Llevaba tiempo queriendo entrevistarlo, pero cuando empezó esto del coronavirus pensé que era obligado una entrevista con un cantautor cuyo nombre artístico es Virus de Barna. Entonces me enteré de que simultaneaba su carrera de cantante de tugurios trabajando como enfermero y que había estado ahí, en la primera línea de fuego de la lucha contra la pandemia.
Tiene treinta y nueve años y ya hasta su novia le llama Virus. Lleva tres lustros componiendo canciones y en el mail donde me manda sus fotos me dice que le gustaría encontrar a su “media naranja musical”, “alguien con quien escribir canciones, que toque una percusión o haga bases; si sabes de alguien preferiblemente por BCN que le pueda interesar… Solo soy un desastre. Me siento solo”. Hablamos con él de su carrera musical y de la realidad que estamos sufriendo.
¿Lo tuyo fueron siempre canciones humorísticas?
Sí, lo otro me parece demasiado complicado.
¿Qué canciones fueron las primeras que te aprendiste a la guitarra?
Solo aprendí la canción “Bailar pegados”, las siguientes ya fueron canciones de cachondeo. Vivía en la Vila Universitaria de la Autónoma, allí estábamos todo el día dándole a la tontería. Así empecé a componer mis cosas, que son canciones fáciles y de cuatro acordes sencillos.
¿Por qué elegiste como nombre artístico Virus de Barna?
Me lo puso el típico amigo graciosillo. Al parecer tengo cierta similitud con un personaje que es un virus de los dibujos animados Érase una vez… La vida (el cuerpo humano), algo pasados de moda, la verdad.
¿Y ese recurso escénico de quitarse la camiseta al término de la primera canción e incluso, según he escuchado, el pantalón en la recta final del concierto? De ti se puede decir que te desnudas literalmente ante tu público.
Me gustaría decir que es una metáfora o algo así, pero simplemente soy un capullo. Lo de la camiseta es porque el personaje que interpreto en mis conciertos se supone que es de los cinco tíos más fuertes de España. Interpreto a un personaje, ojo: yo no odio a los vegetarianos, no soy un skin de Collserola y no pienso deliberadamente que las drogas sean buenas. Lo de desnudarse del todo ya no se da, son recuerdos de una época de juventud en la que no sé qué me pasaba por la cabeza; ahora ni loco, igual porque ya tengo cuerpo de viejo.
Defiendo encarnecidamente la M-hopatía, cultura contemporánea que consiste en mezclar una pequeña parte de M en un gran vaso de agua y no llegar a pillar un morao.
¿Qué son las drogas para ti, como persona y como cantautor?
Me gustaría decir algo filosófico, pero es simplemente un tema que hace gracia. Si reflexiono sí que encuentro muchas contradicciones e hipocresía en este tema, igual es por eso que hace gracia. Son un tabú, pero curiosamente todo el mundo entiende las bromas y sabe de qué va la cosa. No digo que todo el mundo se drogue y que el queso sea muy caro, pero sí que hay mucha hipocresía. Es curioso como a parte de la juventud de hoy en día le encanta ver vídeos de drogados, hablar de drogas y seguir a cantantes que hablan de drogas, pero luego ellos nada. El Broncano mismo: siempre hablando de drogas y dice que no las ha probado, parece que la gente prefiere ir de voyeur antes que disfrutar. En Barcelona hay un camello que decidió dejar de vender para convertirse en un youtuber que prueba drogas; no le funcionó, pero es significativo.
¿Con qué drogas has experimentado?
De adolescente fumaba porros, hasta que vi que no me hacían bien. A mí personalmente no me sientan bien, y creo que es importante, cuando empiezas a notar cosas raras, reflexionar si realmente te conviene. Es cierto que a otras personas les sientan bien y están toda la vida con eso, cada uno tiene que conocerse y saber qué es lo que le conviene. Puede ser difícil aceptarlo porque uno suele tener su entorno social construido en torno a unas aficiones, pero el cerebro es un órgano precioso y delicado que tenemos que cuidar. En mi época de universitario, pues lo típico, un poco de esto, un poco de aquello. Pero nunca he sido un gran consumidor. Soy lo que se llama un puto fantasma, mucho hablar y hacer canciones transgresoras, pero después no soy un pillao como mucha gente se imagina. Defiendo encarnecidamente la M-hopatía, cultura contemporánea que consiste en mezclar una pequeña parte de M en un gran baso de agua y no llegar a pillar un morao. Una cantidad que si no supieras que la has tomado ni te darías cuenta, nada de mandibuloides bailando ni de noches comiendo techo. Una cantidad suficiente para tomarte un par de birras, bailar un poco, disfrutar a tope de la gente y, a las dos, para casa. Algo más leve que tomarse dos cubatas y, posiblemente, más sano.
Cuando nos conquisten los alienígenas en tu repertorio encontrarán un buen resumen de la locura de prohibir las drogas. ¿Cómo le explicarías a un marciano resumidamente el asunto de la prohibición de las drogas?
¡Jaja!, no lo sé. Realmente a veces tenemos que no ser cuñaos y aceptar que no sabemos algo. No sé si es una locura prohibir las drogas. Está claro que legalizándolas se solucionarían algunos problemas, el principal: el narcotráfico. Países como Colombia o México, entre muchos otros, tienen un grave problema social y en parte es por la prohibición de las drogas. Tampoco digo que me gustaría que en el bar de la esquina te pudieran servir una raya en la barra. No lo sé, es complejo; no debemos olvidar que hay familias destrozadas por las drogas, aunque nos pese, es una realidad. Al marciano me gustaría preguntarle yo cómo lo ve desde una perspectiva externa. Si lo conoces me lo mandas.
¿Cómo imaginas que serían tus canciones sobre drogas si no estuvieran prohibidas?
Yo tal vez las haría igual, pero no harían tanta gracia, no tendrían ese punto de transgresión macarra. Mi personaje, recuerdo que es un personaje, se ayuda de la transgresión para decir barbaridades. No solo de drogas, aquí ataco a los boy scouts, a los vegetas, al amor, etcétera.
¿Y cómo sería un mundo sin drogas?
No cambiaría tanto, simplemente algunas tribus urbanas o grupos sociales desaparecerían. ¿Cambiaría el mundo en general? No. ¿Cambiaría la vida de la gente que tiene un contacto estrecho con la droga, como ravers o camellos y traficantes? Sí. A todos los usuarios de clubs cannábicos sí que les cambiaría, claro. Es un fenómeno social que no he vivido de cerca, pero sé que está muy extendido, se merece una voz.
Esto no se acaba ni de coña, el sistema sanitario y una población envejecida hacen que estemos totalmente expuestos. Recemos para que no llegue algún día un virus letal como el ébola que sea contagioso como la covid.
“En lugar de estar en la rave de fiesta estás aquí escuchando a un cantautor de mierda”, dices en uno de tus temas, ¿cómo es tu público?
Mi público no es muy extenso pero es muy fiel. Me agrada ver como siempre me vienen a ver al menos ochenta personas y la mayoría me suenan. Cada concierto alguien se trae a un par de colegas, que a su vez harán lo mismo en el siguiente. Funciono de boca en boca. Eso hace que entre ellos también se conozcan y que cada vez canten juntos las canciones. No me harán rico de dinero, pero sí de espíritu. Doy gracias. Mi público en general es alternativo, pero no se da un ambiente de superdesfase, como podría pensar uno. Poniéndome en plan sociólogo, el perfil es un varón/hembra de clase media con estudios superiores; posiblemente, profesor de instituto o diseñador gráfico. Pero ya te digo, a veces hay punkis, gente de barrio: todo el mundo es bienvenido. Y es bonito cómo se junta gente diferente para pasar un buen rato y luego tomar unas copas.
¿Alguna anécdota reseñable?
En una casa okupa pasé la gorra al final del concierto y un punki me puso un pastillote enorme. Miedo me da, yo no estoy preparado para eso. Lo guardo con mucho cariño, hasta he pensado ponerlo en silicona y hacerme un colgante. Alguna vez alguien me ha reconocido en un bar y me ha intentado invitar a una raya, y se sorprende cuando rechazo y me ve muy formal. Eso sí, lo compenso siendo majo; queda mal que lo diga, pero soy enormemente simpático. Una vez, en una fiesta de jipiolos de una uni, tras cantar la canción “Antivegetarianos”, un grupo de jóvenes me empezó a increpar. Al bajar del escenario, aquel grupo de pacifistas que nunca habían insultado a nadie que no fuera la policía se me echó encima diciendo que ofendía su lucha. Puede que tuvieran razón, no sé. Si ves todo el concierto te das cuenta de que es cachondeo, de que todo es irónico. Supongo que si acabas de llegar y ves a un notas gritando “jipi, come carne”, puedes ofenderte.
El Virus de Barna y el coronavirus
Supongo que con tu nombre artístico y después de haber estado trabajando en un hospital durante la pandemia habrás pensado mucho sobre el tema, ¿qué piensa el Virus de Barna del coronavirus?
Pienso mil cosas. El mundo actual es raro. Siempre ha habido guerras, pandemias, esclavitud, desastres naturales… Pero todo lo estudiábamos y lo comprendíamos. Ahora, el que diga que esto ha salido de un laboratorio o de un pangolín es un fantasma. No tenemos ni puta idea. Tampoco comprendemos muchas otras cosas: la dependencia que estamos pillando con el móvil, el nuevo orden mundial, la hegemonía económica y militar que se está formando o el horroroso poder que está pillando Amazon; sin duda, las multinacionales acabarán gobernando el mundo y los estados serán sus marionetas, si es que no lo son ya. Podemos tener mil conversaciones de fumeta y leer artículos, pero la complejidad de este mundo es tal que ni los mejores sociólogos saben qué coño pasa. Yo como sanitario que soy lo he visto muy de cerca y muchos casos, y tengo un par de opiniones: esto no se acaba ni de coña y el sistema sanitario y, sobre todo, la pirámide de una población envejecida hacen que estemos totalmente expuestos a esta movida. Recemos para que no llegue algún día un virus letal como el ébola que sea contagioso como la COVID.
¿Cómo lo has vivido tú?
Me he tenido que separar un tiempo de mi hija y de mi novia, que está embarazada. Sé que están bien, pero no tengo ni idea de cuándo las podré ver. Yo por el trabajo tengo mucho riesgo de infección y hemos decidido estar separados. Solo espero no perderme el nacimiento de mi segunda hija en septiembre.
En toda esta tragedia creo que ha quedado claro que el humor es también un bien esencial de primera necesidad. Seguro que has pensado en la posibilidad de una canción. A mi alrededor se han dado situaciones rocambolescas para conseguir marihuana en pleno confinamiento; me han contado de fiestas por videoconferencia donde cada uno se ponía en su casa hasta arriba de lo que tenía; los camellos con perros han hecho su agosto; muchos cultivadores no han podido plantar… No sé, la cosa da para varias canciones de las tuyas, ¿se te ha ocurrido algo? Haznos un adelanto.
Tu pregunta creo que será una mina de creación para mí. Gracias. A mí se me ha ocurrido la historia de un sujeto en cuarentena que guarda un pequeño alijo en casa para consumo propio. Reflexiona y se da cuenta de que cuando se acabe la cuarentena, su alijo estará a precio de oro, y cada momento tiene el dilema de si consumir o esperar a venderlo en la primera rave que haya.
Sustancias, tipos y lugares
A la peña le mola el MDMA
Letra
Escuchad a un cantautor que pocas veces se equivoca,
quiere daros un motivo pa que dejéis la farlopa.
Es por una superdroga que corre por el mercado,
yo me la como en bombetas y me tiene enamorado.
MDMA, MDMA a la peña le mola MDMA
Igual que las pastillas que te da buen cebollón,
pero con la gran ventaja que no te da bajón.
Putos farloperos que son como los perros
MDMA en todo el mundo entero.
El puto farlopero tiene un palique que nunca calla
y siempre tiene que ir al coche para meterse una raya.
Un poco de MD dentro del cubata
y tranquilamente delante del segurata.
MDMA, MDMA a la peña le mola MDMA
MDMA, MDMA a la peña le mola MDMA
Dame, dame, dame treinta euros que lo pillo,
en Barna ya lo toman todos los modernillos,
punkis y raveros lo toman en las raves
y hasta por las calles lo toman los chavales
Llámalo MD o llámalo cristal,
sea como sea te sienta genial.
Te pone muy sensible y muy sentimental,
el más hijo de puta se vuelve buen chaval.
MDMA, MDMA a la peña le mola MDMA
MDMA, MDMA a la peña le mola MDMA
Si te comes pastillas se te puede ir la boca
o volverte un puto ansioso si te metes farlopa,
con el speed se te rompe la nariz
y con la ketamina la gente se desanima.
Esta canción te instruye al mismo tiempo que te entretiene
y el MDMA es lo que te conviene.