Al año siguiente fue la Joven Guardia Roja (JGR) la que retomó la iniciativa y celebró en Madrid el segundo San Canuto que se recuerda en España, un evento que cubrió el semanario Cambio16, entre otros medios de comunicación escritos. Que sepamos, en los últimos años ha habido fiestas porreras con motivo de la festividad de San Canuto en Vigo, Santiago de Compostela, Zaragoza, Palma de Mallorca, Barcelona, Madrid, Fuerteventura, Alicante…
No pretendemos aquí cuestionar, ni mucho menos, la conveniencia de reivindicar el consumo de cannabis el día instituido por la Iglesia como festividad de Canuto IV El Santo, que reinó en Dinamarca entre 1080 y 1086; ni tampoco polemizar sobre si el hecho de que la traducción castellana del nombre original –Knudd– de dicho monarca coincida con una de las acepciones más reconocidas y extendidas para designar al cigarrillo de hachís o marihuana es suficiente motivo para justificar dicha celebración. Para nada.
Nuestra pretensión es únicamente ilustrar a los lectores y las lectoras de este artículo sobre un aspecto que más de uno y más de una probablemente desconocerán: la existencia de Alfred Pampalon, reconocido por muchas personas como el patrón de los alcohólicos y los toxicómanos.
"Hasta ahora, muchos favores se han obtenido por la gracia de Alfred por gente que lucha contra el alcoholismo y las drogas"
¿Quién fue Alfred Pampalon?
Alfred Pampalon nació el 24 de noviembre de 1867 en la localidad de Lévis, perteneciente a la provincia canadiense de Quebec, y, desde niño, reveló tanto la pureza de su alma, como su espíritu de oración y su vocación de servicio.
Cuando contaba 17 años sufrió una grave inflamación pulmonar, que le llevó a recibir el sacramento de la extremaunción. Restablecido milagrosamente de la enfermedad se comprometió a recorrer a pie los 30 km que separan la ciudad de Quebec de la Basílica de Sainte-Anne-de-Beaupré. Tras esta experiencia, tomó la decisión de convertirse en sacerdote de la Congregación del Santísimo Redentor. Así, a pesar de su precaria salud, viajó hasta Bélgica para entrar en el noviciado redentorista de Saint-Trond (o Sint-Truiden), hasta que el 8 de septiembre de 1887 tomó los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia. Luego cursó estudios filosóficos y teológicos en el seminario redentorista de Beau Plateau (Bélgica), siendo ordenado el 4 de octubre de 1892.
Al año siguiente fue destinado al monasterio de Mons (o Bergen), donde llevó a cabo diversas funciones, en sustitución de los sacerdotes ausentes o en ocasiones acompañaba a los que iban a predicar en las parroquias vecinas. Pero su estado de salud seguí siendo muy delicado. Con la esperanza de que se recuperara, en septiembre de 1895 sus superiores decidieron enviarlo de regreso a su país natal. Destinado en el monasterio de Sainte-Anne-de-Beaupré, le fueron asignadas tareas poco fatigosas de predicación y confesión.
Todos los que le rodeaban se maravillaban de su piedad, su paciencia y su capacidad de resignación, lo cual no impidió que falleciera el 30 de septiembre de 1896, a la edad de 28 años, de tuberculosis complicada por hidropesía. Por lo visto, unas horas antes de su muerte, ante el asombro de todos los presentes, entonó en voz alta el canto de “El Magníficat”.
En 1922 se abrió la causa para su beatificación, sin embargo, los fieles no esperaron a la su resolución para mostrar su devoción por Pampalon.