Pasar al contenido principal

¿Y tú de qué te ríes? Entrevista a Raquel Manchado

Un archivo lleno de gordas, víboras, solteronas, viejas, borrachas y calzonazos

No es fácil definir el trabajo de Raquel Manchado. Madrileña de adopción nacida hace 44 años en Alicante, en sus últimas apariciones se presenta como artista visual, coleccionista de artefactos misóginos, espigadora de hemerotecas y editora. Su investigación principal se centra en la violencia simbólica, la misoginia y la heteronorma presentes en el humor gráfico y la cultura popular. Da charlas y, en su editorial Antorcha Ediciones, publica libros, fanzines, libelos y facsímiles en los que muestra sus hallazgos e interroga a los presentes y a los ausentes sobre los motivos profundos y superficiales de tanta risa. Raquel Manchado acaba de pasar por la feria de arte Arco y hasta el 7 de mayo se puede ver la exposición individual de su Archivo de Misoginia Ilustrada en la Galería Freijo. Hacemos con ella un repaso crítico de su archivo y escuchamos lo que tiene que contarnos acerca del humor como arma para denigrar a la mujer y moldear la realidad heteronormativa. 

¿Cómo empezó esta colección de postales, viñetas, carteles y otros ejemplos gráficos con el denominador común de denigrar a las mujeres?

Siempre me gustó recorrer rastros y almonedas buscando tebeos, revistas y postales porque me interesaba la ilustración antigua, y fue en esa búsqueda cuando percibí la repetición de ciertos motivos, por ejemplo, las imágenes de mujeres con candados en la boca. Ya era inevitable percibir cierta estructura, una motivación, algo que ya señalaban los refranes populares con “Calladita estás más bonita”, “La mujer habladora, duelos tiene donde mora”, “Aquella es buena que no suena”. Ahí estaba el mandato de silencio a las mujeres, que también está presente en toda la cultura popular, en textos clásicos, bíblicos y hasta en manuales de cómo ser una buena mujer y cómo cazar marido. Más que denigrar gratuitamente a las mujeres, estas postales señalaban los comportamientos considerados desviados para educarnos en los “correctos”, que normalmente se basaban en la asunción de los roles normativos destinados para cada sexo. Eran prescripciones de comportamiento, una herramienta de control social: no hagas esto si no quieres que nos riamos de ti. Pura pedagogía. El bullying escolar también es pedagogía normativa, siempre se dirige a los mismos sujetos y también se parapeta, eficazmente, en el humor, en la burla. También es interesante ver como el dibujo suaviza la dureza del mensaje y esto facilita que estas postales sean un buen vehículo de transmisión de violencia simbólica, que nos cuela ideología y opinión de tal forma que todo parece inocente, normal, incuestionable. 

Más que un insulto genérico a la mujer, estos memes del pasado se ceban en algunas mujeres en concreto o en algunos aspectos “indeseables”, impropios para la mujer desde una perspectiva machista. ¿Cuáles son estos aspectos que se censuran en las mujeres, según el muestrario que atesoras en tu colección?

El escarnio a la gorda, por ejemplo, está basado en la heteronorma, señala que una mujer no puede ocupar más espacio que un hombre, o amenazar su superioridad física. Existe humor gráfico sobre señores gordos, pero en absoluto es comparable a la ingente cantidad de postales humorísticas sobre gordas. No significan lo mismo, a menudo el hombre gordo simboliza poder. Tampoco la presión es la misma, un hombre grande no rompe esquemas, una mujer grande sí. La multimillonaria industria dietética y cosmética se dirige a las mujeres. Otro motivo de escarnio es la vejez en las mujeres, la vieja se muestra como bruja malvada, arpía regañona, suegra irascible y molesta. La belleza y juventud eran requisito en las mujeres para tener valor y presencia social. En los cuentos infantiles, bella era casi la única descripción de la protagonista. Las villanas eran las feas y las viejas. Hoy en día, las mujeres mayores siguen invisibles en la televisión y en los productos culturales. Y la industria cosmética se hace de oro con sus productos antiedad.

Charlatanas, gordas, viejas…

“Más que denigrar gratuitamente a las mujeres, estas postales señalaban los comportamientos considerados desviados para educarnos en los ‘correctos’. Eran prescripciones de comportamiento, una herramienta de control social: no hagas esto si no quieres que nos riamos de ti. Pura pedagogía”

Y luego está la infinidad de chistes sobre la terrible y patética solterona, un tropo inventado para dirigir a las mujeres hacia el amor, la abnegación y las labores reproductivas, de crianza y cuidados, siempre dentro del espacio privado. Un mito que disuade e impide concebir alternativa: “La mujer que al amor no se asoma no merece llamarse mujer”, dice la canción. Y es interesante ver cómo los temas que tocan estas postales tienen siempre su reflejo en el refranero: “Mujer sin varón, ojal sin botón”, “La mujer que no se casa se seca como una pasa”, “Soltera que pasa de treinta, de rabia revienta” o “Por ese hablar tan suelto, habrás de perder casamiento”.

En tu fanzine Borracha reúnes las postales que denigran a las mujeres aficionadas a las bebidas espiritosas.

En el humor gráfico la borracha se retrata muy distinto a como se retrata al borracho, que resulta más simpático y siempre cuenta con más empatía dado que el consumo de alcohol en los hombres es parte de la socialización considerada masculina, como el esparcimiento y reunión en lugares públicos. El retrato de mujeres es mucho más cruel, las pintan tristes, patéticas, desarrapadas, sucias, casi siempre solas y pobres. Se mostraban como mujeres desnaturalizadas, el reverso tenebroso de la prudente y discreta mujer virtuosa que nos vendían como modelo a imitar. Yo creo que estas postales usaban el motivo de la borracha para de manera indirecta apuntar a la mujer trabajadora, la mujer proveedora, la que salía a la calle a buscarse la vida e incumplía el mandato de la división sexual del trabajo y el espacio. Hay que tener también en cuenta que las tabernas eran lugares de organización política, algo totalmente vedado a “las mujeres de bien”, que no debían interesarse en nada más que su casa y el servicio a los suyos. Todo este imaginario remaba en la misma dirección que las postales sobre silenciamiento femenino y sobre solteronas, que era indicarnos cuál era nuestro lugar y lo que se esperaba de nosotras. La palabra callejera tiene connotaciones muy diferentes de su equivalente masculino. El refranero dice que “La mujer borracha no controla la cucaracha” o “Para la mujer borracha el mejor remedio es la estaca”.

¿Sufrían las mujeres que beben o se drogan un mayor estigma que los hombres? ¿Crees que todavía sigue siendo así?

Sigo de cerca el trabajo sobre drogas y género del Observatorio Noctámbulas y Proyecto Malva. La antropóloga Ana Burgos explica muy bien la “doble penalización social” hacia las consumidoras de alcohol u otras drogas: “Por un lado, porque infringen la norma social y, en algunos casos, legal y, por otro, se transgrede la norma de género según la cual las mujeres suelen abstenerse de conductas inapropiadas”. Y esto deriva en que se juzgue y culpabilice a las mujeres cuando sufren una agresión, “ella se lo ha buscado, ¿qué hacía en la calle a esas horas?”, mientras que el comportamiento del hombre se justifica y se le resta importancia a las agresiones que cometen bajo el uso de sustancias. Esto es algo que no ha dejado de ocurrir, sigue normalizado y así se refleja en la jurisprudencia.

Charlatanas, solteronas, viejas, gordas y borrachas, ¿alguna otra rama para tu archivo o ya con estos estereotipos denigrantes se acaba el proyecto?

En el archivo surgen muchos y variados temas, están los chascarrillos sobre comadres, que inciden en lo importuno de que las mujeres se junten y se alíen. Mientras los hombres conversan, las mujeres comadrean, chismorrean, traman maldades, no están a lo que deberían estar. Un claro ejemplo del “Divide y vencerás”. De este tema había tantas postales que me dio para publicar el libro Comadres. La demonización de la amistad entre mujeres. También está el tema de la “Silueta heterosexual”, hay multitud de chistes que consisten simplemente en invertir la estatura que se supone que debe tener el binomio hombre y mujer, que es como un balancín que debe inclinarse siempre al mismo lado, y parece que si no era así había risas aseguradas. Luego están la “Creídas”, una rama temática que consiste en ridiculizar la autoestima en las mujeres. E irán surgiendo más ramitas del arbolito de la misoginia y la heteronorma, de eso estoy segura.

También aparecen algunos hombres o aspectos masculinos denigrados en estas estampas, se les afea su condición desviada de la norma. Me refiero a los chistes gráficos que se hacen sobre calzonazos, negros o moros, ¿son también los hombres víctimas de este rodillo uniformizador patriarcal?

Una de las ramas más potentes del archivo son los chistes de calzonazos. Pura pedagogía de la heteronorma, otra vez. Representar como algo risible y ridículo el que un hombre friegue los platos o sostenga un bebé en brazos tiene una intención muy clara. Los calzonazos y las solteronas son dos caras de la misma moneda. La solterona era una mujer suelta, que no está sujeta, y se representaba como algo indeseable. Y el calzonazos es el hombre que no sabe sujetar a las mujeres, un hombre fallido.

El feminismo hoy tiene muchas variantes, algunas incluso contrapuestas. Unido a la polarización reinante se ha impuesto una corrección política que resulta a veces asfixiante. Un comentario equívoco te puede expulsar del bando de los buenos y a menudo la ironía no se entiende. Tú misma has sufrido algún malentendido por exponer estas imágenes. Si no recuerdo mal sufriste varias denuncias “feministas” por exponer tu colección, como si mostrar los abusos gráficos hacia las mujeres fuera reírse de ellas.

“Los calzonazos y las solteronas son dos caras de la misma moneda. La solterona era una mujer suelta, que no está sujeta, y se representaba como algo indeseable. Y el calzonazos es el hombre que no sabe sujetar a las mujeres, un hombre fallido”

Han denunciado mis cuentas en redes sociales por misoginia e incitación al odio varias veces. Y una vez consiguieron cerrarme una cuenta porque en ella mostraba imágenes que “denigraban” a las mujeres. ¡Pues claro! Pero está aun más claro que los problemas de literalidad, mala fe u estupidez abundan y no tienen género. Aunque no voy a negar que me dé mucha rabia y que a menudo me autocensuro, a veces con más o menos razones. Por ejemplo, no me atrevo a compartir públicamente en redes las antiguas postales racistas que recopilo y que me parece muy importante dar a conocer, el humor militar español sobre los “moros” es terrible y explica muchas cosas, de dónde venimos y quiénes somos ahora. Pero requiere de una mediación cuidadosa porque aun hoy haría las delicias de mucha gente racista y españolista. Así que las publicaré en un libro algún día.

Eres coleccionista y editora, pero estás en una galería, ¿cuál es tu obra y cómo se adquiere? ¿Un coleccionista de arte puede estar interesado en tu archivo, alguna institución quizás?

Ahora mismo en la galería Freijo está a la venta el Archivo de Misoginia Ilustrada, que consta de 1000 postales que trazan un recorrido por la misoginia, la heteronorma y la violencia simbólica en la cultura popular. Ahí están las amordazadas, las comadres, suegras estranguladas y las víboras, las gordas, los chistes de feminicidios o de cultura de la violación, las solteronas y, por supuesto, los calzonazos. El archivo es el soporte de mi obra, a partir de él surgen mis publicaciones con Antorcha Ediciones, mis charlas y conferencias performativas y otros artefactos gráficos sobre la reapropiación de la injuria, la memoria histórica y el refrán que dice que “De aquellos barros, estos lodos”.

Por último, los consumidores y especialmente las consumidoras de drogas ilegales sufrimos el estigma y la persecución de la moral prohibicionista, ¿tendrá tu archivo gráfico una sección de drogatas?

Ojalá, pero hay muy poca cosa. Piensa que estas postales de humor, estos virales preinternet, eran una cosa muy mainstream, y el consumo de sustancias era algo que procuraba quedar invisibilizado. Ya sabes, de lo que no se habla no existe. Por eso tampoco había postales ni chistes sobre lesbianas, otra cosa a tapar.

Web: antorchita.bigcartel.com
​​​​​​Instagram: @antorchantorcha

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #292

Comprar versión impresa

Te puede interesar...

Suscríbete a Cáñamo