La trofobiosis afirma que el equilibrio nutricional de las plantas influye directamente en su capacidad para resistir plagas y enfermedades. Cuando a una planta le sobran o le faltan ciertos nutrientes produce compuestos que la hacen más atractiva para las plagas. En contraste, las plantas con un equilibrio nutricional óptimo producen menos compuestos atractivos para los organismos perjudiciales, haciéndolas más resistentes.
Los cultivadores sabemos que las plantas sanas son, en general, menos susceptibles a plagas y enfermedades. Las plantas van absorbiendo nutrientes a medida que los necesitan y los utilizan directamente. Esto significa que, en plantas sanas, nunca hay mucha comida (azúcares y aminoácidos) en la savia, puesto que la que se absorbe se va usando.
Las plantas muy jóvenes y las viejas son las que más aminoácidos libres contienen: las primeras porque necesitan muchos para ir fabricando nuevos tejidos y las segundas porque descomponen las proteínas de los tejidos viejos para reutilizar los aminoácidos en las zonas en crecimiento. Por esta razón, las plagas suelen preferir las hojas en crecimiento o las senescentes (viejas) a las que están plenamente desarrolladas.

Las plantas con carencias nutritivas son más propensas a las plagas, pues están desequilibradas y los bichos se aprovechan de su debilidad.
Todos los factores que reducen el metabolismo de la planta (enfermedad, sequía, calor excesivo, falta de luz, etc.) también reducen la producción de nuevos tejidos (proteínas) y aumentan la cantidad de comida libre en la savia, volviéndola más apetecible para las plagas.
"Cuidaremos el suelo para mantenerlo fértil y evitar excedernos con el uso de fertilizante"
Los tratamientos químicos y los fertilizantes también pueden alterar el equilibrio natural de nutrientes en las plantas y hacerlas más vulnerables. El exceso de fertilizantes provoca que las plantas absorban más nutrientes de los que pueden usar y favorece una savia rica en comida para las plagas.
La trofobiosis, aunque no ha sido ampliamente aceptada en la agricultura convencional, ha ganado un reconocimiento creciente en los círculos de la agricultura orgánica y sostenible. Esta teoría nos ofrece una perspectiva diferente y muy útil sobre el manejo de plagas y enfermedades, y nos sugiere que en lugar de depender de productos químicos externos, los agricultores deberían centrarse en mantener la salud y el equilibrio nutricional de las plantas.

El color verde intenso, ni muy claro ni muy oscuro, suele asociarse a las plantas sanas de cannabis.
Hay evidencia científica de que las plantas con deficiencias de nutrientes específicos tienden a ser más susceptibles a ciertas plagas y enfermedades. Además, la agricultura orgánica, que le otorga una gran importancia a mantener la salud del suelo y su biodiversidad de microorganismos, ha mostrado ser efectiva en la reducción de la incidencia de plagas sin el uso intensivo de pesticidas.
Algunos científicos han criticado que la trofobiosis simplifica en exceso las complejas interacciones entre plantas, plagas y su entorno. No todas las plantas reaccionan igual a una falta o exceso de nutrientes, por lo que enfocar las plagas exclusivamente desde la trofobiosis no siempre da buenos resultados.
Gestión integral de plagas

Cuando el crecimiento es vigoroso, hay pocos nutrientes libres en la savia y las plagas no encuentran tanta comida.
"El agua y el aire a presión pueden usarse para eliminar insectos de las hojas"
La gestión integral de plagas es el enfoque más moderno y efectivo para mantener las cosechas sanas sin recurrir constantemente al uso de pesticidas. En esencia, se trata de combinar distintas técnicas y enfoques útiles que se potencian entre sí generando una sinergia que permite mantener la salud de las plantas y controlar las plagas sin usar pesticidas tóxicos o técnicas dañinas para el ecosistema. En la gestión integral se siembran variedades resistentes a las plagas más habituales en el lugar; se cuida mucho el entorno y el suelo para mantenerlo fértil, lleno de vida y equilibrado; se evita excederse con el uso de fertilizantes, y se prefieren los abonos orgánicos, que promueven la proliferación de microorganismos, a los fertilizantes de síntesis química, que tienen el efecto opuesto. Además, se llevan a cabo técnicas de cultivo que refuercen la capacidad de resistencia de las plantas y solo se utilizan pesticidas no tóxicos y siempre como último recurso. La combinación de todos estos elementos permite mantener los cultivos sanos a corto, medio y largo plazo sin dañar el medioambiente ni generar resistencias en las plagas.
Una de las estrategias basadas en la trofobiosis que más fácilmente se combina con la gestión integral de plagas es el uso de microorganismos beneficiosos que pueden mejorar la salud del suelo y promover un equilibrio nutricional adecuado. Estos microorganismos, como ciertas cepas de bacterias y hongos, ayudan a descomponer la materia orgánica y liberar nutrientes en formas que las plantas pueden absorber fácilmente, promoviendo una mejor salud de las plantas y reduciendo la atracción de plagas.
Cómo combatir plagas en las últimas semanas

Las orugas devoran los cogollos y favorecen la aparición de botritis; es esencial luchar contra ellas desde que aparecen.
Una regla básica en el cultivo de cannabis es no usar insecticidas o fungicidas tóxicos durante la floración, especialmente en las últimas semanas antes de la cosecha, para evitar que puedan quedar restos en las flores, que acabarían en los pulmones del consumidor. El problema es que al final de la floración la planta está intentando reutilizar los nutrientes de sus hojas más viejas y grandes, que ya no le resultan útiles, trasladándolos a los cogollos, que es donde se está produciendo el crecimiento. Este proceso libera muchos azúcares y aminoácidos a la savia, por lo que las plagas se sienten atraídas justo en el momento en que el cultivador quiere evitar a toda costa usar insecticidas y fungicidas tóxicos.
Sin embargo, hay varias técnicas para combatir los bichos que no implican el uso de tóxicos y se basan más en eliminarlos de las plantas aprovechando la fuerza del aire o el agua. Con ayuda de un compresor de aire, se puede generar un potente chorro de aire capaz de eliminar algunos insectos de las hojas, como la araña roja, la mosca blanca, los pulgones y las cochinillas. Este proceso es bastante laborioso, ya que requiere revisar cada hoja, girarla y soplar sobre ella para desalojar los huevos y los insectos.

Una oruga es capaz de comer varias veces su peso en comida cada día.
También se puede usar un aspirador para obtener un efecto similar, con la ventaja de que los insectos son capturados en la bolsa del dispositivo. A veces los bichos se agarran fuertemente a las hojas y es necesario ayudarse con los dedos o con un pequeño cepillo de dientes para arrastrarlo. Obviamente, este sistema no es muy práctico para grandes plantaciones, pero puede ser útil para aquellos cultivadores domésticos que solo tienen unas pocas plantas y están decididos a obtener cogollos de la máxima calidad sin poner en riesgo su salud. Como siempre, la atención a los detalles es esencial, así como repetir el proceso tantas veces como sea necesario.
En ocasiones, el agua a presión puede usarse con el mismo fin, especialmente en casos de graves infestaciones por araña roja. Estos pequeños bichos se reproducen como locos cuando las condiciones ambientales son muy secas. En cuestión de días, podemos encontrar miles de arañas en las plantas tejiendo sus telas y recubriendo con ellas los cogollos. Si esto sucede a pocas semanas de la cosecha, el uso de acaricidas es totalmente inviable y la mejor solución puede ser duchar las plantas con agua a presión para que la gran mayoría de las arañas se vean arrastradas fuera de los cogollos. Obviamente, el chorro de agua romperá muchas glándulas de resina, que se perderán, pero, si no hacemos nada, ni siquiera llegaremos a cosechar, ya que las plantas morirán antes.

Los pulgones son fáciles de eliminar con un chorro potente de aire o agua.
El oídio es un hongo que forma manchas blanquecinas sobre las hojas y los cogollos. Es cada vez más frecuente en los cultivos de cannabis, sobre todo en las ramas que están a la sombra o en zonas con poco aire. Si solo hay unas pocas manchas en las hojas más grandes, no es un gran problema porque estas hojas las eliminaremos durante la manicura, pero si se empieza a extender por los cogollos puede destrozar la cosecha. Nunca hay que fumar cogollos infectados de hongos, pues pueden provocar infecciones pulmonares. Los fungicidas antioídio son tóxicos y no se pueden fumigar sobre los cogollos. Sin embargo, podemos emplear una mezcla de agua y agua oxigenada para mantener el oídio bajo control. Esta mezcla mata el oídio y no deja restos tóxicos, pero no impide que vuelva a salir casi inmediatamente, por lo que hay que fumigar prácticamente a diario y solo sirve cuando la infección no es muy grave.

Una vez que el oídio empieza a infectar los cogollos es muy difícil pararlo, por eso hay que actuar cuando solo está en las hojas.
Las orugas devoradoras de cogollos son, con toda seguridad, el mayor peligro para las plantas en floración, pues no solo se comen el interior de los cogollos, además, favorecen la aparición y el desarrollo de la botritis, un hongo devastador capaz de destruir una plantación en muy poco tiempo. Existe un arma biológica, una bacteria llamada Bacillus thuringiensis (conocida popularmente como BT), que no tiene ningún efecto tóxico para los humanos, por lo que se puede fumigar sobre las plantas en cualquier momento de la floración, y que tiene la capacidad de matar a las orugas en pocos días. El único inconveniente es que solo es efectivo contra las orugas jóvenes, por lo que debe aplicarse semanalmente durante toda la cosecha para acabar con ellas antes de que se hagan grandes. Para eliminar las orugas adultas, es necesario quitarlas manualmente o sacudir la planta con fuerza para que caigan de la planta al suelo. Hay que hacerlo al atardecer, cuando suelen salir de su escondite en el interior del cogollo.

El Bacillus thuringiensis (BT) es una gran arma biológica contra las orugas, siempre que se fumigue cada semana durante todo el cultivo.
La botritis, un hongo de color grisáceo que se muestra como un crecimiento algodonoso en el interior de los cogollos, es muy difícil de eliminar una vez empieza a aparece. El mejor sistema es cortar cualquier cogollo infectado y, tras quitar todo tejido enmohecido, poner el resto a secar inmediatamente. Con suerte, el resto de la planta seguirá floreciendo sin enmohecerse, pero debemos vigilarla a diario, pues lo más probable es que vuelvan a aparecer nuevos puntos de infección. La botritis es una plaga habitual y casi imposible de controlar en regiones húmedas donde suele llover bastante en otoño. Los cultivadores optan por sembrar en invernaderos para mantener las plantas protegidas de la lluvia o plantar variedades autoflorecientes o de maduración muy temprana que se cosechen antes de la llegada de las lluvias.

Las trampas pegajosas amarillas sirven para detectar la presencia de bichos cuando todavía hay pocos y no se ven a simple vista.