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Marihuana morada

¿Por qué hay cogollos azulados o rojizos?

En casi cualquier catálogo de variedades de cannabis encontramos algunas con nombres que hacen referencia a colores rojizos, púrpuras o azules. Genéticas como Purple Kush, Red Devil o Blueberry adoptan tonos en los cogollos que se salen del verde clásico, entrando en la paleta de los tonos entre el rojo y azul. ¿De dónde salen estos tonos? ¿Por qué hay plantas púrpuras o azules? ¿Qué importancia tiene además de la estética? 

En casi cualquier catálogo de variedades de cannabis encontramos algunas con nombres que hacen referencia a colores rojizos, púrpuras o azules. Genéticas como Purple Kush, Red Devil o Blueberry adoptan tonos en los cogollos que se salen del verde clásico, entrando en la paleta de los tonos entre el rojo y azul. ¿De dónde salen estos tonos? ¿Por qué hay plantas púrpuras o azules? ¿Qué importancia tiene además de la estética? 

La familia de las antocianinas, unos pigmentos muy frecuentes en el mundo vegetal, es la principal responsable de los tonos rojizos y/o azulados de ciertas razas cannábicas. 
El término antocianina o antociano deriva de la combinación de dos palabras griegas, anthos y kyáneos, que significan ‘flor’ y ‘azul’, respectivamente. Los antocianos se encuentran en las células vegetales y aportan color a hojas, frutos y flores. Hay cientos de antocianinas distintas y cada una da un tono de color particular. Por ejemplo, las flavonas dan amarillo; la pelargonidina produce rojo y anaranjado; la malvidina, púrpura; la delfinidina, azul, y la cianidina, violeta. Cada planta contiene una combinación concreta de los distintos antocianos, que da como resultado un tono específico. 

Las antocianinas no son nada raras en el mundo vegetal, y se encuentran presentes en todo tipo de tejidos de las plantas superiores, desde las raíces o los tallos hasta las hojas, las flores o los frutos. Muchas especies comestibles de colores azulados, morados o rojizos contienen una gran cantidad de antocianos: berenjena, col lombarda, cereza, ciruela, mora, uva, arándano... En las flores y hojas del cannabis, la concentración de antocianinas puede llegar a suponer el 2,5% del peso seco. 

Las antocianinas pertenecen al grupo químico de los flavonoides, moléculas que cumplen varias funciones en las plantas. Pueden dar buen sabor a los frutos y atraer a herbívoros que se los coman y dispersen las semillas, o hacer que el sabor de las hojas sea desagradable para los herbívoros y evitar así que las devoren. Protegen los tejidos del ataque de algunos hongos y de los daños producidos por las radiaciones ultravioletas. Atraen a los insectos polinizadores. 

Planta de cannabis pigmentación morada
En esta planta, la intensa coloración entre rojo oscuro y morado pigmenta al completo los cálices de las flores.

¿Por qué hay plantas moradas y otras no? 

Algunas variedades de cannabis dan plantas moradas o rojizas y otras, en cambio, solo dan plantas verdes. Hay, incluso, algunas genéticas en las que algunas plantas son verdes y otras no. ¿Cuál es la razón? Como el resto de las características de una planta, el motivo hay que buscarlo en los genes. El código genético de un ser vivo determina cómo es. La altura, el tamaño, el grosor de los cogollos, la fecha en que empieza a florecer, la concentración de THC y otros cannabinoides o el aroma que desprende dependen de su genética. Por tanto, hay plantas que tienen los genes para ponerse de color púrpura y otras no. Si los tienen puede que todas sean de color púrpura siempre o que solo cojan ese tono en ciertas condiciones, como, por ejemplo, en un otoño especialmente frío. Este fenómeno se percibe claramente cuando las noches son bastante frías en las últimas semanas de la floración. De hecho, algunos cultivadores de interior buscan este efecto y lo potencian bajando al máximo la temperatura del cuarto de cultivo cuando las lámparas están apagadas. 

La mayoría de las variedades moradas, rojizas o azuladas tienen una buena proporción de genética índica

Las plantas de cannabis fabrican las antocianinas sobre todo al final de su vida, cuando los días son cada vez más cortos y ven acercarse el invierno. No sabemos con precisión qué función tienen exactamente las antocianinas en esta época, pero es probable que, de algún modo, ayuden a la planta a resistir mejor la vejez y a proteger las semillas de los daños ocasionados por los herbívoros y la radiación ultravioleta. 

En los últimos años, el trabajo de los criadores de semillas para fijar el rasgo morado o púrpura en algunas variedades ha ido dando sus frutos, y cada vez hay más plantas capaces de mostrar estos colores en cualquier clima y con cualquier temperatura. Otro de los éxitos de los bancos de semillas ha sido lograr genéticas en las que el color no solo está presente en las hojas más grandes, sino que impregna también las hojas pequeñas, los cálices de las flores y hasta las glándulas de resina, logrando un cogollo completamente azulado. 

La mayoría de las variedades moradas, rojizas o azuladas tienen una buena proporción de genética índica o son directamente índicas puras, especialmente variedades afganas y de la cordillera del Hindu Kush. Debido a su predominancia índica, las variedades moradas o púrpuras suelen tener un efecto bastante relajante o narcótico. 
Hay otros motivos además de los genes que pueden ocasionar coloraciones moradas, rojizas o púrpuras en las plantas de cannabis. A veces las carencias nutritivas pueden hacer que los peciolos y/o los nervios de las hojas se pongan morados. 

El amarillo y los carotenoides 

Las hojas más grandes suelen amarillear naturalmente al final de la floración y también lo hacen en ocasiones cuando a la planta le falta nitrógeno. Normalmente las hojas se ven verdes por su contenido en clorofila, pero cuando esta desaparece, lo que sucede por falta de nitrógeno o porque la planta traslada la clorofila desde las hojas más viejas hasta los brotes en crecimiento, las hojas se ponen amarillas. En realidad, el amarillo siempre ha estado ahí: se debe a unos pigmentos llamados carotenoides, pero permanecía oculto bajo el verde de la clorofila. Al desaparecer esta, aparece el amarillo. 

Cómo favorecer las plantas moradas 

Solo se ponen moradas aquellas plantas que tienen los genes para hacerlo. Estudia bien los catálogos de los bancos de semillas y escoge variedades que tengan esta característica. Los bancos de semillas serios indican las características más importantes de cada una de sus variedades para que los cultivadores puedan escoger con conocimiento. 

Si las hojas tienen mucha clorofila, el color púrpura resulta mucho menos evidente. Por eso es esencial dejar de aplicar nitrógeno en las últimas semanas antes de la cosecha. Al perder verdor, el púrpura se ve más claro. 

En general, el frío potencia la aparición del color morado. Las noches frías, aunque sin heladas, son la mejor receta para lograr plantas moradas. Pero hay que tener cuidado, sobre todo en interior, porque una temperatura demasiado baja durante la noche puede favorecer la condensación de la humedad ambiental, lo que aumenta mucho el riesgo de aparición de hongos en los cogollos. Las variedades índicas –y las moradas suelen serlo– son menos resistentes al ataque de los hongos que las sativas. También hay que tener en cuenta que las noches frías favorecen la aparición del color morado pero reducen la producción de THC respecto a las noches cálidas. En otras palabras, si bajamos la temperatura para que se pongan moradas, probablemente serán algo menos potentes que si permanecen verdes porque las noches son cálidas. 

Hay una relación entre el pH de la tierra y el color que muestran los antocianos. En general, el color es rojizo cuando el pH es bajo o ácido y azulado con un pH alto o alcalino, quedando el color púrpura para los niveles intermedios de pH. Un interesante experimento sería regar tres esquejes de la misma planta morada con agua con distinto pH (por ejemplo, a 5.5, 6.0 y 6.5) y comprobar cuándo varía el color. 

El color morado de los antocianos no suele estar en la resina, aunque hay excepciones, pero se han llegado a producir extractos del tipo Rosin con estos tonos por medio de un truco que consiste en prensar los cogollos frescos para que los jugos morados de las hojas tiñan la resina durante el proceso de extracción. 

 

Marihuana morada
En un cultivo de primavera que floreció en marzo en invernadero, el intenso frío nocturno provocó hojas de un color morado muy intenso.
Marihuana morada
En estas flores, solo las puntas de los cálices tienen color morado.
Sativa morada
Algunas sativas, con frío, también se ponen moradas.
Cogollo con toques azulados
En ese cogollo, los toques azulados son muy ligeros pero aportan una gran belleza a la variedad.
Distintas plantas de marihuana
En las mismas condiciones, unas plantas se ponen moradas y otras no.
Marihuana morada
En el proceso de aparición del color, el verde de las nervaduras es el último en desaparecer.
Flavonoides más importantes en el cannabis 

En las plantas de cannabis se han aislado más de veinte flavonoides diferentes; recordemos que los carotenoides pertenecen al grupo de los flavonides. Son muchas las propiedades medicinales que se atribuyen a este grupo de moléculas. Propiedades antioxidantes que protegen contra los rayos ultravioleta o la contaminación atmosférica. También hay estudios que apuntan a propiedades anticancerígenas, antiinflamatorias, antibióticas y antialérgicas. 

Solo se ponen moradas aquellas plantas que tienen los genes para hacerlo

Es muy posible que los antocianos tengan alguna influencia en los efectos psicoactivos del cannabis, ya que se ha visto que algunos de ellos son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica y llegar hasta las zonas del cerebro encargadas de la memoria y el aprendizaje. Pudiera ser que las antocianinas influyan en los efectos del cannabis sobre la memoria a corto plazo. 

Se han hallado veintitrés flavonoides y antocianos en el cannabis, y se sabe que algunos de ellos mantienen sus propiedades farmacológicas en el humo. Los científicos hablan del efecto séquito del cannabis para explicar que sus efectos farmacológicos son el resultado de la interacción del gran número de moléculas presentes en la planta. Los cannabinoides, sobre todo el THC, son los principales responsables del efecto, pero terpenos y flavonoides influyen en él hasta el punto de ser, probablemente, los principales responsables de las enormes diferencias existentes en los efectos de distintas variedades que, sin embargo, tienen unas proporciones de cannabinoides similares. Los principales flavonoides presentes en el cannabis son:

Apigenina: ansiolítico, sedante, antiinflamatorio, podría alargar el efecto del THC. Punto de ebullición: 178 ºC.
Cannflavina A: antiinflamatorio. Por ahora solo se ha encontrado en el cannabis. Punto de ebullición: 182 ºC.
Cannflavina B: antiinflamatorio. Por ahora solo se ha encontrado en el cannabis.
Cannflavina C: antiinflamatorio.
Kaempferol: antidepresivo, anticancerígeno, contra enfermedades coronarias, antioxidante, antibacteriano, antivírico.
Luteolina: antioxidante, antiinflamatorio, antibiótico, anticancerígeno.
Orientina: antioxidante, antiinflamatorio, antibiótico, anticancerígeno.
Quercetina: antivírico, antimutagénico, antihistamínico, antioxidante, antiinflamatorio, posible utilidad en fibromialgia, IMAO (inhibidor de la monoaminoxidasa). Punto de ebullición: 250 ºC. 
Silimarina: antivírico, antioxidante. 
Beta-sitosterol: antiinflamatorio. Anticancerígeno, antialopécico. Punto de ebullición: 134 ºC. 
Vitexina e isovitexina: podrían ayudar en la enfermedad de la gota, anticancerígenos.

La mayoría de estas moléculas de flavonoides y antocianos seguramente tienen cierta influencia en el efecto final de cada planta, combinándose con los cannabinoides y terpenos, potenciando o suavizando sus efectos. Si en la resina de una variedad encontramos un terpeno, un cannabinoide y un flavonoide con efectos antiinflamatorios, seguramente el consumo de la planta producirá un mayor efecto antiinflamatorio que la ingestión de cada uno de estos compuestos por separado.
 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #253

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