Atraído por este nuevo término que cada vez está más de moda pero que probablemente sigue siendo mal comprendido –se reduce a su dimensión ecológica pero se ignoran sus raíces económicas, políticas, filosóficas...–, Borja D. Kiza ha escrito Antropoceno obsceno. Se trata de un ensayo a través de citas, entrevistas con intelectuales internacionales y reflexiones del autor sobre este mundo y este tiempo obscenos en los que todos estamos embarcados, a veces sin tener demasiada consciencia de dónde vivimos.
El autor ofrece al lector una reflexión polifónica a través de las opiniones de Edgar Morin, Bernard Stiegler, Pierre Rabhi, Valérie Chansigaud, Santiago Cirugeda, Thierry Paquot, Yayo Herrero, Clara Valverde, Reinhold Messner y otras tantas personas de renombre o anónimas a las que ha trasladado sus inquietudes sobre el mundo del trabajo, la educación, la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo, el consumismo, las formas de producción, así como la filosofía, la música y el arte, la relación con la muerte, los sueños y los miedos de las nuevas generaciones... Y, no se asusten, la lectura de este ensayo resulta amena y entretenida, con momentos sorprendentes como todo gran viaje. Pues de eso se trata, de un viaje apasionante a este tiempo frenético en el que todo está interconectado.
¿Por qué un libro sobre el Antropoceno?
Porque es uno de los temas cruciales de nuestro tiempo, si no el principal y el que engloba todos los demás. El Antropoceno habla de un cambio de era geológica, lo que significa un cambio profundo de las condiciones de vida en el planeta. No cambia solo el clima, cambian la manera de pensar de las personas, ya que se enfrentan a nuevas amenazas y oportunidades; la manera de relacionarse entre sociedades y dentro de cada sociedad... Cambian también las formas de hacer política, los desafíos económicos y tecnológicos, el papel de la cultura y el arte... Aceptar el concepto de Antropoceno lo cambia todo; cambia la manera de mirar el mundo, por eso me interesa. Muchos de estos desafíos ya se tratan desde hace décadas –las luchas ecologistas, feministas, por la justicia social...–, pero el concepto de Antropoceno permite aglutinarlos todos y tener una visión más amplia e interconectada.
¿Eres de los que piensa que el ser humano está acabando con el planeta?
No sé si está acabando con él pero, en todo caso, lo está transformado con una profundidad y velocidad mucho mayores que en épocas anteriores, y sus consecuencias comienzan a ser no solo visibles sino inquietantes. Pero esto ya lo sabemos todos, cada vez se habla más de ello en las noticias, en los periódicos, en todo tipo de libros e informes... Sin embargo, ¿saberlo a nivel teórico lleva a algún cambio efectivo? Los cambios que emprendemos para repararlo como sociedades son insuficientes. ¿Somos de verdad conscientes de lo que estamos haciendo? ¿Lo queremos? ¿Ganamos con ello, individual y colectivamente, más de lo que perdemos, o a la inversa? ¿Por qué todavía domina la sensación de que no hay otra alternativa? Pierra Rabhi dice que nuestro gran reto hoy es tomar consciencia de nuestra inconsciencia. Eso ya sería un inicio... Acabar con un planeta no es tan fácil, quizás acabe él antes con nosotros. Lo que sí que estamos haciendo es acabar con nuestra vida en el planeta tal y como la hemos conocido y creíamos que sería para siempre.
También podemos pensar que el planeta seguirá con nosotros o sin nosotros. Que lo que está en juego en una crisis ecológica es la supervivencia de un modelo de vida humano; que si seguimos destruyendo el planeta a lo que estamos contribuyendo es a una vida futura incómoda y miserable para los humanos, ¿no?
Valérie Chansigaud dice que le da exactamente igual que los humanos nos extingamos y que, si eso sucede, quizás seamos reemplazados por algo peor que nosotros. Dice que no le interesa el futuro porque “There is no future”, como se gritaba en los años setenta. Pero no hay futuro no porque vayamos a destruirlo todo, sino porque el futuro es solo la consecuencia de lo que se hace en el presente. Ella es historiadora y esta visión encadenada del tiempo es muy interesante. El futuro es hoy. Lo que nos ocurre es, en buena medida, una consecuencia de lo que nos ocurrió, y lo que suceda a las vidas futuras en la Tierra será en buena media consecuencia de lo que hagamos ahora.
Dada la complejidad del mundo, ¿crees, como decía el lema del altermundismo, que otro mundo es posible, que los humanos somos capaces de hacer otra cosa que no sea sacar provecho individual? ¿Hay esperanza?
Esta pregunta yo creo que es más interesante que se la responda cada lector, tú mismo, todos individualmente, antes que cualquier cosa que yo pueda decir. En función de lo que nos respondamos íntima y sinceramente, si es que llegamos al menos a plantearnos esta cuestión en serio y globalmente, veremos si hay o no alternativas en el planeta al provecho individual y opciones para la esperanza. De alguna manera, es lo que he intentado hacer con Antropoceno obsceno: más que dar respuestas, proponer preguntas que me inquietan y planteárselas a intelectuales y expertos que saben de estos temas mucho más que yo.
A menudo, los artículos y libros que hablan del Antropoceno se centran en su faceta ecológica o política o económica... Pero no de forma transversal como en tu libro.
No busco tanto describir científicamente una realidad –ya hay muchos libros eruditos e informes sobre el Antropoceno así– como compartir con el lector la extrañeza de sentirse, casi inesperadamente, parte de un tiempo que en pocas décadas ha cambiado radicalmente y de manera inquietante la manera de ver y verse en el mundo de una buena parte de la sociedad. Como soy consciente de mis limitaciones, acudo a expertos para ponerlas a prueba, matizarlas, desarrollarlas... Y, curiosamente, veo cómo grandes intelectuales tienen en el fondo las mismas preocupaciones que la gente de a pie. Con la ventaja de que han pensado mucho en ellas y tienen cosas interesantes que decir.
“¿Por qué todavía domina la sensación de que no hay otra alternativa? Pierra Rabhi dice que nuestro gran reto hoy es tomar consciencia de nuestra inconsciencia”
El texto se permite juegos de palabras como el “Antropobsceno”, mezcla de Antropoceno y de obsceno. ¿Por qué has escogido este término?
Porque el Antropoceno no está aún aceptado por la geología oficial, por lo que podemos poner a este tiempo el término que nos dé la gana. Hay gente que critica que la palabra Antropoceno responsabiliza al ser humano globalmente (Anthropos), lo que no es justo, y propone términos como Capitaloceno para responsabilizar al capitalismo de la situación a la que hemos llevado al planeta. A mí se me ocurrió Antropobsceno porque se puede decir que lo que ha generado las grandes amenazas planetarias actuales –aunque hay también quienes destacan las nuevas oportunidades de esta época– es, en gran medida, una actitud global obscena y continuada contra la naturaleza y contra demasiadas personas que se ha convertido en sistémica. Pero, por supuesto, el término Antropobsceno es una broma que, como todas, esconde una parte de verdad.
¿Puedes avanzar algunos episodios?
La preparación de arroz me permite hablar de algunas dinámicas del cambio climático; una ilustración de Escher sirve para sintetizar en dos líneas las fuerzas del Antropoceno; el dopaje en el deporte pone de relieve las contradicciones de nuestras políticas agrarias; la música hace entender de una manera artística la construcción de las utopías políticas; las desventuras de un paracaídas escenifican el efecto sobre las clases medias de las crisis económicas...
¿Qué pretendes con este libro?
Creo que una de las necesidades básicas para limar los desajustes del Antropoceno es que la gente, primero, entienda lo más profundamente posible este tiempo planetario y las interconexiones actuales entre ecología, economía, política, estilo de vida... Y, segundo, que se apropie del Antropoceno a su manera y aporte a su evolución su punto de vista y deseos. Que sea activa, aunque sea íntimamente. El Antropoceno, oficial o extraoficialmente, está aquí en forma de huracanes marinos pero también laborales, sociales, psicológicos... Desgraciadamente, la mayoría de los responsables políticos, sea lo que sea que entiendan por Antropoceno, no están proponiendo un verdadero cambio ni soluciones. El libro es una invitación a autocuestionarse para cuestionar después las interpretaciones e imposiciones que los poderes políticos y económicos tratan de vendernos en este tiempo inquietante que se nos ha echado o nos hemos echado encima. En cualquier caso, escribirlo es la manera que yo he encontrado de apropiarme del Antropoceno.
Extractos de las entrevistas de Antropoceno obsceno