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Cómo escoger a la campeona: guía para seleccionar una gran planta madre

Cómo escoger a la campeona: guía para seleccionar una gran planta madre

No hay nada tan práctico para un cultivador como un jardín entero de clones idénticos. 

En el cultivo de cannabis, tener una buena planta madre es el primer paso para asegurarse de que obtendremos cogollos de primera calidad en todas las cosechas. Al sembrar a partir de semillas, debemos confiar en la suerte, ya que, aunque sean todas de la misma variedad, cada una dará lugar a una planta ligeramente distinta. No todas las plantas serán igual de buenas ni producirán lo mismo ni de igual calidad. En cambio, con una planta madre solo cultivaremos a partir de esquejes, también llamados clones, copias exactas de la madre. Por eso escoger la planta madre es el paso más importante. 

Históricamente, la marihuana se ha cultivado a partir de semillas, como la mayoría de las especies utilizadas en agricultura. Las semillas son muy prácticas y cómodas: se recogen en otoño, al final de la floración de las plantas, y se pueden guardar fácilmente durante meses o años. Para empezar a cultivar basta con sembrarlas en primavera y, en pocos días, habrán nacido las plantas. Aunque tienen ventajas, también tienen inconvenientes; el principal es que no todas las plantas que nacen de las semillas son iguales ni en calidad ni en características de crecimiento. 

Con la aparición de las lámparas de cultivo, se abrió una nueva posibilidad. Los cultivadores descubrieron que podían mantener una planta indefinidamente en la fase vegetativa de crecimiento, impidiendo que empezara a florecer, con el simple método de someterla a un fotoperiodo de días largos y noches cortas. Gracias a este sistema, cualquier planta podía conservarse viva durante todo el año para ir sacándole esquejes. Todos los esquejes de una planta se comportan de manera idéntica, tardan lo mismo en florecer, los cogollos contienen la misma proporción de cannabinoides y, en todos los aspectos, son clones de la madre. Tan buenos, o tan malos, como ella.

El proceso paso a paso 

Cómo escoger a la campeona: guía para seleccionar una gran planta madre

Los esquejes permiten replicar una y otra vez el mismo resultado. 

Escoger una planta madre es un proceso con varios pasos. El primero es germinar un número amplio de semillas. Posteriormente, iremos descartando las peores en varias fases: la primera selección la realizamos una o dos semanas después de germinar; la segunda, justo antes de empezar la floración, y la tercera y definitiva, tras la cosecha y el secado, cuando tengamos los datos de cosecha y podamos catarlas todas. 

En cada fase de la selección desecharemos primero todas las plantas que sean obviamente inferiores: enfermas, mutantes o con carencias. Luego, de entre las restantes, escogeremos las que más se parezcan al ideal que tenemos en mente.

Selección de la mejor 

Cómo escoger a la campeona: guía para seleccionar una gran planta madre

Con una buena madre, todas las plantas serán “la mejor”. A la derecha, ejemplo de planta a desechar: tiene unos internudos demasiado grandes y poca ramificación. 

En un cultivo de diez plantas siempre hay una mejor, más rápida, más productiva, más resistente o más potente. Si la convertimos en planta madre y en la siguiente cosecha cultivamos diez de sus esquejes, obtendremos una cosecha en que todas las plantas serán “la mejor”. Obviamente, cuanto mayor sea el número de plantas entre las que escojamos nuestra madre, mejor será esta. 

Desecharemos primero todas las plantas que sean obviamente inferiores: enfermas, mutantes o con carencias.

Hay que partir siempre del mayor número de semillas posible, y siempre de la misma variedad, para que sea más fácil comparar unas plantas con otras. Recomiendo empezar con al menos diez semillas, aunque si son muchas más, la planta madre será mucho mejor. Por pura probabilidad, la mejor de diez no será tan buena como la mejor de cien. 

Es importante tener claro qué criterios usaremos en la selección. Hay quien busca una planta equilibrada con buenas características generales, mientras otros solo anhelan la planta más productiva o la más potente. Algunos cultivadores quieren conseguir una que destaque por su aroma, por su cantidad de resina o por su resistencia frente a los hongos. Hay que tener claro lo que queremos, y de esta manera nos será mucho más fácil llevar a cabo la selección.

Primera selección tras la germinación 

Un pequeño armario de madres es todo lo que hace falta para mantener una buena colección de genéticas vivas.

Un pequeño armario de madres es todo lo que hace falta para mantener una buena colección de genéticas vivas. 

Diez o quince días después de germinar, observaremos todas las plántulas que hayan nacido y veremos cuáles tienen mejor aspecto, han crecido más, tienen tallos más fuertes, mayor número de hojas, más vigor, etc. En principio, todas aquellas que muestren debilidad deben ser descartadas de la selección. No hace falta matarlas, si tenemos espacio podemos seguir cultivándolas hasta la cosecha, pero ya no contaremos con ellas como futuras plantas madre. Cuantas más semillas hayamos germinado, mayor número debemos descartar en esta primera selección. Si partimos de un número grande (cien o doscientas semillas) en esta selección, deberemos eliminar como mínimo la mitad.

Segunda selección antes de empezar a florecer 

Cómo escoger a la campeona: guía para seleccionar una gran planta madre

Izquierda: esta madre, llena de brotes, puede producir fácilmente veinte o treinta esquejes de primera calidad. Derecha: ejemplo de planta a seleccionar: tamaño pequeño, gran vigor, internudos cortos y buena ramificación. 

En este momento las plantas ya tendrán varias semanas de vida, probablemente al menos cuarenta centímetros de altura y numerosas ramas. Ahora toca fijarse en su forma de crecer, la distancia internudos (cuanto más pequeña es esta distancia, más productiva suele ser la planta), el grosor del tallo (mayor grosor permite sostener el peso de cogollos más grandes). Seleccionamos las plantas más vigorosas, las que no tienen plagas u hojas enfermas y las que huelen más (más olor suele ser síntoma de mayor producción de resina y cannabinoides); la mejor forma de evaluar el aroma en una planta joven es frotar el tallo entre los dedos. 

Teniendo en cuenta todos los datos de los que disponemos, iremos descartando las plantas con peores resultados y características hasta quedarnos con la mejor.

Esta segunda selección es muy importante, pues tendremos que sacar un esqueje de todas aquellas plantas que sean escogidas y mantenerlo bajo un fotoperiodo de crecimiento 18/6 hasta la selección final, que se producirá al menos tres meses después, cuando tras la cosecha y el secado tengamos los datos de producción y podamos catar cada planta. Mantener una colección de plantas en crecimiento durante al menos tres meses requiere disponer de un espacio con luces de crecimiento y buenas condiciones de humedad y temperatura. En función del espacio disponible, escogeremos más o menos plantas en esta segunda selección. Entre una y dos semanas antes de pasar las plantas a floración sacamos dos esquejes de cada una; podríamos sacar solo uno, pero si por algún motivo no conseguimos que enraíce, habremos perdido la futura madre, así que es más seguro sacar dos. Los esquejes se ponen a enraizar en un miniinvernadero bien identificados, para no confundir unos con otros. Es esencial mantener la trazabilidad de cada esqueje para estar seguros de qué planta provienen. Colocaremos etiquetas en cada planta con su identificación; las mejores son las que se ponen alrededor del tallo porque no se caen fácilmente. 

Una vez hayan enraizado los esquejes se trasplantan a macetas y se mantienen en crecimiento en la sala de madres. Las plantas seleccionadas se pueden entonces pasar a floración cambiando el fotoperiodo a 12/12 o, si estamos cultivando en exterior, simplemente esperando a que el fotoperiodo natural las haga florecer.

La tercera y definitiva selección: tras la cosecha 

Cómo escoger a la campeona: guía para seleccionar una gran planta madre

La facilidad y rapidez con que enraízan los esquejes es un criterio importante a la hora de seleccionar una madre. 

Durante la floración conviene que llevemos un diario en el que apuntemos todas nuestras impresiones sobre cada una de las plantas seleccionadas. Tamaño, número de ramas, grosor del tallo, vigor, resistencia frente a plagas y enfermedades y, en general, cualquier cosa que nos llame la atención o que nos sirva como argumento a favor o en contra para la selección final. Cuando llegue el momento de la cosecha, apuntaremos la fecha o el número de días que ha tardado cada planta en madurar. Tras la manicura y el secado, hay que registrar el peso de los cogollos obtenidos de cada una para, a continuación, realizar una cata y puntuar la potencia, el sabor y el tipo de psicoactividad. Ha llegado el momento definitivo: teniendo en cuenta todos los datos de los que disponemos, iremos descartando las plantas con peores resultados y características hasta quedarnos con la mejor. A veces, si no lo tenemos muy claro, es mejor quedarse con las dos o tres mejores y realizar una segunda cosecha con varias plantas de cada una de ellas y hacer una segunda comparación antes de tomar la decisión definitiva.

Mantenimiento de las madres

Cómo escoger a la campeona: guía para seleccionar una gran planta madre

Izquierda: a lo largo del tiempo, las madres se llegan a hacer tan altas que conviene renovarlas creando una nueva a partir de un esqueje. Derecha: la cantidad de resina es un buen indicador de la futura potencia de la planta.

Las plantas madre deben vivir cómodas y tranquilas, sin estrés. Debemos tener en cuenta que una madre puede durar muchos años pero, para lograrlo, hay que mantenerla bien sana. Por lo general, conviene usar macetas relativamente grandes para el tamaño de la planta para que puedan desarrollar un buen sistema radicular. No necesitan una gran intensidad de luz ni grandes dosis de abono, pero tampoco podemos mantenerlas en condiciones de mala iluminación ni olvidarnos del fertilizante durante semanas. Conviene usar un abono de crecimiento para potenciar el desarrollo de brotes que podamos cortar como esquejes pero añadiendo de vez en cuando algo de abono de floración, ya que el fósforo y el potasio ayudan a mantener una estructura de ramas fuerte y resistente. Es recomendable despuntar las madres cuando son pequeñas para potenciar la ramificación en forma de candelabro, que es la ideal para que haya muchos brotes iguales y a la misma altura. Así podremos obtener un número considerable de esquejes iguales a la vez. Conforme pasa el tiempo y vamos sacando tandas de esquejes, las madres se van haciendo más altas y los tallos se van endureciendo y pierden vigor. Cuando la madre haya envejecido y ya no sea tan vigorosa, usaremos uno de sus esquejes para crear una nueva planta madre idéntica. Este proceso se puede repetir muchas veces sin problemas. Hay genéticas que se han mantenido como plantas madre desde hace décadas sin pérdida de calidad. 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #319

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