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Alejandro Pasquale o la trascendencia natural

Alejandro Pasquale o la trascendencia natural
El despertar (óleo sobre tela, 115x150cm, 2020). En la página de la derecha, La hora dorada (óleo sobre tela, 150x115cm, 2020).

El artista argentino realiza pinturas al óleo en las que una exultante vegetación rodea a sus personajes creando una atmósfera natural llena de magia. La obra de Alejandro Pasquale nos recuerda la importancia de la naturaleza y cómo debemos respetarla y admirarla, porque en ella está la clave de lo que somos.

Pese a vivir en un mundo donde la tecnología y la hiperconectividad reinan a sus anchas, no podemos dar la espalda a la naturaleza, donde realmente están todas las respuestas a las grandes preguntas que se ha hecho la humanidad a lo largo de la historia. Alejando Pasquale (Buenos Aires, 1984) plasma su admiración por el medio natural en una serie de pinturas, donde la pericia y el carácter personalísimo de su estética conforman unas imágenes impactantes a la par que bellísimas.

Este artista argentino que comenzó sus estudios de arte en el 2002 en la Universidad Nacional de las Artes (IUNA), para abandonarlos meses más tarde y continuar de forma autodidacta, ha expuesto sus obras en muestras tanto individuales como colectivas en gran parte del territorio argentino y en ciudades como Londres o Nueva York. También ha sido galardonado con varios premios, entre los que destacan el Premio UADE a las Artes Visuales en el 2018 y el Premio Nacional de Pintura Banco Central de la República Argentina en el 2020.

Hablamos con él para Cáñamo sobre los motivos que lo han llevado a plasmar estas imágenes, su contexto laboral y otras cuestiones que atañen a sus referencias y al ámbito artístico.

¿Por qué para tus pinturas fijas la atención en la naturaleza?

“No creo que por el hecho de utilizar enteógenos se desarrolle en mayor medida la creatividad. En mi caso son una gran herramienta que he tenido la suerte de conocer para generar el reencuentro con mi parte más trascendental”

Porque la siento como lo más maravilloso y sagrado que tenemos en este planeta. Amo y exploro con todo respeto a la madre naturaleza, y de ese respeto y amor trata el mensaje que intento transmitir con mi trabajo. La naturaleza somos nosotros también, solo que no lo tenemos presente o se nos plantea como algo externo al ser humano. El día que volvamos a incorporarlo como algo fundamental en nuestra existencia sin duda podremos hacer que la humanidad sea menos invasiva y destructiva.

¿Cuál es el motivo de la ocultación del rostro de tus personajes?

Es un elemento metafórico. Tanto las plantas envolviendo al retratado como las máscaras comenzaron siendo una metáfora de los estados de conciencia profundos y, luego, tanto plantas como figura humana fueron amalgamándose en un único ser como recordatorio de nuestra pertenencia a la naturaleza. Aunque muchas veces no está oculto por completo el rostro, suelo al menos posicionar alguna flor o planta específica en el lugar donde iría el tercer ojo (glándula pineal y sexto chacra), relacionado con la visión más allá de lo perceptible a simple vista y la conciencia universal.

¿Con qué técnicas abordas tus trabajos?

Utilizo mayormente la pintura al óleo; es la herramienta con la cual me siento más identificado en este momento. De todas formas, tengo una serie de obras en las que la combino con el dibujo.

¿A qué remiten los hongos y plantas de uso ritual que aparecen en tus obras?

Muchos de los hongos y las plantas que aparecen en mi trabajo tienen propiedades enteógenas: son las mismas plantas y hongos que he utilizado a lo largo de los últimos quince años como medicina espiritual y exploración de conciencias paralelas. Están presentes en mi trabajo porque muchas veces las escenas son narraciones de estos momentos que he vivido, algunos incluso son visiones que he experimentado en estas ceremonias.

¿Crees que el uso de estos alucinógenos influye de alguna manera en la creatividad?

“Las plantas envolviendo al retratado como las máscaras comenzaron siendo una metáfora de los estados de conciencia profundos y, luego, tanto plantas como figura humana fueron amalgamándose en un único ser como recordatorio de nuestra pertenencia a la naturaleza”

No, no creo que por el hecho de utilizar enteógenos se desarrolle en mayor medida la creatividad. En mi caso son una gran herramienta que he tenido la suerte de conocer para generar el reencuentro con mi parte más trascendental, me han ayudado mucho a conocerme a mí mismo y a entender a mi propio ser. Me recuerdan constantemente mi lugar dentro de la sagrada naturaleza. No como un ser especial, sino como parte de un todo, ni más ni menos que nada ni nadie…, pero tan importante y bendecido como para formar parte de ella. Ese mensaje humildemente lo vuelco en mi trabajo e intento transmitirlo en forma de imágenes, pero realmente no utilizo estas herramientas para obtener ideas, sino para entender, para recordar y para aprender. Quiero hacer, ya que me preguntas por alucinógenos, una diferencia que considero muy importante entre los términos enteógeno y alucinógeno. No todas estas plantas y hongos utilizados en rituales desde hace miles de años por culturas ancestrales generan alucinaciones (al menos, no las que yo utilizo), sino que abren puertas de percepción y entendimiento desde una conciencia paralela. Nos muestran realidades que muchas veces pasamos por alto; pero lejos de ser alucinaciones, prefiero usar el termino visiones. En todas mis experiencias, nunca aluciné ni vi objetos o situaciones que no estaban sucediendo, por el contrario, me han ayudado a ver las cosas con mayor claridad.

¿Cuál es tu contexto ideal para trabajar?

Tengo algunas rutinas previo al trabajo de taller. Casi todos los días bien temprano hago unos minutos de meditación. Preparo mates (infusión que se toma en estas tierras y que es parte de nuestra cotidianidad), siempre hay música sonando en mi estudio y algún sahumerio quemándose en el altar. Soy muy diurno para mis actividades y también para trabajar. El estudio donde trabajo es una habitación en mi misma casa y es muy luminosos; es algo que amo de ese espacio: por la mañana entra directamente la luz del sol, disfruto estar ahí durante esas horas.

¿Con las obras de qué artista te gustaría que dialogasen tus pinturas en una misma exposición?

Hay cientos de artistas con los cuales me siento conectado y muchos de ellos también son amigos. No podría elegir uno en particular, me encantaría hacer una gran muestra colectiva e incluir a todos ellos, entre otros varios artistas que me parecen geniales tanto contemporáneos como clásicos.

¿Qué consejos le darías a tu yo cuando decidió ser artista sabiendo lo que sabes ahora?

Creo que tuve la suerte de entender tempranamente lo más fundamental en mi vida: seguir el instinto y el corazón. No decidí conscientemente ser artista, se dio de una manera orgánica y hermosa el haber encontrado esta herramienta de expresión y forma de vida, tal vez con algunos años encima, pero llegó cuando debía llegar. No me daría un consejo; solo que haga lo que sienta. Estoy contento con el camino que he recorrido, incluso con los errores y aciertos, que me han hecho ser quien soy. No tengo nada pendiente, solo espero que quede mucho por venir y por aprender.

¿Cómo ves la situación de los artistas en Argentina tras la pandemia?

No tengo idea si ha cambiado en algo la situación de los artistas argentinos esta pandemia… Directamente, no creo que haya cambiado nada permanentemente en la humanidad.

¿En qué estás trabajando ahora?

Tengo un período de trabajo con algunas pinturas por encargo, y mientras tanto estoy con algunos bocetos para una pintura de gran formato que comenzaré en cuanto pueda.

 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #288

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