Las iniciativas que llegan
Pero la lucha no acaba en el Constitucional. A pesar de las sentencias condenatorias del Supremo, la vida en las asociaciones continúa, y las iniciativas activistas por la regulación siguen avanzando. El proyecto más adelantado es el de la Rosa Verda, una propuesta de regulación para los clubs impulsada por una ILP en Cataluña, que está atravesando el proceso de enmiendas de los partidos. Se espera que su aprobación ocurra en los próximos meses, y que cuando suceda la ley sea recurrida al Constitucional por el Gobierno central, como ocurrió con el caso de Navarra y País Vasco. Otra comunidad autónoma, las Islas Baleares, ha creado una comisión parlamentaria para estudiar la regulación de las asociaciones en su territorio.
Además de las iniciativas locales y autonómicas hay propuestas dirigidas a un marco estatal que tienen la intención de abarcar una regulación que no se limite a los clubs de cannabis, sino que resuelva la situación desde la raíz, introduciendo el cannabis como una sustancia regulada en la legislación española. Con este fin se han presentado dos proposiciones no de ley al Parlamento, una de la mano del partido Esquerra Republicana de Catalunya y otra por parte de Unidos Podemos. La proposición no de ley (PNL) es una vía parlamentaria para pedir acciones al Gobierno y forzar el posicionamiento de los diputados o senadores sobre un tema concreto. No sirve para crear leyes, pero es un primer paso para abrir el debate en las cámaras legislativas. Ambas PNL proponen un modelo de regulación integral del cannabis en el que se contempla el cultivo para uso personal, el modelo de clubs de consumidores, la venta de cannabis en establecimientos y el uso medicinal. Aparte de estas, el partido político Ciudadanos presentó otra PNL, junto al Observatorio Español de Cannabis Medicinal, cuyo objetivo es la regulación del cannabis para uso exclusivamente medicinal. También hay otra iniciativa de ámbito estatal, impulsada por el partido cannábico de Navarra RCN-NOK, que pretende introducir una propuesta legislativa para regular el consumo, el autocultivo y los clubs a través de una ILP que necesita recoger quinientas mil firmas antes de diciembre.
La regulación llegará pronto, y lo más probable es que abarque desde el autocultivo hasta la venta. Mientras tanto, los consumidores de cannabis y los socios de los clubs se mantienen en la misma situación de inseguridad que siempre
Lo más probable es que todas estas iniciativas se junten en un único debate en la comisión mixta sobre el estudio del problema de las drogas, donde el PP tiene una mayoría relativa (diecisiete de treinta y cinco parlamentarios). Detrás, presionando por el inicio de este debate, se encuentra la plataforma Regulación Responsable, un think tank formado por activistas y expertos en la reforma de las políticas del cannabis que trabaja por la regulación desde el 2015. Regulación Responsable ha desarrollado un modelo para la regulación basado en cinco pilares: el autocultivo, los clubs de cannabis, el comercio con licencia, la educación para el consumo responsable y el acceso terapéutico. La intención de la plataforma es conseguir que otros partidos políticos se adhieran a su PNL para que la propuesta gane fuerza en el Parlamento, y llegar a plantear un proyecto de ley para una regulación integral. Otro proyecto de regulación que ha estado gestándose en los últimos dos años está a punto de ver la luz. Se trata de la propuesta de un grupo de expertos multidisciplinar bautizado como Grupo de Estudios de Políticas sobre el Cannabis (GEPCA). El proyecto será presentado próximamente y también incluirá una regulación del consumo, del cultivo individual y asociativo, de la venta con licencia y del cannabis medicinal.
A base de explotar las diferentes vías de participación que permite nuestro sistema político, el activismo cannábico ha conseguido cumplir uno de sus principales objetivos: abrir el debate sobre la legalización del cannabis. Ahora entramos en una nueva fase del proceso: la configuración de la regulación. Entre las iniciativas que están trabajando por la regulación hay pequeñas diferencias que ganarán importancia conforme el proceso avance. Algunos sectores son partidarios de un modelo que potencie el comercio de la marihuana y derivados desde el sector privado, mientras que otros abogan por proteger primero el autocultivo y los clubs de consumidores. En cualquiera de los casos, la regulación llegará pronto, y lo más probable es que abarque desde el autocultivo hasta la venta. Mientras tanto, los consumidores de cannabis y los socios de los clubs se mantienen en la misma situación de inseguridad que siempre, esperando a que una sentencia del Tribunal Constitucional o una regulación estatal acabe con la situación de ambigüedad legal que el país arrastra desde hace décadas.