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“La idea de que ciertas drogas son malas y deben prohibirse es del siglo XIX”

Mike Jay y la milenaria tradición de los psiconautas

Psiconautas es un ensayo sobre la historia de la cocaína, el óxido nitroso, el hachís y el LSD, que correlaciona el consumo de dichas sustancias en el siglo xix y xx con las nuevas formas artísticas de introspección. Una historia cultural apasionante sobre los científicos, escritores, artistas y filósofos que consumieron drogas para explorar el lado oculto de la mente. Su autor, Mike Jay, lleva más de una década escribiendo sobre drogas desde Londres y nos concede esta entrevista con ocasión de la reciente publicación en español de Psiconautas.

Por desgracia, sigue habiendo importantes prejuicios respecto a los fumadores de hachís en nuestro país. En los medios generalistas solo se habla de ellos en clave criminal y los razonamientos clasistas abundan en la sociedad. Recuerdo cuando hace años tenía que presentar a un premio Anagrama en una librería de Lleida y el autor me descubrió en el local en el que habíamos quedado antes calentando un cuchillo para partir hachís para un amigo y, frente a mi cara de sorpresa, me respondió: “El hachís es cultura”.

Durante años usamos la expresión como una broma recurrente. No sabía hasta qué punto la afirmación era cierta hasta que esta semana me he sentido conectado con una tradición de psiconautas milenaria, desde los clubs parisinos de comedores de hachís hasta la misteriosa secta de los hashishin o los conspiranoicos rosacruces.

Siglos y siglos de comedores y fumadores de hachís soñando con paraísos lejanos, décadas doradas de médicos aventureros por el globo probando sus cualidades, miles y miles de psiconautas unidos, al fin y al cabo, por el hachís. Para que luego, como resultado de ese increíble lavado de cerebro que ha sido y es la guerra contra las drogas, algunos sigan viendo hoy en el cannabis una cosa barriobajera. Me quedo con enormes ganas de transitar las calles de Las mil y una noches y probar el bhang (una bebida del cáñamo que se preparaba para ceremonias religiosas), el churrus con licor (un extracto concentrado), el dulce majún o la daguamasca (mermelada dulce a base de hachís).

Mike Jay y la milenaria tradición de los psiconautas

Fumando opio en San Francisco (1900).

El viaje interior del redescubrimiento de la historia del hachís lo ha propiciado el ensayista inglés Mike Jay, curador y corresponsal para la London Review y el Wall Street Journal, que lleva décadas escribiendo sobre drogas en el contexto de la ciencia, la medicina y la mente, también organizando exposiciones relacionadas con sustancias como el óxido nitroso y el cáñamo. He destacado el hachís hasta el momento, pero en su extenso ensayo Psiconautas (Paidós, 2024), mejor libro del año pasado según la revista Nature, Jay se toma tiempo para indagar en la historia de muchísimas más drogas, como la cocaína, el LSD, el óxido nitroso y el DMT. Sin duda, es un ensayo riguroso para quien quiera estudiar la historia de ciertas sustancias (otras tantas como el alcohol y la ketamina quedan en el tintero), que se va a encontrar con alguna tesis arriesgada (nada del otro mundo, pero ya sabemos lo fáciles que son algunos de asustar), como la correlación entre el uso de drogas en la modernidad y la expansión artística de la introspección del yo.

Psiconautas. Cómo las drogas han transformado   la mente humana (Paidós, 2024),   de Mike Jay, 464 páginas, PVP: 24 €.

Psiconautas. Cómo las drogas han transformado la mente humana (Paidós, 2024), de Mike Jay, 464 páginas, PVP: 24 €.

En Psiconautas, el autor empieza por contarnos el origen de la palabra en la prosa del autor alemán Ernst Jünger, quien en su libro Heliópolis (1949) abarcaba la lucha de un científico rebelde en una sociedad tiránica que busca la libertad a través de viajes interiores inducidos por las drogas. Jünger fue el mentor espiritual de Albert Hofmann, el descubridor del LSD, que ayudó a popularizar el término, pero lo importante es que sintetizaba un sentimiento del zeitgeist o ‘espíritu de la época’, que relacionaba el consumo con la evolución del yo moderno. Del mundo del consumo habría una transferencia a las artes, en la forma de nuevas modalidades como la prosa automática o el flujo de pensamientos, y de la cultura pasaría a estratos más psicológicos del resto de la sociedad.

De forma amena y muy rigurosa, Mike Jay recupera la tradición intelectual en torno al consumo de drogas que alimentó el nacimiento de la psicología, el descubrimiento del inconsciente y el surgimiento del modernismo. Con anécdotas y ejemplos incontestables, entre los que vemos a Robert Louis Stevenson escribiendo Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) en tres días, a base de vino de coca que tomaba para el “agotamiento nervioso crónico”; o al detective Sherlock Holmes pinchándose heroína en El signo de los cuatro (1890), con Watson tachándolo “como un mal hábito”; o el caso de aquella pastilla energética llamada “marcha forzada”, a base de cocaína y cafeína, que fue uno de los productos más vendidos de 1890 hasta la primera guerra mundial; también a Sigmund Freud escribiendo Über Coca a base de cocaína y pensando en usarla para tratar la neurastenia, o a Honoré de Balzac tragando granos de café para escribir sus obras maestras.

Después de leer el ensayo, tengo el placer de quedar con el autor para una entrevista. Me recibe por videoconferencia conectado desde su casa en Londres.

¿De dónde viene su interés en estudiar el papel de las drogas en la historia?, ¿qué le hizo interesarse por ellas? 

“La ciencia sobre las drogas ahora se basa en puntos de vista de segunda mano, todo sobre la base de mirar los escáneres cerebrales y tratar de encontrar el mecanismo en el cerebro que hace que la experiencia funcione. Pero antes estaban interesados en el efecto en sí”

Hablo un poco de esto al principio de Psiconautas. Empecé a escribir sobre drogas en los noventa, porque en aquella época la cultura de las drogas estaba explotando, estaba por todas partes, pero los medios de comunicación no la cubrían realmente. Además, yo fui uno de los primeros en adoptar internet: allí había un mundo diferente lleno de gente hablando de drogas y compartiendo conocimientos. Fue entonces cuando empecé a escribir sobre qué son estas drogas o de dónde vienen. Como la mayoría de la gente, crecí pensando que las drogas empezaron en los sesenta, pero poco a poco me di cuenta de que todo lo que llamamos drogas son sustancias químicas y plantas muy diversas, con historias muy distintas de diferentes partes del mundo, con relatos de medicina o cultura ligadas a ellas. Y de ahí seguí indagando en la cultura de las drogas para ver de dónde venía.

¿Cómo fue el proceso de escritura de Psiconautas?, ¿considera que el material estaba oculto? 

Durante veinte años he estado investigando estas historias. Cuando empecé indagando sobre las drogas hace veinte años, todo giraba en torno a la adicción, el crimen y el control de drogas. Yo estaba más interesado en la experiencia de la droga: quién tomaba drogas y cuáles eran los efectos, cómo los describían, cómo encontraban un camino en la cultura. Así que durante veinte años he estado descubriendo diferentes reportes de experiencias con drogas. Finales del siglo xix fue una época muy productiva, porque era un momento en el que algunos médicos y artistas que querían entender los efectos de las drogas en las mentes, las tomaban ellos mismos y luego escribían una descripción de la experiencia. Así que hay cientos de descripciones de experiencias con drogas que me parecen interesantes y que he podido emplear.

Mike Jay y la milenaria tradición de los psiconautas

Mabel Dodge Luhan, fotografiada hacia 1920, escribió el primer relato subjetivo de un viaje con peyote desde una perspectiva femenina. Mike Jay la ha recordado en distintas ocasiones para cuestionar el monopolio masculino del relato psicodélico.

Resalta la importancia de la autoexperimentación entre los médicos de los siglos anteriores. Pero ¿qué importancia tiene la autoexperimentación hoy en día? 

Una de las razones por las que quería contar estas historias es porque la ciencia ha cambiado mucho. En el siglo xix, si un científico se drogaba, era un acto heroico, demostraba compromiso, y también era ético, porque uno no daba drogas a sus pacientes, sino que se las administraba uno mismo para ser el primer sujeto del experimento. Ahora la ciencia ha cambiado por completo: actualmente, si un científico toma drogas, por lo general, es el final de su carrera. La ciencia sobre las drogas ahora se basa en puntos de vista de segunda mano, todo sobre la base de mirar los escáneres cerebrales y tratar de encontrar el mecanismo en el cerebro que hace que la experiencia funcione. Pero antes estaban interesados en el efecto en sí, que me parece más rico que ahora, que se supone que porque eres un científico no vas a tomar drogas. La ciencia podría funcionar de otra manera.

Hashish Smokers de Gaetano  Previati (1887)

Hashish Smokers de Gaetano Previati (1887).

¿Diría que los problemas relacionados con la adicción se remontan a De Quincey y la modernidad o que son más antiguos? ¿Tiene algo que ver la invención de la aguja hipodérmica?

“La palabra adicción no existe realmente hasta la modernidad. Se desarrolla como un concepto médico a finales del siglo xix. Cuando aparece por primera vez, la teoría no es que la adicción sea una enfermedad: se creía que era un factor de la modernidad”

Es una pregunta muy interesante. La palabra adicción no existe realmente hasta la modernidad. Se desarrolla como un concepto médico a finales del siglo xix. Cuando aparece por primera vez, la teoría no es que la adicción sea una enfermedad: se creía que era un factor de la modernidad. Somos individuos con mucha libertad, tenemos libre albedrío para tomar demasiado, al mismo tiempo estamos en una sociedad industrial, por lo que la gente siempre está fabricando drogas más fuertes y más baratas, y una gran parte de esto fue la invención de la aguja hipodérmica. Las drogas se volvieron más peligrosas, en particular, la morfina, los opioides y la cocaína: con la aguja podías tomar más, aunque era visto como un problema de la modernidad. Más tarde se descubrió que esto de la adicción solo les pasa a ciertas personas en el cerebro.

Es una pena que no puedan probarse cosas como el bhang, el churrus, el majún o la mermelada daguamasca

Es muy interesante que el cannabis en el siglo xix era tratado mucho más como un psicodélico. La gente lo tomaba en grandes cantidades, como dos o tres gramos, y se lo comía y tenía un viaje completo de alucinaciones. Es solo a finales de ese siglo que la gente comenzó a fumar cannabis, y así lo logran domesticar. Antes de la época de fumar, era una experiencia mucho más poderosa. Y justo ahora, cuando el cannabis comienza a ser legal en Estados Unidos, la gente está volviendo a este método más antiguo, porque están tratando de vender cannabis a una generación más joven, que no fuma tabaco; fumar no es tan popular como cuando nosotros dos éramos jóvenes. Siento que consumir la droga como los jóvenes ahora es muy diferente: si tomas una gran cantidad, y estás realmente colocado, también estás teniendo una fuerte experiencia física que te deja chafado.

 The Hashish  Smoker de Emile Bernard (1900).

The Hashish Smoker de Emile Bernard (1900).

Hay una enorme influencia del hachís en el ocultismo. 

“El cannabis en el siglo xix era tratado mucho más como un psicodélico. La gente lo tomaba en grandes cantidades, como dos o tres gramos, y se lo comía y tenía un viaje completo de alucinaciones. Es solo a finales de ese siglo que la gente comenzó a fumar cannabis, y así lo logran domesticar”

Creo que eso fue porque el siglo xix fue una gran época para la Aurora Dorada y otras sociedades mágicas. Diría que muchas de esas órdenes mágicas desaprobaban las drogas porque eran muy burguesas, pero había otras que usaban hachís en los rituales mágicos. Creo que es porque aumenta la subjetividad, puedes pasar más tiempo en tu cabeza, y se vuelve más rica y puedes crear visiones: si meditas puesto de hachís puedes viajar más lejos con tu mente.

El llamado “renacimiento psicodélico” rescata por sus propiedades medicinales a las drogas psicodélicas y pide para ellas levantar la prohibición, pero, en cambio, sigue condenando a otras drogas, como la heroína o la cocaína. ¿Qué piensa usted sobre esto que Carl Hart ha denunciado como el “excepcionalismo psicodélico”? ¿Qué habría que hacer con drogas como la heroína o la cocaína? 

En mi opinión, la idea de que ciertas drogas son malas y deben prohibirse es del siglo xix. Ahora estamos en un mundo donde la demanda de drogas es tan alta, que siempre habrá delincuentes para abastecer este mercado. Hay muchas cosas en la sociedad que regulamos para intentar que el peligro sea menor, como las apuestas o los deportes extremos. Con todas las drogas podríamos hacer lo mismo: analizar los peligros y regularlas. De esta manera, debería haber un suministro diferente al de los narcos, podríamos intervenir con dosis exactas, podríamos impedir que se vendieran a niños. En todos los casos, la mejor solución es regularlas legalmente, pero esto exige un gran movimiento por parte del estado. Los gobiernos tienen dos opciones: no hacer nada y que el mercado criminal continúe, o podrían tomar el control del mercado, pero esto es más difícil de hacer por su parte.

El Hotel Pimodan en París, donde se reunían los miembros del Club des Hashischins.

El Hotel Pimodan en París, donde se reunían los miembros del Club des Hashischins.

¿Cómo la barrera de color afecta a la guerra contra las drogas? 

“Con todas las drogas podríamos hacer lo mismo: analizar los peligros y regularlas. De esta manera, debería haber un suministro diferente al de los narcos, podríamos intervenir con dosis exactas, podríamos impedir que se vendieran a niños. En todos los casos, la mejor solución es regularlas legalmente, pero esto exige un gran movimiento por parte del estado”

Desde el principio, con los señores de la droga se asoció el consumo a poblaciones concretas que se consideraban un problema. Cuando se empezó a controlar el opio, se prohibió primero a los chinos. Cuando la cocaína empezó a estar más disponible, fue vista como un problema para los negros en el sur. Cuando se controla una droga, se explica con relación a una población en particular que se considera problemática. Y esto sigue ocurriendo hoy en día. Por ejemplo, aquí en Gran Bretaña tenemos mucha gente de Etiopía que masca khat; ir puesto de khat no es muy diferente a tomar café, pero como ocurre en esta población el khat es discriminado y es tratado como una droga peligrosa. Esto ha sucedido desde el principio. Hoy en día, si observamos los niveles de arresto, podemos ver que la gente blanca es mucho menos perseguida que la gente de otras etnias.

Hace unos años, Naciones Unidas se propuso acabar con las drogas: “Por un mundo libre de drogas”, decían. Por supuesto, fracasaron en el intento. ¿Cree usted que un mundo libre de drogas sería un mundo mejor? 

No creo que sea posible un mundo sin drogas. Si miramos la historia es imposible, no encuentras ninguna sociedad que no utilice drogas que alteren la mente, así que depende de lo que entendamos por drogas. Naciones Unidas no incluye el té, el café y el alcohol, así que solo ciertas drogas se consideran problemáticas. Desde que dijeron eso en 1998, la prevalencia en las drogas está subiendo, así que todo va en una dirección diferente a la de un mundo libre de drogas.

En un mundo ideal, ¿qué papel tendrían las drogas que hoy están prohibidas? 

Encontramos muchos usos para las drogas en el mundo moderno: nos despertamos y tomamos nuestro café, por la tarde, tenemos dos horas para relajarnos, así que queremos tener el mayor placer posible, algunas personas toman café y alcohol, otras personas toman anfetaminas por la mañana y psicodélicos el fin de semana. Creo que todas las drogas tienen buenos usos potenciales y todos tienen peligros, no podemos tener unos sin los otros. Porque somos libres podemos tener una sobredosis o volvernos dependientes, así que creo que en un mundo ideal entenderíamos los beneficios y los peligros de las drogas, y, en lugar de tener una cultura de drogas clandestina, esa balanza sería algo que todo el mundo conocería y comprendería.

Mike Jay y la milenaria tradición de los psiconautas

Representación de un mercado de hachís en el Cairo hacia 1850.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #325

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