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Clair Obscur: Expedition 33

“Por los que vienen después”

El JRPG saca músculo este 2025. Clair Obscur: Expedition 33 se postula como el mejor juego del año. 

El 2025 está dejando títulos para el recuerdo que, probablemente, pasarán a ese Parnaso de los videojuegos, donde servirán de inspiración para continuar el camino a los que vienen después. Si el año pasado tuvimos a Balatro en lo indie y a Astro Bot entre los triple A, este año tenemos a Blue Prince entre lo fuera de mainstream y a Clair Obscur: Expedition 33 (Sandfall, 2025) como el título que busca un público más amplio y que cuenta con un presupuesto reseñable. 

Sobre Blue Prince ya dimos buena cuenta en otra ocasión. Es un juego sorprendente, con ideas muy frescas, que mezcla la selección de losetas, el roguelite y los juegos de puzles junto con una historia no lineal que tendremos que ir reconstruyendo. Tiene un problema con el azar, en tanto que muchas veces sabemos cómo se resuelve un puzle, pero no salen las losetas necesarias. Si eres de los que se frustra fácilmente, deberías alejarte de Blue Prince. De lo contrario, es necesario pasar por caja. Debes tenerlo porque es ya historia de los videojuegos que vendrán. 

Clair Obscur: Expedition 33. “Por los que vienen después”

Clair Obscur: Expedition 33 es otra sorpresa mayúscula. Puede que alguien lo viera venir desde lejos, pero nos da la impresión de que ha pillado con el pie cambiado a mucha gente. En el 2024 sucedió con Baldur’s Gate 3, que se convirtió en un éxito masivo de crítica y público dentro de los juegos de rol. Pero a Baldur’s sí que se le vio venir. Un juego muy interesante del que no disfrutamos porque, honestamente, no tenemos cien horas de nuestra vida para dedicarle a un videojuego. Por desgracia, el mundo demanda que nos dediquemos a otras cosas mientras vemos la vida pasar. Expedition 33 está siguiendo los pasos de Baldur’s Gate 3 en cuanto a éxito de público y crítica. Siendo que ambos juegos asientan su éxito en la construcción de personajes carismáticos y una buena narrativa, Expedition 33 es de duración más contenida (sobre las 35 h de juego) y se aproxima de forma más acentuada al JRPG. Por si alguien no lo sabe, JRPG son las siglas de japanese role-playing games. El adjetivo japonés tiene que ver con algunas características que son propias de ese país y que se han acabado exportando. Por ejemplo, el juego de rol japonés suele tener historias fijas con personajes que no podemos crear. Esto tiene la desventaja de que estamos a merced de la narrativa, pero, simultáneamente, tiene la ventaja de que se puede construir una historia cerrada que está centrada en los personajes, cosa que en un juego de rol como Skyrim sería imposible. Por otra parte, los JRPG suelen premiar la estrategia antes que la habilidad. De este modo, los combates suelen ser un toma y daca por turnos similar a un juego de mesa, en donde lo que importa es qué estadísticas tiene el personaje y qué tipo de ataque para conocer cuánto daño hace. De nuevo, compárese con los combates a tiempo real de Skyrim y enseguida se notará la diferencia. Expedition 33 se hizo en Francia, pero tanto sus estéticas como el sistema de juego son herencia directa de Final Fantasy, Personao Metaphor: ReFantazio, y lo hace con una claridad de ideas que asusta para ser el primer proyecto de un estudio de tamaño medio.

La ‘belle époque’ contra una fuerza inconmensurable 

A la 33 va la vencida 

Clair Obscur: Expedition 33. “Por los que vienen después”

Expedition 33 abraza esto que llaman un “concepto elevado” fantástico sin ningún pudor. Después de un fenómeno cataclísmico conocido como La Fractura, la ciudad de Lumière queda deshecha en múltiples trozos. Uno de estos trozos está pegado a lo que llaman “el continente” y otros en pequeñas ínsulas desgajadas. Lumière es París, claro, pero nadie parece ya saberlo porque el desastre sucedió hace más de sesenta y siete años. Por si esto fuera poco, los habitantes de Lumière observan desde el puerto cómo una deidad gigantesca con forma de mujer, a la que llaman The Paintress, escribe en un árbol una cifra que desciende por año. El número que aparece en el árbol marca que todas las personas con esa edad morirán al acabar el año en una especie de arrebato masivo al que llaman Gommage (el ‘borrado’). A partir de entonces, los que se encuentran señalados por el número deciden quemar ese último año de vida en una expedición hacia el continente para tratar de revertir la situación. Ninguna de las expediciones regresó jamás. Así llegamos hasta la expedición 33, donde Gustave, cuyo modelaje recuerda enormemente a Robert Pattinson, junto con el resto de su generación, se embarca en busca de The Paintress. Sobra decir que el desembarco en el continente es tan dramático como el de Normandía y, desde los pedazos de la expedición, Gustave recompone un pequeño equipo de héroes que tratarán de encontrar la muerte lo más cerca posible de la cruel deidad muda, recopilar la información en diarios del viaje y que estos sirvan en futuras expediciones. Tal y como Gustave dice cada dos por tres: “Por los que vienen después”. 

Clair Obscur: Expedition 33. “Por los que vienen después”

En cuanto a lo mecánico, Expedition 33 es un émulo del sistema tradicional de los JRPG: mucho diálogo y desarrollo de personajes, una trama robusta que no tiene miedo a ciertas decisiones controvertidas y combate por turnos. En realidad, innova muy poco, lo que tiene de excelente es que destaca en todo, incluso en el combate. Si hay algo que nos gusta bien poco de los JRPG es el combate por turnos, sobre todo los encuentros aleatorios, pues suelen cortar el flujo del juego enfrentándonos a enemigos de trámite, lo que alarga el juego demasiadas horas. Algo de esto tiene Expedición 33, pero elimina los encuentros aleatorios (los enemigos se ven en pantalla, por lo que puedes tratar de esquivarlos si no te interesa pelear). Por otra parte, introduce una mecánica de respuesta por parte del jugador de bloqueo y esquiva que logra que, cuando le toca atacar al enemigo, este no se limite a esperar que le digan cuánto daño le han hecho, sino que puede aprender los patrones del rival y tratar de esquivarlo (la ventana de oportunidad es más amplia) o bloquearlo (es más difícil de hacer, pero si se hace le devolvemos una hostia de gratis). De esta manera, el combate es mucho más dinámico y le da un punto de sensación de agencia al jugador que en el JRPG tradicional está ausente. Es cierto que se trata de un quick time event (es decir, pulsar la tecla adecuada en el momento adecuado), pero dinamiza enormemente lo que suele ser la parte más pesada de este tipo de juegos. Por nuestra parte, si en los JRPG evitamos el enfrentamiento, aquí lo buscamos.

Clair Obscur: Expedition 33. “Por los que vienen después”

Lo más raro es el sistema de pictos y luminas. Si interesa el juego, hay que ir a alguna guía de explicación porque son demasiado importantes. Basta decir que cada personaje puede llevar encima tres pictos. Estos dan mejoras en salud, defensa, crítico y velocidad, pero además tienen habilidades que se desbloquean después de haber ganado cuatro combates. El giro que es difícil de seguir, si no te lo explican, es que las habilidades (las luminas) se abren para todo el grupo, pero tienes que seleccionarlas. Por esta razón, cada personaje tiene unos puntos de lumen que puede gastar en estas habilidades. Es ahí donde está la miga del juego de rol en lo tocante a estadísticas: cómo mezclar las luminas para maximizar el daño de combate, la curación, la salvación, etc. 

Expedition 33 es una obra excelente dentro de su género. Aborda temas adultos sin pasarse de la raya, como la inminencia de la muerte o el duelo. En los más pequeños detalles hay debates que tienen que ver con cuestiones de nuestro presente: ¿por qué seguir teniendo niños cuando intuimos que nuestro mundo está agonizando? Los giros de guión son eficaces. De uno en concreto aún no nos hemos recuperado. Expedition 33 se empeña en ser bonito (a veces se empeña demasiado cuando refiere al Studio Ghibli), pero es inevitable cuando se está tratando de plantear una historia más grande que la vida. Es puro espectáculo, pero con sentido y sentimiento. Un juego que ya ha vendido dos millones de copias y sigue creciendo gracias al boca oreja; que nos ha hecho recuperar la esperanza en los juegos que aspiran a ser triple A. Lo mejor de todo es que su desarrolladora Sandfall es un estudio pequeño, que parecía que habían mascado más de lo que podían tragar. Expedition 33 es un canto también a lo común y al sacrificio, a aquellas personas que son capaces de darlo todo aún a sabiendas de que no lograrán ver el resultado de su esfuerzo. Pensar que el camino que pisamos es el legado de los que nos precedieron, pero que nos toca a nosotros construir el siguiente tramo, y que sea el mejor posible, para aquellos que vendrán después.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #332

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