entre ellas, pueden estar estresadas, relajadas, enfermas o desnutridas. El mejor cultivador es aquel que entiende a las plantas, que sabe cómo están y que busca el camino simbiótico que beneficia a ambos. Todas las técnicas que vamos a ver no son malas para las plantas y las pueden soportar perfectamente siempre que estén sanas y bien nutridas. En cambio, con una planta enferma, débil o estresada pueden empeorar sus condiciones y perjudicar a la cosecha en lugar de beneficiarla. Veamos, pues, a continuación, cuáles son las técnicas más habituales para ejercer sobre las plantas y cuál es su utilidad.
"Las técnicas de control sirven para domar al cannabis y lograr que se comporte del modo más adecuado a nuestros intereses"
El llamado despunte no es otra cosa que la poda del brote principal de la planta, es decir el brote más alto del tallo principal. Al cortar este brote provocamos la redistribución por toda la planta de las auxinas, que son las principales hormonas estimuladoras del crecimiento y que suelen concentrarse en la parte más alta. Tras cortarlo, las auxinas pasan a estimular los brotes superiores del resto de ramas, así como los brotes del tallo principal que se encuentran inmediatamente por debajo del corte. El resultado de esta operación es el crecimiento de todos estos brotes, lo que ocasiona un cambio en la forma y estructura de la planta, que abandona el aspecto de abeto y pasa a tener una distribución más redondeada con forma de arbusto. Este despunte se puede realizar varias veces y no solo en el tallo principal, también en las ramas secundarias para reforzar el crecimiento lateral de la planta limitando su crecimiento vertical.

Cogollos con supercropping en exterior.
La técnica FIM toma su nombre de la expresión inglesa fuck I missed!, que quiere decir algo parecido a ‘¡mierda, me equivoqué!’, y hace referencia a cómo se descubrió la técnica. El primer cultivador que la practicó intentaba hacer un despunte clásico pero colocó mal la tijera y en lugar de eliminar completamente el brote simplemente lo cortó por la mitad, dejando la base del brote unida al tallo. Pocos días después, vio como en lugar de dos ramas nacían del brote semipodado cuatro nuevos brotes. La idea es que dejando parte del tejido del brote se aumenta el número de ramas que salen y se potencia aún más la ramificación que con el despunte normal.

La técnica SCROG permite manejar muy bien la altura enredando las ramas en una malla.
"Podemos dirigir el crecimiento para que las plantas no se hagan muy altas, potenciar su ramificación o concentrar toda la energía disponible en los mejores cogollos"
El supercropping es una técnica desarrollada por los cultivadores de interior interesados en mantener las plantas a una altura determinada para que no se acerquen demasiado a las lámparas de cultivo. Una vez ha empezado la floración, no conviene podar puntas, pues se puede alterar el normal desarrollo de la floración, pero sí se pueden doblar las ramas para mantenerlas bajas. Un cultivador descubrió que si chafaba el tallo entre dos dedos por el punto en que quería doblarlo, la planta cicatrizaba la herida y reforzaba el punto pero manteniéndose doblado. Lograba el mismo efecto que con el despunte pero sin podar nada y sin afectar al normal desarrollo de la floración. Para llevarlo a cabo hay que apretar el tallo con fuerza por el punto por el que queremos doblarlo hasta escuchar un chasquido que indica la rotura de las fibras interiores. Como no hemos cortado, la savia sigue fluyendo y la punta de la rama permanece viva. La circulación de auxinas se redirige al resto de los brotes de la planta, que experimentan un crecimiento mayor. Por su parte, la rama doblada se refuerza, lo que permite que luego desarrolle un cogollo más grande sin que su peso tronche la rama. Pese a ser una técnica desarrollada en interior, también es muy útil en exterior, especialmente cuando, en plena floración, queremos evitar que las puntas más altas de la rama superen una valla. Una técnica con resultados similares y que no implica dañar las ramas es atarlas con cuerdas que iremos tensando día tras día para lograr doblarlas poco a poco hasta situar las ramas en la posición deseada. El atado y doblado de las ramas puede realizarse en cualquier momento del ciclo de cultivo sin dañar ni afectar negativamente a su desarrollo.

Plantas atadas y dobladas por medio de cuerdas para provocar un crecimiento de menor altura.
El entresacado o poda de hojas consiste, como su nombre indica, en eliminar parte de las hojas de la planta. Debe hacerse con moderación, pues la planta usa las hojas para realizar la fotosíntesis, por lo que si eliminamos un número demasiado elevado reduciremos su capacidad de generar energía. Hay que limitar la poda a aquellas hojas grandes que sombrean a los cogollos que tienen por debajo o que reducen la cantidad de luz que llega al interior de la planta o limitan el paso del aire alrededor de los cogollos. Es una técnica que se aplica generalmente en el último mes de floración, cuando los cogollos ya están medio formados, para mantenerlos sanos, potenciar su maduración y evitar la aparición de hongos. Conviene empezar cortando un número pequeño de hojas, nunca más del diez por ciento de golpe, aunque se puede ir progresando semana a semana de forma que al final de la floración ya queden pocas hojas grandes en la planta. Esta técnica también sirve para facilitar luego la cosecha y la manicura.

Detalle de un cogollo de supercropping: vemos como los pequeños cogollos que lo conforman empiezan a levantarse días después.
Las ramas más bajas de las plantas suelen mantenerse en la sombra y sus cogollos no se desarrollan correctamente pero, a menudo, tocan el suelo y pueden facilitar que algunas plagas las utilicen como escalera para encaramarse a la planta. Es recomendable eliminarlas completamente al principio de la floración dejando la parte baja del tallo principal (entre 20 y 50 cm, dependiendo del tamaño de la planta) completamente libre de ramas.
El lollipopping o técnica del chupa-chups elimina todos los brotes inferiores de cada rama para dejar solo los cogollos de la punta. De este modo, la planta concentra la energía en pocos cogollos haciendo que engorden y se desarrollen mucho más de lo que lo harían si tuviese que repartir esta energía entre muchos más cogollos. Bien realizado, el lollipopping, junto a la poda de ramas bajas, permite reducir el volumen general de una planta sin perder mucho peso de cogollos. Al ser plantas menos voluminosas, ocupan menos y se pueden cultivar más plantas en el mismo espacio.
Si la simbiosis entre el cultivador y la planta va bien, la cosecha será buena, el cultivador estará feliz y volverá a sembrar la misma variedad, por lo que la planta también habrá logrado su objetivo principal, seguir siendo cultivada y, a ser posible, extenderse por más y más cuartos de cultivo.

Esta planta ha recibido una técnica mixta entre la poda de ramas bajas y el lollipopping, solo quedan los cogollos superiores y se elimina todo el crecimiento débil inferior.

La forma redondeada de esta planta se ha conseguido con varios despuntes.

Este jardín es demasiado frondoso y se beneficiaría de una poda de ramas bajas acompañadas de un entresacado de hojas para mejorar la ventilación e iluminación.