El 2017 ha sido un año de buenos títulos, aunque no tan bueno como el 2016. Lo tenía difícil, porque el 2016 fue, posiblemente, uno de los mejores años de la historia de los videojuegos. Pese a la calidad incuestionable de los que se han visto, no ha podido derrocarlo. Mientras que los videojuegos triple A (las superproducciones) han estado más o menos al nivel de lo esperado (tanto para bien como para mal), el territorio de lo independiente no ha lucido. Han faltado sorpresas interesantes o títulos que fuesen un reconocimiento rotundo sobre dónde está la innovación. What Remains of Edith Finch, Hellblade: Senua’s Sacrifice o los juegos de Robert Yang son excepciones dentro de este panorama poco alentador.
Tampoco ha sido un mal año. Desde luego que no. Nioh; Nier: Automata; Resident Evil VII; Horizon: Zero Dawn; Destiny 2; Wolfenstein II: The New Colossus…, son productos que cualquier amante de los videojuegos debería probar, y nos dejamos muchos fuera de la lista. Tal vez solo algunos sean verdaderamente memorables (se puede observar que la mayoría son secuelas) para que dentro de diez años aún estemos hablando de ellos, pero como cosecha todos dejaron un buen gusto al paladar.
Los mejores videojuegos los ha traído Nintendo para su nueva consola Nintendo Switch, una híbrida que vale tanto como sobremesa como para portátil. Arms, Mario + Rabbits, Splatoon 2 y, sobre todo, Mario Odyssey y The Legend of Zelda: Breath of the Wild se colocaron entre lo más interesante que se ha podido jugar. Demuestran, una vez más, que los videojuegos son una forma de arte que depende mucho de cómo se establece un diálogo entre juego, jugador, dispositivos y mecánicas de juego. Los videojuegos son también juguetes que deben funcionar como un reloj suizo que apunta directamente a la diversión, la capacidad de asombro y el extrañamiento de uno mismo. En ese sentido, Nintendo parece no tener rival.
Top 5 de lo mejor de 2017
5. ‘Nex Machina: Death Machine’ (Housemarque)
De forma merecida Nex Machina entra en lo mejor del 2017. Housemarque, especialistas en hacer arcades muy puros, muy pulidos, nos dejaron un shoot’em up brutal que parece tener lo mejor que ha dado esta empresa después de su premiado Resogun. En una industria donde cada vez se premian más los juegos con grandes historias, Housemarque demuestra que un diseño excelente (propio de artesanos) sigue siendo una de las piedras fundacionales de un buen videojuego.
Irónicamente, el año en el que logran colar dos de sus mejores shooters (Nex Machina y Matterfall), Housemarque lanzó un comunicado en el que decían que iban a dejar de hacer arcades. Así funciona el mercado. Una auténtica lástima.
4. ‘Destiny 2’ (Bungie)
¿El retorno del rey? Para nosotros, sí. Destiny 2 no descubre la pólvora, tampoco trae algo que no viésemos en su primera parte y, desde luego, sigue teniendo problemas que no acaba de resolver entre diseño y peticiones de su público. Pese a todo esto, Destiny 2 es el mejor shooter en primera persona del mercado. Aunque tanto DOOM! como Wolfenstein se le acercan, no existe una experiencia de galería de tiro como en Destiny.
Da igual que le dediques un día o toda tu vida, Destiny sigue siendo la experiencia más satisfactoria y gratificante como MMO (multiplayer massive online) y como juego de tiro al pato. Enfrentarse a hordas de extraterrestres llenos de bilis, aceite para motores (literal) y mala hostia nunca fue tan hermoso.
3. ‘The legend of Zelda: Breath of the Wild’ (Nintendo)
El 2017 es el año de Nintendo. La nueva Nintendo Switch les devolvió al podio de los mejores, con títulos tan sólidos e impresionantes como este Zelda Breath of the Wild, sobre el que ya advertimos que estaría en casi todas las listas de mejor del año. La vuelta de Link con ese giro de mundo abierto ha revitalizado esta longeva franquicia.
Más de cien horas de exploración que ponen muy alto un listón de la experiencia estética en un videojuego, en la que no se olvida la faceta de juguete que debe funcionar perfectamente para que olvidemos que estamos ante un juego y nos sumerjamos en la narrativa. Si alguien se pregunta por qué la gente quiere tanto a Nintendo debería jugar a este Zelda.
2. ‘What Remains of Edith Finch’ (Giant Sparrow)
Los videojuegos de corte independiente han brillado poco durante este año. Exceptuando alguna delicia de autor como Hellblade: Senua’s Sacrifice, el panorama indie deja más sombras que luces. What Remains of Edith Finch es una de las excepciones. No sin polémica, claro: hueco para algunos o brillante para otros, la polémica que le rodea al menos señala algo relevante: no se trata de un juego más.
El producto de Giant Sparrow ha sabido dejarnos algunas mecánicas de juego que le dan un nuevo giro a los walking simulators y le sitúan como un referente para este género. La historia de esta familia condenada al desastre que ronda entre la narrativa de Juan Rulfo y las películas de West Anderson convenció a buena parte de la crítica.
1. ‘Super Mario Odyssey’ (Nintendo)
Para muchos el juego del año ha estado entre Mario y Zelda. Después, todos los demás. El golpe en la mesa de Nintendo en el 2017 ha sido tan rotundo que el top 5 podían haber sido única y exclusivamente títulos de esta compañía. Al final el cariño se lo ha llevado Mario, el fontanero. “¿Cómo no te voy a querer?”.
Aunque Super Mario Odyssey es bastante continuista con lo que uno podría esperar de un juego de Mario, la pasión, la delicadeza que Nintendo transpira por cada bit, salto y monería de Mario es tan hermosa que al final uno tiene que acabar por reconocer que esta gente sabe bien lo que es hacer videojuegos que lleguen a todo el mundo sin tratar a su público de idiota.