Las plantas de cannabis son bastante autosuficientes si se siembran en un suelo fértil y en un clima húmedo con lluvias periódicas; las raíces son capaces de extenderse en busca de agua y nutrientes y tomar todo lo que necesitan. Sin embargo, la mayoría de las veces las plantas se cultivan en macetas donde la escasez de tierra impone la necesidad de reponer los minerales consumidos por medio de fertilizantes. La mayoría de los abonos comerciales son abonos químicos, también llamados de síntesis química, y se elaboran disolviendo en agua distintas sales minerales para crear una sopa estable y rica en nutrientes. Los abonos líquidos orgánicos, en cambio, se producen descomponiendo distintos materiales orgánicos por medio de bacterias u otros métodos para lograr que los nutrientes que los componen se liberen y queden a disposición de las plantas. Los abonos orgánicos sólidos se esparcen por el substrato o se mezclan con él para que las bacterias del suelo los descompongan y liberen los nutrientes. En todos los casos, como vemos, la idea del abono es llevar elementos minerales en forma iónica al entorno de las raíces para que estas los absorban y los repartan por los distintos tejidos de la planta.
Diecisiete elementos
Hay tres elementos imprescindibles para la vida vegetal que no son minerales: la luz, el agua y el CO2. Gracias a la luz, las plantas pueden hacer la fotosíntesis y producir su propia energía. Sin luz, o con luz poco intensa, el desarrollo se resiente y las plantas no crecen bien.
El agua es otro de los elementos esenciales para el cannabis; mantiene la planta hidratada y se usa en la transpiración, que ayuda a elevar los nutrientes desde las raíces hasta las hojas.
El CO2 o dióxido de carbono es el nutriente más importante de todos; pero no está en ningún abono, ya que las plantas no lo cogen del suelo con las raíces sino del aire, donde es muy abundante, con las hojas. Las plantas toman el carbono, que es la molécula esencial para crear materia orgánica, rompiendo el dióxido de carbono y liberando a la atmósfera el oxígeno. Por esta razón, las plantas y la fotosíntesis son tan importantes para la vida; ellas han creado el oxígeno que respiramos humanos y animales.
A parte de estos tres elementos, el cannabis requiere catorce minerales, que podemos dividir en tres grupos en función de la cantidad que se necesita de cada uno de ellos. Los nutrientes primarios, también se llaman macronutrientes o macroelementos, hacen falta en cantidades importantes. Son tres: nitrógeno, fósforo y potasio. Los nutrientes o elementos secundarios se consumen en dosis más bajas, pero todavía considerables: calcio, azufre y magnesio. Por último, el grupo más grande es de los minerales que se utilizan en cantidades muy pequeñas y que llamamos microelementos o micronutrientes: hierro, manganeso, zinc, boro, molibdeno, cobre, cloro y cobalto.
Carencias nutritivas
Cuando a una planta le falta algún nutriente muestra síntomas de carencias y crece con problemas. Según el nutriente que escasee, los problemas serán más o menos graves y afectarán en uno u otro momento de la vida de la planta. Hay carencias que ocasionan el bloqueo de la planta, que se queda atrofiada y sin crecer, mientras que la falta de otros minerales solo reduce parcialmente la cosecha y no le afecta tan gravemente. Si nos quedamos escasos con el nitrógeno, las plantas serán más pequeñas pero pueden florecer normalmente y dar cogollos de una buena calidad aunque en menor cantidad. En cambio, una carencia pronunciada de fósforo ocasionará una floración muy pobre donde apenas se desarrollarán los cogollos y la cosecha será muy pequeña.
Las carencias más habituales son las de nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio y hierro. En el caso de los macroelementos, nitrógeno, fósforo y potasio, que se consumen en grandes cantidades, es bastante común que aparezcan en plantas en maceta si el cultivador no abona al menos una vez por semana, sobre todo una vez que las plantas ya llevan un tiempo creciendo y han acabado con las reservas del sustrato. En el resto de las carencias, aunque ocasionalmente aparecen por falta del nutriente, la mayoría de las veces la deficiencia que vemos en la planta se debe a la incapacidad de absorber los nutrientes que hay en el suelo y no a su ausencia. Las razones pueden ser varias, pero la más frecuente es un pH inadecuado o una acumulación de sales en el substrato. Es frecuente que suceda en zonas con agua muy dura que contiene mucha cal. Poco a poco, riego tras riego, esta cal se va acumulando en la tierra, subiendo su pH y bloqueando los nutrientes, de forma que las raíces no los pueden absorber.
También sucede lo contrario cuando siempre se riega con agua de ósmosis (que no tiene nada de sales) y se usa un abono al que le falta alguno de los catorce elementos minerales esenciales para el cannabis. Concretamente, ocurre con frecuencia con el calcio, ya que es un elemento que combina mal con los demás y que suele estar presente en el agua del grifo, por lo que muchos fabricantes no lo incluyen en sus abonos. Hay algunos fabricantes que elaboran fertilizantes especiales para aguas blandas y para aguas duras. En los primeros se añade calcio porque el agua no lo lleva.
Aunque es esencial abonar periódicamente con abonos completos (que contengan nutrientes primarios, secundarios y microelementos), para evitar el riesgo de carencias también es importante comprobar la calidad del agua y ajustar el pH antes de regar.
Los nutrientes primarios
Nitrógeno (N): de todos los minerales, es del nitrógeno del que mayor cantidad se necesita. Es esencial para fabricar hojas y tallo y, muy importante, para hacer clorofila, que es esencial para la fotosíntesis. Las plantas necesitan nitrógeno, sobre todo, durante la fase de crecimiento y las primeras tres o cuatro semanas de la floración, cuando pegan un gran estirón. El nitrógeno también es necesario para la síntesis de cannabinoides, por lo que las plantas también lo utilizan al final de la floración, aunque en menores cantidades. La carencia de nitrógeno es frecuente en macetas y en zonas de mucha lluvia, ya que el agua tiende a lavarlo de la tierra. Las hojas viejas amarillean las primeras cuando falta nitrógeno y la planta entera aclara su color.
Fósforo (P): es el mineral de las flores y las raíces, por lo que es especialmente utilizado en la juventud de la planta y durante la floración. Si a la planta le falta fósforo, los cogollos no crecen, las flores son pequeñas y la producción escasa. Las hojas viejas se ponen oscuras cuando falta fósforo, y aparecen puntos de necrosis en las hojas. Los cogollos se quedan pequeños.
Potasio (K): el cannabis usa potasio para crear enzimas, sintetizar proteínas y clorofila, y en la respiración. Es muy importante para mantener la presión interna de agua que mantiene los tejidos turgentes y sostiene la planta. Si falta potasio la planta se marchita y los tallos son débiles, en las hojas más viejas observamos amarilleamiento y aparecen zonas de necrosis en los bordes. Las plantas con carencia se vuelven débiles, las raíces sufren infecciones y las hojas se curvan. La carencia de potasio es más frecuente en sustratos con un pH excesivamente bajo.
Los nutrientes secundarios
Calcio (Ca): el calcio es necesario para construir las paredes celulares y en el proceso de división celular. También contribuye a evitar la acumulación de elementos tóxicos y facilita la absorción de nutrientes, equilibrando el pH de la tierra. Las deficiencias se corrigen añadiendo cal a la tierra un tiempo antes de plantar, usando un abono que contenga calcio o añadiendo un corrector de carencia especial para calcio.
Azufre (S): el metabolismo de las plantas se regula gracias al azufre, que además forma parte de las proteínas, los aminoácidos y las vitaminas. La mayoría de las tierras contienen suficiente azufre como para que no haya carencias en las plantas; estas deficiencias, cuando aparecen, se ven sobre todo en las hojas nuevas, que se aclaran y retuercen; poco a poco toda la planta se pone primero de color verde claro y luego evoluciona al amarillo intenso. La mejor forma de corregir una carencia de azufre es añadiendo al agua de riego sales de Epson (MgSO4), que también corrigen la deficiencia de magnesio.
Magnesio (Mg): este elemento es esencial, pues forma el núcleo de la molécula de clorofila. También es necesario para sintetizar proteínas y numerosas enzimas. Su deficiencia es bastante frecuente, pues muchos abonos no lo contienen en cantidad suficiente. Las plantas con carencia muestran un amarilleamiento de las hojas entre las nervaduras, que luego da lugar a la aparición de zonas necrosadas de color marrón óxido y amarillo. Las hojas se retuercen hacia arriba y se pueden necrosar los bordes. Se corrige añadiendo sales de Epson al agua de riego.
Los microelementos
Hierro (Fe): se utiliza para algunas enzimas y pigmentos y en la producción de energía de la planta. No forma parte de la clorofila pero se necesita hierro para su elaboración. La deficiencia de hierro o clorosis se muestra en las hojas jóvenes, que se ponen amarillas pero manteniendo los nervios verdes. Suele estar muy ligada al pH de la tierra, ya que el pH por encima de 6,5 lo vuelve insoluble e impide su absorción, pero también aparece en plantas con raíces enfermas o encharcadas. Los síntomas se parecen a la deficiencia de magnesio, pero la deficiencia de hierro solo se ve en las hojas nuevas, no en las viejas. Hay quien pone dentro de la regadera unos clavos de hierro o lo mete en la tierra para evitar las deficiencias, pero lo mejor es controlar el pH.
Manganeso (Mn): el manganeso desempeña un importante papel en el sistema fotosintético. Las carencias de este elemento no son comunes. Las hojas amarillean y se necrosan entre las nervaduras. Comienza en las hojas jóvenes y después se extiende a toda la planta.
Zinc (Zn): la falta de zinc reduce el tamaño de las hojas y las hojas viejas se necrosan, también se retuercen las hojas jóvenes conforme van brotando. Los bordes y puntas de las hojas más viejas se necrosan. Las plantas con carencia de zinc suelen tener una distancia internodal corta: los nudos brotan muy seguidos en el tallo.
Boro (B): la planta no puede completar su ciclo vital sin boro, aunque no está muy claro cuál es su función. Cuando falta, las raíces dejan de crecer, las hojas nuevas se ponen grises o marrones y mueren. La deficiencia se extiende a continuación a las ramas laterales.
Molibdeno (Mo): el molibdeno le sirve a la planta para transformar el nitrógeno en compuestos que pueda utilizar y para sintetizar ciertas enzimas. En la deficiencia de molibdeno vemos que las hojas centrales de la planta se ponen primero pálidas y luego amarillas, y los síntomas se ven a continuación en las hojas nuevas, que nacen deformes y retorcidas.
Cobre (Cu): el cobre es un elemento que tiene una función en la transferencia de cargas eléctricas (iones negativos y positivos) que ocurren en las raíces y que le sirven para absorber los nutrientes y el agua. Además, también tiene un papel regulando el contenido de agua de los tejidos y en la síntesis de enzimas. La deficiencia se ve en las hojas jóvenes cuyos bordes se curvan hacia abajo y se marchitan. Las deficiencias de cobre son raras, sobre todo si regamos con agua del grifo, pues muchas tuberías son de cobre.
Cloro (Cl): si riegas las plantas con agua del grifo, que ya viene clorada, la deficiencia es imposible, pero, la verdad, incluso regando durante toda la cosecha con agua sin cloro, tampoco he visto nunca una deficiencia de cloro.
Cobalto (Co): no es nada común que aparezcan deficiencias de cobalto en los cultivos de cannabis.