La primera vez que vi obras de Óscar Seco imaginé que tras ellas había un chico muy jovencito. Fue una grata sorpresa encontrar a un autor maduro trabajando con este tipo de imágenes, tan reconocibles en el imaginario común, y ahondando, desde el apropiacionismo, en temas tan delicados como la guerra y las catástrofes.
Quizá ese carácter juvenil del trabajo de Óscar Seco (Madrid, 1964), alivie la severidad de los temas que trata. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense, en sus obras utiliza personajes apropiados del cómic, la literatura, el cine o la propia historia. La catástrofe en clave irónica es una constante en la obra del artista, ya sea pictórica, maquetística o videográfica. Los desastres cambian el curso de la historia y tienen influencias directas en el arte, la política y la cultura. Asuntos que a Seco le gusta relacionar de forma lúdica, iconoclasta e irónica.

El cuadro pertenece a la serie #vamosamorirtodos, pintada durante la pandemia, 81x100 cm, acrílico sobre tela (2020).
En la obra de este creador hay constantes referencias a una infancia olvidada, a una infancia compartida, situada temporalmente en la última mitad del siglo pasado. Escenifica mundos paralelos, visiones apocalípticas, universos superpuestos conectados por huellas arborescentes o intestinales que vinculan la naturaleza con máquinas de destrucción. El cine en general, y en especial la serie B, la literatura fantástica, de Borges a Philip K. Dick, el cartelismo o el diseño gráfico, se reflejan en una obra donde la corrección política no existe. Según Seco: “El arte ha de funcionar como una voz crítica, áspera, pero sin asperezas, como opositor a este aire de complacencia que nos envuelve y arrastra”.
Hablamos con él sobre su trabajo y otras cuestiones relevantes para la revista Cáñamo.
El arte pop se funde con el surrealismo en tu trabajo, creando un estilo ecléctico, pero a la vez absolutamente personal. ¿Cómo se ha ido forjando este estilo a lo largo de tu carrera?
Lo más curioso es que empecé pintando cuadros muy cercanos a la abstracción, pero a finales de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado en España empezaron a llegar exposiciones de pintura alemana (nuevos salvajes), o nuevas tendencias norteamericanas con artistas como David Salle, Haring, Basquiat o Julian Schabel. Unidas a mi pasión por el comic, la literatura fantástica, el cine de serie B o el diseño gráfico, las obras de estos artistas fueron moldeando mi manera de entender la pintura. Si le añadimos un creciente interés por el dadaísmo o los movimientos surrealistas de las vanguardias clásicas tienes un poco el germen de mi trabajo actual, casi siempre dentro de un mundo apropiacionista.

Caídos del cielo, 130x162 cm, acrílico sobre tela (2014).
¿Qué reminiscencias de la infancia están presentes en tus obras?
“El tema bélico casi siempre está presente en mi obra. Es una forma de enfrentarme a una manera de entender el arte. Creo que la pintura figurativa tiene que tener un efecto iconoclasta, lúdico, surrealista, pero a la vez combativo y en muchos casos político”
Las referencias en mi obra como bien comentas suelen partir de la memoria. Yo nací a mediados de la década de los 60 y las películas que visionaba durante los años 70 eran las típicas de ciencia ficción de la época: la saga del Planeta de los Simios, Soylent Green (aquí, Cuando el destino nos alcance), The Omega Men, James Bond, films sobre catástrofes, o la saga de Godzilla. Si unes eso con los comic de Marvel y DC, álbumes de cromos, principalmente de animales, dinosaurios y naturaleza, tienes el cóctel de donde sale toda mi obra.
¿Por qué se repite tanto la figura de Superman en tu trabajo?
La utilización de superhéroes en mi trabajo es determinante para utilizarlos como metáfora de nuestra sociedad. Ya en una serie más antigua sobre la guerra civil española, los personajes de Marvel y DC campaban a sus anchas ayudando indiscriminadamente tanto a falangistas como a republicanos. En el caso de Superman es uno de los iconos clásicos de Norteamérica y me funciona muy bien como metáfora y a la vez crítica de la sociedad que nos ha tocado vivir.

Caídos del cielo, 100 cm diámetro, acrílico sobre madera (2015).
En tus pinturas suelen aparecer palabras como “ART” de forma muy recurrente, ¿por qué incluyes esas letras?
En el caso de la palabra “ART”, me funciona también como metáfora de nuestro propio trabajo como creadores, si te fijas la mayoría de las veces las letras están ardiendo
¿Qué determina la escala de los objetos en tu trabajo?
Sobre el tema de la escala, es una referencia clara a las películas de Godzilla que comenté anteriormente. Esta sobredimensión de los animales hacen referencia a ellas también, además de un par de libros de dos socialistas utópicos de finales del siglo XIX y principios del XX, Los huevos fatales de Mijaíl Bulgákov y El alimento de los dioses de H.G. Wells, donde los científicos experimentan con animales haciéndoles crecer para que las sociedades futuras puedan tener alimento de sobra. Como es de esperar todo acaba fatal, como en mis cuadros.

Óscar Seco trabajando en su estudio Corner gallery & studio, en Carabanchel, Madrid.
“Nunca he fumado mucho, lo normal en la facultad. La verdad es que siempre que he mezclado alcohol y cannabis no he acabado muy bien parado. Tenemos un amigo holandés que siempre tiene muy buen material, pero mortal de necesidad, y es probarlo y caer como moscas”
¿Cuál es la razón de las referencias bélicas en tus cuadros?
El tema bélico casi siempre está presente en mi obra. Es una forma de enfrentarme a una manera de entender el arte. Creo que la pintura figurativa tiene que tener un efecto iconoclasta, lúdico, surrealista, pero a la vez combativo y en muchos casos político.
El blanco y negro convive con el color en muchos de tus trabajos, ¿qué buscas en ese contraste?
La utilización del blanco y negro en varias ocasiones me funciona como una nota dramática para resaltar diferentes escenas, y también como elemento tranquilizador por la saturación de color que tienen algunas de mis obras.
¿Sigues alguna rutina para trabajar?
Soy una persona madrugadora por lo que mis horarios de trabajo son bastante diurnos. Me gusta trabajar con música, especialmente blues y rock de los años 70, pero tampoco le hago ascos al jazz, rap, o electrónica, vamos toda la música buena. Y lo que no perdono es quedar a comer un día a la semana y tomarme un buen vino con mis amigos, muchos de ellos conocidos tuyos como Juan Francisco Casas, Eugenio Merino, Mateo Mate, Marchesi, Rubén Silguero, Montse Gómez Osuna… imposible citarlos a todos.

Cuadros de la serie #vamosamorirtodos, 81x100 cm, acrílico sobre tela (2020).
¿Quiénes dirías que son tus mayores referentes?
Los referentes son tantos que prefiero no citar a nadie. La verdad es que me gusta casi todo el mundo.
¿Qué obra de toda la Historia del Arte te encantaría tener en tu salón?
El paso de la laguna Estigia de Joachim Patinir.
Sabemos que ahora no eres consumidor, pero, ¿podrías contarnos alguna anécdota que vivieses alrededor del cannabis?
Nunca he fumado mucho, lo normal en la facultad. La verdad es que siempre que he mezclado alcohol y cannabis no he acabado muy bien parado. Tenemos un amigo holandés que siempre tiene muy buen material, pero mortal de necesidad, y es probarlo y caer como moscas.

#vamosamorirtodos, 81x100 cm, acrílico sobre tela (2020).

Caídos del cielo, 130x162 cm, acrílico sobre tela (2014),

Little Nemo in Secoland, 297x130 cm, acrílico sobre tela, (2013).